Miguel Sebastián: "España no debió privatizar las eléctricas"
El exministro de Industria afirma que Solbes no informó al Gobierno de la carta de los inspectores del Banco de España
19 octubre, 2015 02:47Solbes no comentó con el Gobierno la carta de los inspectores del Banco de España.
En el Banco de España estaban nerviosos con el canje de pesetas a euros. No querían líos y la mejor forma era que la gente trajera billetes y se llevase billetes, sin preguntar.
Esta es una crisis del liberalismo más que de la socialdemocracia.
Si no quieres depender de los de fuera, tienes que tener ahorro nacional. Hay que mimar a los que ahorran.
El PSOE ha sido muy liberal en el ámbito empresarial.
(Si hubiésemos intervenido ante la burbuja) nos habrían acusado de soviéticos. ¿Qué habría dicho Pedro J. (Ramírez)?
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Miguel Sebastián (Madrid, 1957). El ex ministro al que nadie ha llamado para un consejo de administración porque, asegura, "saben que diría que no"; el ex director del Servicio de Estudios de BBVA que salió de la entidad por empeñarse en dar su opinión; la cabeza visible del equipo que planteó empezar a recortar las descontroladas primas a las renovables -cuya supresión tiene hoy a España en los tribunales- al que no le duelen prendas en decir que se les fue la olla; el socialista que desveló que Pepe Blanco le tiró de las orejas con aquello de que "con la banca, la paciencia es infinita" acaba de publicar un libro: La falsa bonanza (Ediciones Península, 2015).
Es un libro "economicista", dice Sebastián. Un libro de economía y sobre los fallos de los economistas que quiere ser una enseñanza para el futuro pero deja de lado una parte importante de lo ocurrido en el pasado. La obra pasa de puntillas por la corrupción y señala pecados que deja sin nombrar al pecador pero no faltan nombres y apellidos a los que Sebastián dirige su crítica. Algunos compartieron Gobierno con él.
¿Lo que provocó la falsa bonanza fue sobre todo un error de concepción del euro o se equivocó España?
España, como país, fue un mal estudiante y tuvimos un mal profesor. Nos fijamos solamente en el déficit público y en la inflación, que eran los parámetros que exigía Maastricht, y una vez dentro del euro nos comportamos como si ya hubiésemos cumplido. Y además las cosas empezaron a ir bien. De 1998 a 2008, el PIB real creció un 40% acumulado, la tasa de paro bajó diez puntos, el déficit público bajó nueve puntos. Y la deuda pública, 30 puntos.
El problema es que no estábamos mirando cosas que había que mirar y cuando estalla la crisis ya era demasiado tarde. Debíamos haber mirado la deuda privada y el déficit exterior, el déficit por cuenta corriente. Zapatero siempre me dice, y me lo repite ahora, “me hablasteis de la burbuja, me hablasteis de la productividad, del I+D pero del déficit por cuenta corriente, nunca”. ¿Cuál es el déficit por cuenta corriente de Murcia? Nadie lo sabe y a nadie le importa, porque estamos en la unión monetaria de España. Con Europa se pensaba que iba a pasar lo mismo, que estábamos en la unión monetaria europea y el déficit por cuenta corriente de España sería irrelevante. Eso es algo que hemos aprendido, demasiado tarde, pero hemos aprendido que no da igual.
¿No se planteó que, al no existir una autoridad fiscal común, podía atacarse la deuda de algunos países?
El déficit por cuenta corriente habría sido irrelevante si el BCE (Banco Central Europeo) hubiera actuado de forma contundente en el año 2010. No hay deuda europea porque no han querido y el BCE no quería comprar deuda nacional. Viene de un mal diseño de la zona del euro. Ahora a toro pasado hemos aprendido la lección. Si no queremos que venga ahorro de fuera para no depender de los de fuera, tenemos que tener ahorro nacional. Y ese ahorro o es público, es decir, con menos déficit, o es privado. Para esto último hay que mimar a los que ahorran. Y sin embargo los mensajes que suenan dicen que hay que intentar que nos dejen ampliar el déficit público y, sobre el ahorro, lo que suena es 'a por ellos, que son ricos'. Es una enorme contradicción. Me parece fundamental discutir estas cosas ahora que viene una recuperación económica, yo creo que la próxima legislatura va a ser la de la recuperación, que hay nuevos partidos, que va a haber un nuevo Gobierno indudablemente y que va a haber que hacer reformas políticas y económicas. El libro es un llamamiento a hacer reformas económicas que no hicimos en la etapa de la anterior bonanza.
En su libro refleja el problema de los tipos de interés del BCE, muy por debajo de lo que hubiera sido recomendable para España. ¿Se ha actuado desde Fráncfort para los intereses alemanes?
Sabíamos que los tipos de interés que íbamos a tener no iban a ser los que correspondían a España. Mi hipoteca me la compré con unos tipos del 16%. De repente cayeron casi al cero y los tipos de interés reales se situaron en valores negativos. ¿Quién ponía límites a los créditos?
Hubo muchas cosas que no se hicieron en el cambio a euro. No se utilizó para aflorar economía sumergida, al menos para impedir que el dinero negro en pesetas se utilizase para comprar inmuebles. ¿Quién debió haber parado aquello?
El Banco de España. Recuerdo que, cuando se discutía lo del canje, algunos dijimos que por qué no aprovechábamos para detectar dinero negro. Pero en el Banco de España estaban tan nerviosos. Era un acontecimiento histórico el cambio de moneda, hay que entenderlo. No querían líos. Querían que el canje se hiciera de una forma tranquila. Y la mejor forma era que la gente trajera billetes y se llevase billetes. Sin preguntar. Se desaprovechó una oportunidad.
Impedir o prohibir los billetes de cierta denominación también es complicado pero a mí no me disgusta la idea. Creo que lo dijo Cayo Lara, vamos a pedir que se prohíban los billetes de 500 euros y de 200 euros, y me gusta. Yo creo que hay que intentar hacer aflorar ese dinero no sé si por las buenas o por las malas. Ahora no sé si ha caído mucho porque con la crisis la gente ha tirado de ahorros de donde podía. Entre billetes de 500 y 200 euros, que por cierto yo no tengo ninguno, debe haber unos 40.000 millones de euros.
En la época de Zapatero, ¿no se quiso, no se supo o no se pudo frenar la burbuja inmobiliaria?
Es por las tres razones. La burbuja es muy difícil diagnosticarla. Isaac Newton ha sido una de las personas más inteligentes de la historia y se arruinó en una burbuja. No debe ser tan fácil salirse a tiempo o detectarla. Yo recuerdo la de Terra, que era la del Nasdaq pero aquí la vivimos como la de Terra. Muchos decíamos, oye esto es una locura. ¿Y si alguien te hacía caso y vendía y luego subía un 30%? Es algo psicológico. La gente no quiere salirse hasta el final, cuando ve que se está cayendo todo.
¿Quién pudo parar la burbuja española?
Los instrumentos los tiene el Banco de España. Ahora imagina que decide, con el consentimiento del Gobierno, que a partir de un determinado momento, para conseguir un crédito, tienes que poner la mitad del valor de la casa. A los primeros que afectaría sería a la gente con menos recursos. Nos habrían acusado de soviéticos. ¿Qué habría escrito Pedro J.? (Se ríe). Habría apelado a la libertad de mercado, nos habría acusado de intervencionismo, de soviéticos, qué hace el Gobierno metiéndose en los acuerdos privados del sector financiero.
¿Los gobiernos no actúan por miedo a lo que diga Pedro J. (Ramírez)?
No, a lo que me refiero es a que estábamos en una fiesta, que es un ejemplo que me gusta y que uso mucho, en la que todo el mundo se lo estaba pasando fenomenal. También las comunidades autónomas gobernadas por los socialistas. Todos. Los registradores, los notarios, por supuesto las constructoras, las inmobiliarias, los bancos, las eléctricas, los arquitectos, los decoradores, los fabricantes de electrodomésticos, los ferreteros...
¿Hubo al menos intención de hacer algo en el primer Gobierno de Zapatero?
(Tres segundos de silencio) Yo creo que el discurso de la burbuja se perdió. Hubo un Ministerio de la Vivienda y al Ministerio de la Vivienda lo que le preocupaba era el precio. El mayor volumen de construcción tuvo lugar en 2006 y 2007 pero ¿cuándo se proyectaron esas viviendas, cuándo se aprobaron, cuándo se financiaron, cuándo se pusieron en marcha?
¿El Banco de España es independiente?
Si me preguntas si el Banco de España tiene simpatías políticas, desde luego en la etapa de (José María) Aznar y (Rodrigo) Rato dijeron pocas cosas críticas del Gobierno. Y en la etapa de Zapatero en cambio fueron más críticos.
¿No hubo relación entre el Gobierno y el Banco de España para ver cómo frenar la situación?
El parámetro que se utiliza es medir el riesgo como una ratio entre los activos (créditos) y los pasivos (depósitos y otro tipo de deudas). Como el valor de los activos estaba hinchado esa ratio no llamaba la atención. El Banco de España siempre nos decía que no había ningún desequilibrio.
En el libro da la sensación de que se enteró por El Mundo, años después, de la carta que los inspectores del Banco de España enviaron a Pedro Solbes en 2006 advirtiendo de la situación insostenible del crédito y de la inacción del entonces gobernador, Jaime Caruana. ¿No informó el vicepresidente económico al resto del Gobierno de esa carta?
No me acuerdo de la fecha de la carta pero desde luego en el Gobierno no se comentó. Y he consultado con gente de la Oficina Económica. El propio Zapatero, cuando se lanza a hablar de la solvencia de los bancos españoles es porque esa es la información que tiene, si no, él no lo hace. Esa es la información que tiene del Banco de España. Yo creo que Pedro Solbes pierde una oportunidad de oro en su libro de hacer autocrítica y de explicar cosas que no se hicieron bien. En ese periodo, antes de que estallara la crisis, es donde tenemos que hacer realmente la autocrítica. A mí, personalmente, en política económica es el Zapatero que menos me gusta, y yo estuve en Moncloa la mitad de ese periodo.
Una vez estalla la burbuja, ¿no se pudieron tomar medidas para evitar el sufrimiento a las familias endeudadas, hablar al menos con la banca?
Yo creo que se fue poco contundente con las entidades. Lo dije y me costó una bronca. Dije la famosa frase de que se nos estaba acabando la paciencia con los bancos y Pepe Blanco, que todavía no era ministro, dijo aquello de que con la banca nuestra paciencia es infinita (que Sebastián ya citó en el programa de Jordi Évole, Salvados).
El problema en parte es que España ha tenido bancos buenos y bancos malos. La sospecha que tengo es que los bancos buenos no impulsaron que los gobiernos arreglasen el problema de los bancos malos para que no supusieran una competencia desleal con ayudas públicas. Por eso es por lo que yo creo que se tarda tanto en crear el banco malo, se tarda tanto en arreglar el problema de las cajas.
Antes del estallido de la burbuja, algunos directivos de banca creían que el Gobierno iba a intervenir en cómo se realizaban las tasaciones. ¿Qué nivel de presión recibisteis por parte de la banca, constructores y promotores para que esas cosas que se esperaban que hicieseis no se hicieran?
Yo, desde luego, ninguna, eso tienes que preguntárselo a las personas que estaban en Economía o en Banco de España. Pero yo no recibí ninguna presión y tampoco me consta que hubiera en absoluto.
¿Cree que la socialdemocracia en Europa y en España ha perdido el paso?
Completamente. Para mí, esta es una crisis del liberalismo más que de la socialdemocracia. La socialdemocracia ha perdido la batalla ideológica a pesar de que creo que ha habido falta de intervencionismo.
¿Hasta qué punto no se puede intervenir por el peso que tienen los mercados?
No es que no se pueda intervenir por los mercados. Intervenir significa que generas un daño a la actividad económica, es crear malestar a los ciudadanos. Piensen en el ejemplo de la música y la fiesta, creo que es el mejor: tienes que explicar muy bien por qué, si la gente se lo está pasando bien, has llegado y has cortado la música. Además, era un Gobierno en minoría, cuestionado con respecto a su legitimidad y que necesitaba a los catalanes, los vascos o la izquierda para gobernar; tampoco nos olvidemos de esto, porque es importante.
También estaba una parte de las comunidades autónomas, no sólo las del PP, que estaban viviendo muy bien con la burbuja y estaban haciendo muchas cosas: construyendo hospitales, líneas de metro y, bueno, también otras barbaridades… Acabar con esa fiesta es duro. Hay que ser justos políticamente para entender las dificultades. Por esto, hay que aprender, por si pasa en otros momentos o en otros países. Yo pienso mucho en Cuba, que puede meterse en el ‘burbujón’ de la historia.
Al finalizar la segunda legislatura de Aznar, usted dijo que dejaba un “caramelo envenenado”. ¿Cree que la primera legislatura de Zapatero también dejaba un caramelo envenenado al que viniese después, que al final fue la segunda legislatura del PSOE?
Yo siempre pensé que la burbuja estallaría antes, en 2004 o 2005. Parte de la frase que me atribuye Mariano Guindal en su libro es verdad. Yo le dije a Zapatero: “No te conviene ganar las elecciones de 2004 porque va a estallar la burbuja y te la vas a comer y te van a echar la culpa a ti”.
Al contrario, se siguió hinchando…
Sí, se siguió hinchando, no estalló hasta el año 2008.
En 2003 hubo una reunión en Banco de España, cuando el PSOE todavía no estaba en el Gobierno, y usted preguntó por la burbuja.
Yo iba en calidad de asesor de Zapatero. En esa reunión, en la que llevaba la voz cantante (José Luis) Malo de Molina, dijo que no había burbuja inmobiliaria. Pero es que hay una cita de diciembre de 2007 en la que Malo de Molina dijo: “No hay burbuja inmobiliaria” y lo sustentaba en que había una pequeña aceleración de los precios explicada por los fundamentales, los jóvenes, los extranjeros…
Y ahora Jaime Caruana, gobernador del Banco de España entonces, está al frente del Banco de Pagos Internacionales (BIS). ¿Cómo se puede conseguir que no vuelva a pasar lo que ocurrió cuando quienes no vieron lo que pasaba están más arriba todavía?
Hay que hacer autocrítica, pero también la tiene que hacer el PP. Todavía escucho que dicen que, “bueno, Rato fue un chorizo, pero su gestión fue muy buena”. ¿Cómo que fue muy buena? Su gestión fue un desastre. Pero no sólo los políticos, me gustaría escuchárselo decir al presidente del BBVA [Francisco González], o de Telefónica [César Alierta], para que nadie diga que es un tema personal, que están todo el día dando consejos.
¿Es que hay un tema personal aún (con Francisco González, artifice de la salida de Sebastián del Servicio de Estudios de BBVA tras seis años al frente)?
No, no hay nada personal aún, afortunadamente.
¿Cómo se sintió con el asunto de Luis del Rivero (se ha dicho que fue quien llevó al constructor, con Sacyr al borde del abismo, ante Zapatero para que le ayudase a hacerse con el control de BBVA)? Fue señalado directamente.
Bueno, ahora quiero hablar del libro. En algún momento habrá que hablar de eso, pero lo tiene que contar Del Rivero. Yo me sentía incómodo, porque no quería que se me involucrara, como luego ocurrió, como si fuese algún tipo de vendetta o revancha. Yo estaba tremendamente incómodo y así se lo dije: “Tienes que ir al Banco de España y al Ministerio de Economía con esto, que para mí es especialmente incómodo, además que aquí no tenemos nada que hacer ni que decir”. Yo creo que algún día Luis del Rivero tiene que contar exactamente cómo fue, porque es muy interesante. Yo a él no le conocía de nada.
En el libro también dice que como responsable de la Oficina Económica de Moncloa no recibía visitas de empresarios. ¿Y en el Ministerio de Industria? ¿Con cuánta asiduidad hacen lobby, o visitan los representantes de los sectores, por ejemplo el energético, a los ministros?
Mucha, pero a todos los ministerios.
¿Y qué nivel de influencia han tenido en la regulación?
La regulación clave aquí es la de 2007 (Sebastián no fue ministro hasta la segunda legislatura de Zapatero, en 2008) y es la regulación que fue errónea, porque creó la burbuja fotovoltaica. Pero es evidente que todo el mundo va por los despachos de los reguladores intentando poner su punto de vista. A mí no me parece mal, cada uno hace lo que cree que es lo mejor para el país. Pero yo no hablaría de presión, es cierto que son muy buenos argumentando, tienen en sus filas técnicos que procedían de los Ministerios.
¿Y argumentaron muy bien que no se reclamasen los más de 3.000 millones de los Costes de Transición a la Competencia (CTC), por ejemplo?
Yo no quiero hablar de este periodo porque no está en el libro, pero ya lo he dicho varias veces: yo jamás hablé de los CTC, ni con el Ministerio ni con las eléctricas. De hecho, de los CTC todavía sigo sin entender los cálculos que se hacen ahora, porque la idea que yo tenía es que los CTC es algo que les quitamos a las eléctricas en el año 2006. Ahora resulta que por lo visto no les quitamos suficiente, pero sí que se lo quitamos, porque ellos lo deberían haber cobrado hasta el año 2010.
¿Qué opina de que haya miembros del Gobierno de Zapatero que acabaran en el Consejo de Administración de empresas energéticas y usted no?
Lo de (Pedro) Solbes me parece mal, siempre lo he dicho, porque él entró en Enel, la empresa que finalmente se llevó Endesa en la época que él gobernaba. Lo de (Elena) Salgado es diferente, porque ella entra en el Consejo de una filial chilena y eso no es lo mismo.
Pero si la teoría de las puertas giratorias fuera real y se tratara de pagar favores, lo mismo da que te den un cargo donde sea, cuando la matriz es de aquí.
Nosotros a las eléctricas les hemos puesto el bono social, un impuesto a los residuos nucleares, les hemos hecho pagar la estrategia de ahorro energético, es decir, las bombillas… les hemos hecho pagar muchas cosas.
Pero en función de los márgenes, están ofreciendo niveles más altos que las europeas.
Ellas dicen que eso no es verdad si cuentas sólo su margen sobre su negocio doméstico. Lo que los gobiernos tienen que hacer es una buena regulación y que haya competencia. Yo reconozco que no pudimos introducir competencia en el sector, o más competencia, por el déficit tarifario (la deuda acumulada durante años con las eléctricas por el reconocimiento de que el precio al usuario era menor que los costes de generación). Si hubiéramos liberalizado el sector teniendo el déficit tarifario, la luz habría subido un 30% de la noche a la mañana. Nosotros sabíamos que eso no se podía hacer y la verdad es que el sector está por liberalizar. Primero había que reducir el déficit tarifario, que yo reconozco que no se quiso arreglar, y luego liberalizar el mercado. Pero eso está pendiente.
¿Hay algún cálculo del sobrecoste de la electricidad?
Nosotros teníamos un pool mayorista que no funcionaba mal con las subastas, que, aunque se podían mejorar, arrojaba unos precios muy competitivos con el resto de Europa. El problema es todo lo que se mete en la factura a partir de ese precio mayorista. Todo lo que se mete de coste de distribución, de transporte, las primas a las renovables, las extrapeninsulares… ¡Es que cuando yo llegué, estaba hasta el RENOVE de los tractores! El RENOVE de los electrodomésticos, vale, ¿pero el de los tractores? Se pagaba con la luz. Y los impuestos... ¿Por qué tenemos IVA y además impuesto de electricidad? Financia esto con otros impuestos, no con la luz.
¿No le parece que el precio tenga que ver con que si se tiene que activar una central que produzca una energía más cara (aunque está totalmente amortizada) todos cobren igual?
Lo que tenemos es que ser coherentes. El pool tiene un precio marginalista, esto es, que el precio lo fija la última unidad incorporada. Si eso no gusta, la alternativa es ir a un marco totalmente regulado. ¿Y quién decide cuánto gana cada uno? Un funcionario en el Ministerio. Lo que hay que hacer es decidirse por un modelo y creo que hay que darle una opción al modelo de mercado con una cierta regulación
¿Sería más barato el modelo en que cada fórmula de generación de energía cobrase en función de sus costes de generación?
¿Quién decide eso? ¿Las propias empresas? Entonces van a hinchar los costes. Tendrías que mandar a un funcionario para que controlara los costes y así decidir, entonces acabaría siendo una decisión administrativa. Esto va a sorprender, pero probablemente no deberíamos haber privatizado las eléctricas. Otros países liberales, como los finlandeses o los holandeses, tienen el sector eléctrico público. Volver a eso ya es tremendamente costoso, pero probablemente se cometió un error privatizándolas.
¿Cuáles fueron los errores de las primas a las renovables?
Que no estuvieran en el Presupuesto. Como no afectaba al Ministerio de Economía y Hacienda, dejaron hacer, me imagino, porque yo no participé en las discusiones del Real Decreto 661/2007 (el que creó las primas). También le pregunté a David Taguas (sucedió a Sebastián al frente de la Oficina Económica de Moncloa) mientras vivía y él tampoco recordaba haber estado en estas discusiones.
También fue un error primar los huertos solares, en lugar de las placas fotovoltaicas en los techos. Un gran error. Tercero, el que hubiera un periodo de gracia que extendió un año más el periodo de vigencia de las primas. El cuarto, que no hubiera un tope, que nosotros después lo pusimos explícito, a las horas remuneradas, de forma que cuanto más sol hacía, más subía la luz.
Yo creo que fue una regulación hecha por ingenieros, pero la regulación tendría que estar hecha por ingenieros en parte, pero también por economistas, pero creo que los economistas no participaron en esto y entonces hubo una burbuja fotovoltaica que nosotros intentamos parar o pinchar como pudimos. Fuimos durísimamente criticados, también por los nuestros, y ahora resulta que, a toro pasado, va a resultar que fuimos demasiado blandos.
¿La CNE confirmó si hubo fraude en la cantidad de energía producida? No sé si se pudo pedir a las autonomías que informaran sobre la producción…
Nosotros cuando hicimos el preregistro pusimos un tapón que provocó muchísimo disgusto, que todavía dura. El sector renovable todavía me la tiene jurada, más que nada porque me dice que fui el que empezó la batalla contra ellos. Ahora, a toro pasado, yo creo que pasaré a la historia como alguien que fue demasiado blando con las renovables.
Especialmente con las fotovoltaicas.
Sí, porque las otras se autoajustaron porque se lo pedimos. Aceptaron de mala forma, pero aceptaron el ajuste del número de horas remuneradas.
¿Qué se puede hacer ahora?
Creo que hay que apostar por la generación distribuida y este Gobierno, con el decreto que ha hecho, no lo favorece, pone muchísimos impedimentos. Yo creo en la generación distribuida siempre que sea justa, lo que no puede ser que la gente con un nivel de renta más alto se convierta en generadores de electricidad y gane dinero con esto a costa del resto de los consumidores, que pagan el transporte y la distribución.
¿Le han llamado para algún consejo de administración (Sebastián ha vuelto a la docencia y es profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico)?
No.
¿Le hubiera gustado?
No, porque ellos saben que hubiera dicho que no.
¿Ellos saben quién dice que sí?
Ellos saben cómo pienso. Ni siquiera he cambiado de casa, la compré en 1996. La gente me dice “¿por qué no te cambias?” y yo pienso, “para qué, si estoy bien aquí”. Yo tengo el mismo trabajo, la misma casa y, lo que más vergüenza me da, el mismo coche que tenía en el año 2003. Esto si me ve el sector del automóvil, me mata... Por eso saben que no me metería en un consejo de administración, porque me criticarían y en el fondo, estamos en un país con mucha demagogia.
Pero también hay mucha parte criticable, por ejemplo, las privatizaciones se hicieron poniendo a los amigos de…
Sí, pero luego se critica a Elena Salgado y a Pedro Solbes, pero esto no se critica. Yo no recuerdo críticas a eso, salvo Jesús Mota, en su libro fantástico (se refiere a La privatización amable) que también cito ahí, no recuerdo a nadie más hablar de ese punto, que fue cuando privatizaron y se quedaron al mando de las empresas.
¿Y cuando entraron ustedes en el Gobierno, no pensaron en cambiar a estas personas de las sociedades que, aunque estuviesen privatizadas, estaban puestas por el partido anterior?
El PSOE ha sido extremadamente liberal en el ámbito empresarial. A nosotros, cuando nos critican que hemos sido muy intervencionistas y que hemos asaltado las empresas… es que es todo lo contrario. Eso lo tengo que discutir yo con Bernaldo de Quirós o con Daniel Lacalle, o con alguno de los que dicen que hemos sido muy intervencionistas. En nuestro mandato no hemos nombrado a ningún consejero, no digamos ya presidente. Tampoco hemos prohibido ninguna operación empresarial.
Respecto al debate de las puertas giratorias, en las que sí se pueden citar unos cuantos ex miembros de gobiernos socialistas, ¿cree que se debería hacer algo para evitar estas situaciones?
Creo que ya hay una ley bastante estricta en comparación con otros países. Ahora bien, si se considera que dos años no son suficientes, se podría revisar. A mí, en general, no me gusta que los políticos vayan a los consejos de las empresas que han sido reguladas bajo su mandato. Personalmente no lo he hecho y no lo voy a hacer.
¿Hemos aprendido de esta crisis o tenemos la siguiente ya encima?
Hemos aprendido cosas, pero no del todo. Por ejemplo, lo de las agencias de rating. Me molesta profundamente que Standard & Poor’s se dedique a hacer política en vez de hacer su trabajo y autocrítica de lo que ha hecho. Entiendo que al Ayuntamiento de Madrid le irrite, porque me irrita a mí, que creo en la función de las agencias de rating y en el mercado. También me irrita que el BCE no haya hecho autocrítica de sus 15 años de historia que han sido gloriosos (irónico).
¿Y lo siguen siendo?
Sí. Entiendo que han mejorado, pero ahora seguramente se van a pasar de vueltas con el QE (expansión cuantitativa del balance a través de la compra de deuda pública y privada).
¿Está a favor de subir los tipos de interés en EEUU?
Sí. Deberían subirlos, aunque no creo que lo vayan a hacer. Cada vez que están a punto de subir, los mercados les montan un cirio, está todo manipulado.
¿Estamos otra vez en los años 2000 hinchando burbujas?
No, porque afortunadamente no hay una burbuja inmobiliaria. Sí que puede haber una burbuja de deuda, pero como bien explico en el libro, todo lo que sea de precios, si se pincha, no es como una burbuja inmobiliaria. Sin embargo, la puede volver a haber. Cuando uno escucha al presidente de Bankia, (José Ignacio) Goirigolzarri, en la entrevista que le hizo El Mundo decir que “se volverá a los mismos errores de la crisis”, se te cae el alma a los pies.
¿Le recomendaría ahora a Pedro Sánchez, como a Zapatero, que no ganara las elecciones? ¿Viene otra recaída?
No, yo creo que esta es la legislatura de la recuperación. A mí lo que me preocupa es que sea una legislatura de reformas muy políticas, que es verdad que hay que hacerlas, y que nos volvamos a olvidar de la economía.
¿Cómo se puede proyectar una legislatura en la que no se sienten las bases para que en el futuro ocurran desmanes como los del pasado?
Va a ser complicado, porque van a tener que hacer pactos de Estado a tres o cuatro bandas. Por eso, soy un poco pesimista sobre las posibilidades de que haya reformas económicas, pero no por eso voy a dejar de insistir en que hay que hacerlas.
¿Cuáles son las reformas más urgentes?
La fiscal y la laboral. Hay que abordar el tema de las pensiones, que se están pagando con el Fondo de Reserva que dejó Zapatero cuando dejó la economía en estado de coma.
Esto no se conseguirá si creamos empleo a base de bonificaciones… ¿cómo se sostiene?
En efecto, el tema de las pensiones será uno de los temas de la legislatura y habrá que hacer otro Pacto de Toledo.