Esta semana la ciudad de Alicante ha visto como se terminaban de configurar las candidaturas de los partidos con representación ante las municipales de finales de mayo. Este diario informaba como la última posibilidad de unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE terminaba fracasando (crónica anunciada) y como efecto colateral, el supuesto líder de Unidas Podemos en la ciudad, Xavi López, era desalojado del cartel desde Valencia, sin posibilidad ni siquiera de una pataleta. Le ha salido caro apoyar a Yolanda Díaz...

Tienen suerte los partidos pequeños en los extremos ideológicos. Tanto Unidas Podemos como Vox pueden presentar a quien quieran en la ciudad porque su voto es mayoritariamente nacional. Los desconocidos Manuel Copé (EU) y Carmen Robledillo (Vox) recibirán los apoyos de sus familiares y amigos junto a los del partido cuyas siglas representan. Ni más ni menos.

Otra cosa es PP, PSOE y Compromís. En su caso sí que la presencia de un candidato u otro puede marcar alguna diferencia. Aunque escasa. El mejor parado en este caso es el actual alcalde Luis Barcala, con una gestión notable pese a las críticas de la izquierda mediática de siempre: ha sacado adelante los dos grandes contratos de la ciudad sin polémicas, está reformando la movilidad urbana con gusto y criterio, y ha sabido sacar partido a su pacto con Cs respetando a sus compañeros de viaje. Es normal que esa izquierda mediática no se lo quiera poner fácil, pero a estas alturas ya nos conocemos todos.

Por mucho que se hable de dos baldosas rotas, la opinión de vecinos y comerciantes es casi unánime. Así lo reconocía Vicente Armengol (Corazón de Alicante) esta semana en Onda Cero. Pueden intentar hacer todo el follón que quieran pero los alicantinos saben (y pueden pasear) sobre lo que se ha hecho, algo más que poner dos macetas para impedir el tráfico como hizo el PSOE

Más difícil lo tiene Ana Barceló en el PSOE ya que ni siquiera es de Alicante. Al contrario que Barcala, su gestión de la crisis sanitaria en la Generalitat fue bastante deficiente. He ahí las condenas judiciales que ha ido sumando y que con un poco de talante se las podía haber ahorrado a la Administración Puig. Barceló está dispuesta a gestionar mal con tal de seguir con su ideología, como cuando se negó a vacunar a los médicos de la privada. Así que esa actitud es la pueden esperar los alicantinos de ella. O que las cosas funcionen bien, o que se ajusten a su sectarismo. No hay otra opción.

Y por último, Rafa Mas, de Compromís. Un candidato de un partido nacionalista que no se define como tal, más bien socialista-feminista-verde. En Alicante eso no penaliza entre el electorado indeciso, y supongo que tampoco entre su propio electorado. Lo que sí penaliza es el bajón general del partido nacionalista después de los escándalos de Oltra (y su marido) jaleados y bailados por el candidato Joan Baldoví en la fiesta que le organizaron en Valencia. O a lo mejor no.