El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera/Mariscal/EFE

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Coaching político

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Por Mario Martín Lucas

Desde las elecciones generales del pasado 20-D han pasado más de dos meses y tras el intento fallido del proceso de investidura de Pedro Sánchez, los políticos españoles tienen unos 50 días por delante para articular una nueva mayoría parlamentaria.

Las cuatro minorías que se reparten el 92% de la representación en el Congreso, distribuyéndose 322 escaños -PP 122 (+1), PSOE 90, Podemos 69 y Ciudadanos 40- han intentado imponer sus parciales realidades desde el primer momento: los populares repitiendo hasta la saciedad que son la formación con más votos recibidos, obviando que solo representan al 28,72% de los votantes; los socialistas solicitando para sí el liderazgo alternativo al PP, a pesar de haber recogido sus peores resultados históricos desde la transición democrática española; Podemos queriendo articular sobre su opción, de forma protagonista, los deseos de cambio de la sociedad española, desde la tercera posición obtenida en votos; y Ciudadanos queriendo ocupar el centro político con sus cuarenta diputados, habiendo apoyado gobiernos autonómicos, con equidistancia, tanto de socialistas como de populares.

El líder popular rechazó acometer en primera instancia su intento de investidura, lo cual supuso toda una demostración de su soledad parlamentaria, más allá de los 123 diputados conseguidos, y su persona parece haberse convertido en herramienta de parálisis, o bloqueo, de las posibilidades negociadoras de su formación; mientras que desde Podemos se insiste en su predisposición para formar una mayoría de izquierdas en torno a sí y el PSOE, junto con Unidad Popular, que haría depender la posible investidura de la abstención de Democracia y Libertad y ERC.

Las realidades parciales de la situación han sufrido un cierto “cambio de observador”, como decimos en el mundo del coaching, con el pacto suscrito entre PSOE y Ciudadanos.  Ambas formaciones políticas dicen que se mantendrá en todo este periodo negociador anterior a la convocatoria de nuevas elecciones, ya que con los 131 escaños que suman, incluido el apoyo de Coalición Canaria, han bloqueado el espacio de centro moderado, tanta a la derecha, como a la izquierda; con un planteamiento, de 200 medidas, híbrido entre sus respectivos programas electorales, que prima en temas económicos vía Ciudadanos y en temas sociales vía PSOE. La negación respecto a la situación creada ha llevado tanto al PP, como a Podemos, a vetar incluso la posibilidad de sentarse a negociar a la vez con el tándem Sánchez/Rivera, pero con seguridad que veremos nuevos giros de la situación durante las próximas semanas e, incluso, asistiremos a algún nuevo “cambio de observador”, que haga que las “realidades parciales” se puedan descubrir desde otros prismas.

Los políticos protagonistas de esta situación tienen a su disposición sus equipos de asesores, sus estrategas, sus responsables de campaña y de comunicación, pero en este momento les sería de gran ayuda recurrir al coaching, para cambiar, para ponerse en movimiento, entendiendo el motivo por el que lo hacen; son políticos, pero antes de eso son personas y deben responderse a sí mismos donde quieren ir y para qué. El contexto ha cambiado, de hecho está en cambio permanente. La política es un mundo donde todos los que intervienen tienen intereses antagónicos y se hace imprescindible que el político profesional genere un espacio de reflexión fuera del propio contexto político, libre de ideología, para tomar decisiones.

Una reflexión profunda de cada uno de estos líderes políticos a quienes los españoles han depositado su confianza en forma de votos, les ayudaría a identificar donde quieren realmente ir, visualizando barreras, y obstáculos, que les pueden estar alejando de ese objetivo, quizás en forma de vanidad, de soberbia, de falta de escucha, de falta de empatía, de exceso de ego o de una sobreponderación de autoestima, reconociendo sus propios errores y fracasos, para llegar a identificar realmente como quieren responder a la demanda que la ciudadanía espera de su gestión, y de su rol, como representantes de la voluntad de los españoles.

¿Habrá altura de miras para saber retirarse por el bien común? ¿Habrá capacidad de negociación para escuchar las posiciones contrarias a la propia? ¿Se conseguirá un acuerdo de mínimos sobre la regeneración política y social que la mayoría de los españoles espera, con una amplia transversalidad? Lo que es cierto es que si todo deviene en una nueva convocatoria electoral será el fracaso de todos, desde luego de los electos por no ser capaces de alcanzar un acuerdo, pero también, en cierta medida, de los electores y su reacción sobre ello, ante los nuevos comicios, puede suponer un importante “cambio de observador” de la nueva realidad.

Aún hay tiempo, casi cincuenta días antes del dos de mayo … desde el coaching creemos en la creación de la nueva realidad a través de las palabras y el lenguaje, y como dijo Nelson Mandela, todo parece imposible, hasta que se hace.

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