Espaldarazo, por ahora, a la tecnológica francesa BlaBlaCar. Su plataforma para compartir trayectos de coche entre particulares podrá continuar operando en España mientras el Juzgado de lo Mercantil número 2 resuelve definitivamente la demanda presentada por Confebus, la patronal del transporte de viajeros en autobús, por competencia desleal. El Juzgado ha denegado la suspensión cautelar de la actividad de BlaBlaCar, por lo que, a diferencia de lo sucedido con Uber, la mercantil francesa podrá seguir prestando sus servicios.
Según fuentes jurídicas, el tiempo que BlaBlaCar lleva operando en España ha sido uno de los datos decisivos tenidos en cuenta para rechazar la cesación cautelar de sus actividades. BlaBlaCar se implantó en nuestro país a finales de 2009, pero sólo ahora ha sido denunciada por la patronal del transporte.
El hecho de que la patronal del autobús haya consentido la actividad de BlaBlaCar ha impedido al Juzgado acceder a una medida cautelar cuya finalidad es evitar el peligro que puede producirse por el mero transcurso del tiempo para el bien jurídico a proteger, en este caso que no se produzca una situación de competencia desleal. La conducta de la demandante ha puesto de manifiesto que ese peligro ha sido considerado por ella misma inexistente o irrelevante durante un quinquenio.
El tiempo que la denunciante ha permitido las actividades de la empresa demandada es una de las diferencias entre BlaBlaCar y Uber. Esta última, suspendida cautelarmente por el mismo Juzgado Mercantil, arrancó en España en abril de 2014 y la Asociación Madrileña del Taxi les demandó a principios de octubre de ese año.
En la paralización cautelar de Uber concurrieron otras circunstancias que en BlaBlaCar no se dan, como el hecho de que la norteamericana desarrollaba su actividad desde el paraíso fiscal de Delaware y presentaba "una deliberada vocación de opacidad", según indicaba la resolución judicial que acordó la suspensión cautelar, acordada en diciembre de 2014 sin audiencia previa.
En el caso de BlaBlaCar hubo una vista celebrada el pasado 1 de octubre. Los responsables de la compañía gala acudieron al Juzgado con un arsenal de cifras y datos sobre su actividad en España. Su justificación: no se trata de una empresa de transporte, sino de una red social en la que sus miembros sólo comparten gastos y no hacen dinero.
Un largo proceso
Este es sólo un primer paso de un proceso judicial más largo para BlaBlaCar. Ahora, el foco se colocará sobre si, realmente, la tecnológica ejerce competencia desleal frente a las empresas de transporte por autobús. Ya en el juicio se apuntaron algunos de los argumentos. El supuesto beneficio económico de sus conductores y la intermediación entre oferta y demanda son los dos señalados por la patronal.
Ambos fueron rechazados por la demandada. En cuanto al beneficio económico, defendieron que se trata de algo "prácticamente imposible". Y ofrecieron una cifra: sólo lograron ganar dinero apenas el 0,005% de los usuarios analizados en un estudio basado en más de 250.000 viajes del último año.
Respecto a la intermediación, Confebus argumentó que median entre oferta y demanda, gestionan los pagos y cobros e imponen condiciones para los viajes. "Y eso no es posible", reconocía el letrado de la organización empresarial. Frente a ello, la compañía se defendió argumentando que sólo transmite y gestiona la información proporcionada por usuarios. "No tiene flota de coches, ni conductores profesionales, no fija una ruta determinada, ni establece paradas, ni aporta coches", apuntó.
El de BlaBlaCar es sólo uno de los tres casos judiciales que hay abiertos entre compañías tecnológicas del transporte en España. Uber tiene suspendido su servicio entre particulares (Pop) desde el año pasado. Y Cabify, la compañía de transporte con chófer privado, está a la espera de la resolución de una jueza en Madrid sobre su posible cierre cautelar. Estas dos últimas se han sentado en el ‘banquillo’ tras la denuncia de diversos colectivos del taxi.
Qué es BlaBlaCar
Este espaldarazo judicial llega para BlaBlaCar en un particular momento de crecimiento. Tras seis años de andadura en España, hoy cuenta con, según sus propias cifras, más de 2,5 millones de usuarios registrados.
¿Y en cuanto a negocio? La compañía se niega a facilitar datos sobre ventas, procedentes de la comisión que cobran por la explotación de su plataforma por parte de los conductores. Hoy opera con la sociedad limitada Comuto Iberia que fue constituida en octubre del año pasado. Esta compañía aún no ha presentado cuentas.