Por qué China es una amenaza creciente para el acero europeo
Alrededor de 5.000 trabajadores de la siderurgia piden a Bruselas que no reconozca a China como economía de mercado.
16 febrero, 2016 01:38Noticias relacionadas
No resulta habitual que una manifestación reúna a representantes de los sindicatos, las empresas e incluso de los Gobiernos. O que ponga de acuerdo a los eurodiputados del PP, PSOE y PNV. Pero es lo que ha ocurrido en la concentración en defensa de la industria del acero europea celebrada este lunes en Bruselas. Entre 4.000 y 5.000 personas procedentes de 19 estados miembros -entre ellos España, Francia, Alemania o Polonia- han reclamado a la Comisión Europea que tome medidas de protección eficaces y rápidas para frenar la avalancha de importaciones a bajo precio procedentes de China, que ponen en riesgo la supervivencia del sector. Pero la mayor amenaza es que la Unión Europea reconozca en los próximos meses a China como economía de mercado. La industria alega que podría provocar la destrucción de hasta 3,5 millones de puestos de trabajo.
Los fabricantes de acero comunitarios se quejan de que compiten con Pekín en una posición de desventaja. Las empresas chinas reciben abundantes subvenciones públicas que les permiten vender sus productos en la UE por debajo de su valor normal de mercado o incluso de su coste de producción, una práctica que se conoce como dumping. Así pueden aumentar artificialmente su cuota de mercado y expulsar a sus competidores. Además, los fabricantes asiáticos no tienen que respetar la estricta normativa medioambiental comunitaria en materia de emisiones. La importación de acero procedente de China se ha duplicado en los últimos dos años y los precios han caído un 40%. Desde 2008, en el sector siderúrgico comunitario se han destruido al menos 85.000 puestos, según los datos de la industria.
“El riesgo que tiene China es que su acero está subvencionado y puede bajar de precio de una manera escandalosa. La Comisión tiene que tomar medidas antidumping. Si quieren competir, que lo hagan al mismo nivel que está compitiendo Europa”, explica a EL ESPAÑOL José Ramón Manso, representante de la UGT en la planta de Arcelor Mittal en Sestao y uno de los manifestantes en Bruselas. La fábrica de Sestao es una de las últimas víctimas de la feroz competencia china. Arcelor Mittal paralizó allí la producción a principios de febrero de forma “temporal” pero “indefinida” por la mala situación del mercado del acero.
Lentitud de las medidas antidumping
Tanto las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como la legislación de la UE permiten imponer recargos arancelarios a las importaciones subvencionadas o que se venden a precios inferiores al valor del mercado. Se les denomina medidas de defensa comercial. La normativa comunitaria exige una denuncia de la industria y una investigación sobre el daño causado. En el caso de China, se autoriza una penalización más alta porque, pese a que accedió a la OMC a finales de 2001, todavía no está reconocida como economía de mercado, lo que presupone que las ayudas públicas tienen más peso. Estas tarifas extra tienen como efecto encarecer los productos y frenar así las importaciones.
En estos momentos, la Unión Europea aplica un total de 37 medidas de defensa comercial contra las importaciones de acero, 16 de ellas contra China. Hay en marcha otras nueve investigaciones. Las tres últimas, también contra China, se lanzaron el pasado 12 de febrero, en sospechosa coincidencia con la manifestación de este lunes. Y Bruselas impuso aranceles provisionales a las importaciones de acero plano laminado en frío procedentes de China y Rusia. “La Comisión está dispuesta a abrir casos antidumping y a imponer medidas contra las importaciones injustas de acero cuando se cumplan las condiciones”, ha asegurado su vicepresidente, Jyrki Katainen.
Pero la industria y algunos Gobiernos acusan a Bruselas de actuar tarde y mal. La Comisión se resiste a abrir nuevas investigaciones por temor a una guerra comercial con China, el segundo socio comercial de la UE sólo por detrás de Estados Unidos. Y cuando lo hace tarda mucho en imponer los recargos arancelarios y los fija a un nivel insuficiente. “Que dejen de investigar y que actúen ya. Están destruyendo el empleo español y hacen falta medidas ya”, se quejaba otro de los manifestantes, José Antonio Collado, de la fábrica de Acerinox en el Campo de Gibraltar.
“Mientras que Estados Unidos en 45 días establece medidas provisionales, Europa tarda entre 9 y 14 meses y eso está matando a nuestra industria”, ha lamentado la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco, Arantza Tapia. A su juicio, se necesitan “medidas mucho más rápidas y efectivas para que nuestra industria sobreviva”. Tapia ha participado en la Conferencia de Alto Nivel organizada este lunes por la Comisión sobre el futuro de la siderurgia y otras industrias que requieren un gran uso de energía. El ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, no ha acudido y ha enviado en su lugar a la secretaria general, Begoña Cristeto. En contraste, sí ha acudido el ministro de Economía francés, Emmanuel Macron.
¿Es China una economía de mercado?
La situación todavía podría empeorar a finales de este año. En diciembre de 2016 expira el periodo transitorio de 15 años que se fijó en la adhesión de China a la OMC para que se adaptara a las condiciones de economía de mercado. Para Pekín, eso significa que sus socios comerciales deben reconocerle de forma automática como economía de mercado. Ello reduciría considerablemente el margen de la UE para defenderse del dumping, ya que los recargos arancelarios autorizados serán más bajos. La principal reivindicación de los manifestantes de Bruselas es que no se conceda este estatus a China. Alegan que la industria europea quedará desarmada ante una nueva avalancha de importaciones chinas.
“No puedes dejar indefensa a la industria, porque no hay nada que haga pensar que China dejará de hacer lo que está haciendo ahora, que es vender por debajo de precio de coste para dar salida a toda la sobreproducción que tiene”, explica a EL ESPAÑOL la eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, especializada en cuestiones de comercio. “Tienes que tener elementos para contrarrestar esa política en la práctica”, insiste Rodríguez-Piñero. De lo contrario, “el impacto en términos de empleo puede ser enorme”. El sector del acero emplea de forma directa a unas 350.000 personas en la UE, 24.000 de ellas en España.
No existe una definición común de la OMC de lo que es una economía de mercado. Cada miembro debe decidir por su cuenta. La UE utiliza cinco criterios y en su última evaluación China sólo cumplía uno. EEUU también se resiste a otorgar este estatus a Pekín. Pese a todo, la Comisión empezó a debatirlo el 13 de enero. Ahora ha lanzado una consulta pública y un análisis de impacto y volverá a discutirlo en julio. Cualquier decisión debe ser aprobada por los Gobiernos y la Eurocámara. Reino Unido y los países nórdicos, junto con Alemania, son los más favorables a las tesis chinas, aunque los británicos podrían cambiar de idea porque se encuentran entre los más afectados por la crisis del acero. Italia encabeza el frente opositor de los países del sur.
El impacto en el empleo
El Ejecutivo comunitario maneja tres escenarios. El primero, dejar las cosas como están, abriría la puerta a que China denuncie a la Unión ante la OMC y pida compensaciones, alega Bruselas. Un plan intermedio consistiría en reforzar los instrumentos de defensa comercial de la UE, aunque ya presentó una propuesta en 2013 que está bloqueada por el desacuerdo entre los países más liberales y los más proteccionistas. Reconocer sin más a China como economía de mercado, el tercer escenario, se traduciría en destrucción de puestos de trabajo en la industria comunitaria, reconoce la propia Comisión.
En concreto, Bruselas calcula una pérdida de entre 63.600 y 211.000 puestos de trabajo. No sólo en el sector del acero, sino en otros también afectados por el dumping chino, como el de la cerámica, los paneles solares o las bicicletas. El mayor impacto se concentraría en Italia, Alemania, España, Francia, Portugal y Polonia. En España, un total de 27.100 personas trabajan en productos sujetos a medidas antidumping contra China. El Ejecutivo comunitario insiste no obstante en que la política comercial no puede resolver todos los problemas, y que la competitividad a largo plazo depende de que la industria invierta en innovación y desarrolle nuevas tecnologías rompedoras que reduzcan las emisiones.
Los cálculos de la industria son mucho más pesimistas. Otorgar a China el estatus de economía de mercado reduciría el PIB de la UE un 2% al año y pondría en peligro entre 1,7 y 3,5 millones de puestos de trabajo en todos los sectores afectados, no sólo en el acero. Es lo que dice un estudio elaborado por el centro de investigación Ecomic Policy Institut por encargo del consorcio industrial AEGIS, que está también detrás de la manifestación en Bruselas. En el caso de España, la destrucción oscilaría entre 136.600 y 273.300 empleos. “Si la UE no lo hace bien, las cosas pueden ir muy mal, y sectores tan potentes como estos se pueden ir al garete”, avisa en Bruselas el alcalde de Sestao, Josu Bergara.