Los jugadores del Real Madrid celebran con el trofeo la consecución de la Liga de Campeones/Fernando Villar/EFE

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Clichés

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Por Mario Martín Lucas

Nada de lo que ocurre en el día a día de nuestras vidas es ajeno a los juicios y los prejuicios, siempre hay algo de subjetivismo que suele teñir los mejores intentos de ecuánime objetivismo, corroborando la célebre cita de Ramón de Campoamor: “…en este mundo traidor nada es verdad, ni mentira, todo es igual al color del cristal con que se mira”.

Sobre la medianoche de este veintiocho de mayo, Pablo Iglesias, (@Pablo_Iglesias_) tuiteó un mensaje de felicitación al nuevo Campeón de Europa futbolístico, incluyendo en el mismo “… pero esta noche mi alma suena a Sabina …el “Cholo” es ejemplo, ¡se puede!”.

Intentar identificar a un determinado club deportivo con una sensibilidad política, utilizando un eslogan de éste ámbito, supone abusar de la generalidad, utilizando “clichés” demasiado simplistas. Es evidente que la opción política que lidera Pablo Iglesias cuenta, entre quienes le apoyan, con sensibilidades madridistas, igual que atléticas, barcelonistas … o béticas. Aunque una cosa es el fútbol y la otra el mundo de la política, la transversalidad social atraviesa ambas esferas.

Quizás convendría recordar que el origen de la banda morada que atraviesa el escudo del Real Madrid se gestó durante la II República, procediendo del pendón de Castilla, y que ese equipo, por entonces, era considerado como el equipo republicano de la capital de España. Mientras, el Atlético Aviación (origen del At. Madrid), tenía una identificación militar y más conservadora, alejada de las personas vinculadas a la Institución Libre de Enseñanza que se agruparon para fundar el Real Madrid, designando primer presidente oficial a un barcelonés, y por tanto catalán, como fue Juan Padrós.

Tampoco convendría olvidar que los primeros éxitos deportivos madridistas coincidieron con la cadena perpetua de su entonces presidente, Rafael Sánchez-Guerra (1939), por parte del franquismo, quien fue detenido junto a Julian Besteiro.

El fútbol es una mezcla de deporte, espectáculo y negocio, y todos los que en él se mueven, “Cholo” incluido, responden a los paradigmas vinculados a ello. Está bien utilizarlo como una distracción, vivirlo con pasión, disfrutarlo y gozarlo, según el momento, pero por favor, no lo mezclemos con la política.

Quien compite asume la posibilidad de ganar o perder, hablamos de fallos, de aciertos, de goles o de paradas imposibles, pero fuera de clichés. Aquí no hay buenos, ni malos. Las creencias políticas pueden ir evolucionando a lo largo de los años, como ejemplo ahí tenemos el viaje vivido en sus ideas por Jorge Verstrynge, o por Ramón Tamames en sentido inverso, pero de equipo de fútbol no se cambia, a pesar de las luces y las sombras que a todos acompañan.

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