“Glancing over quickly at the words from brain to pen, all that I can tell you, I'm insane, insane again” Seth Justman
Ya tenemos el “super secreto” programa económico de Le Pen para las elecciones francesas y, como no podía ser de otra manera, es la misma colección de unicornios que puebla las propuestas económicas de los populistas, sean de izquierda o derecha, europeos. De Syriza al Frente Nacional o nuestros ejemplos patrios, las propuestas económicas siempre son el intervencionismo más rancio.
Control estatal de las empresas, imprimir moneda hasta la extenuación y entrometer la burocracia en todas las decisiones económicas. El asalto al ciudadano, en nombre del 'hiperestado', votado y aprobado por un alto porcentaje.
¿Parecidos con Trump? Entre nada y cero. Ni reducción de burocracia, de hecho, mucha más, ni de impuestos, ni respeto a los accionistas. Lo que ya es una economía “esclerótica” -en palabras del candidato Macron-, un sistema socialista de economía dirigida ineficiente, multiplicado varias veces.
La propuesta “estrella” es salirse del euro, como ya sabíamos. El Frente Nacional ya votó en enero de 2016, junto a la extrema derecha e izquierda de Italia, la Liga Norte y Cinco Estrellas, y España, Podemos, una resolución en Europa para disolver el euro. “Ordenadamente”, decían.
La ignorancia sobre el masivo impacto sobre empresas y familias de la ruptura del euro no es tal. Son conscientes del destrozo y dominó de quiebras que se daría en una economía con alto endeudamiento privado, y les encanta la idea de confiscar la enorme mayoría del ahorro de las familias, que son depósitos. Control de capitales, corralito y confiscación del ahorro no son daños colaterales, son parte de la estrategia de hundimiento y nacionalización de la economía. No se trata de mejorar, sino de quedarse con el 100% de las migajas de la debacle. La “salida ordenada” del euro es un oxímoron, como “fascismo democrático”.
Es, como mínimo, una broma que el Frente Nacional prometa, en un programa lleno de pruebas inequívocas del dominó de quiebras en pymes y familias que se generaría, prometa “bajar los tipos de interés a empresas y familias”. Primero, saliendo del euro, se dispararían las primas de riesgo, se destruye el acceso al crédito de esas empresas y familias y, además, el coste del endeudamiento se dispara también… Y entonces “prometen” bajarlo. Dentro del euro, Francia se financia a tipos históricamente bajos y sus empresas y agentes familiares a los intereses más bajos de la historia. Seguro que, con una devaluación mínima del 50%, y la subida de la prima de riesgo a multiplicarse por más de tres, iban a salir todos encantados.
Otro oxímoron es el del “proteccionismo inteligente”, algo así como el “leninismo amable” que nos vendían aquí. La batería de medidas encaminada a cercenar el acceso a capital –“fondos buitre” lo llaman- mientras exige que el banco central financie “ilimitadamente” al Estado no es más que repetir el desastre de Kirchner en Argentina, de Chávez en Venezuela, pero en Francia. Y, además, con el mismo resultado que las entelequias de Varoufakis y Tsipras en Grecia. Empeorar.
Es enternecedor ver que el Frente Nacional piensa, como nuestros populistas, que poniendo control de capitales y eliminando el flujo financiero abierto se va a multiplicar el acceso a crédito y a financiación. Igual que pensar que poniendo barreras al comercio y eliminando tratados bilaterales van a exportar muchísimo… Porque van a devaluar.
Todo el programa del Frente Nacional parte, como el de todos los populistas europeos, de que el mundo se equivoca y dos más dos no son cuatro, sino 22. Que la razón por la que la economía intervencionista francesa no funciona es porque no está suficientemente intervenida, que los agentes económicos privados no tienen ni idea y un grupo de burócratas lo van a solucionar, y que todo se arregla devaluando, empobreciendo e imprimiendo papelitos. Vamos, repetir las sandeces económicas perpetradas en la Revolución Francesa con los Assignats y, como entonces, cuando se desplome la economía, echarle la culpa a los tenderos por no tener suministro, a los comerciantes por no querer aceptar papelitos sin valor, y al extranjero. Todos, menos al que hunde la economía negando que dos más dos son cuatro.
No, el programa del Frente Nacional no se parece en nada al de Trump. Es intervencionismo soviético, fascista, más cercano -económicamente- a la Europa de las dictaduras, o Kirchner, Allende y Maduro, que a ningún estatismo de mercado como el que se promueve en EEUU o Reino Unido, que no deja de ser lo que vimos con Roosevelt, que prolongó siete años la depresión con su proteccionismo, pero muy lejos de estas propuestas falsarias de los enemigos del progreso que se disfrazan de salvapatrias.
No funcionará, y además lo saben. Pero el objetivo no es que funcione. Es que, cuando se despeñe la economía, los agentes económicos sean rehenes del Estado. Controlar los rescoldos tras el incendio. Ya le echarán la culpa al enemigo exterior.