Las encuestas preveían grandes éxitos a Ciudadanos en las municipales, autonómicas y en las generales de 2015. Las urnas en cambio les dieron unos resultados buenos para un partido emergente, pero decepcionantes respecto a los sondeos.
Apenas tres meses después de las elecciones, parece que la tendencia vuelve a aparecer: Metroscopia, el ObSERvatorio, e incluso la media de sondeos que Kiko Llaneras hace para EL ESPAÑOL vuelven a lanzar hacia arriba a Ciudadanos. La tendencia es aún incipiente.
Belén Barreiro, la directora de MyWord que ha dado esta semana el sorpasso de Ciudadanos a Podemos, dice que es más clara la caída de Podemos en el voto bruto -antes de cocinar las estimaciones- que el ascenso de Ciudadanos. “No me da tanta seguridad cuando un partido sube pero no lo hace en voto directo”, dice Barreiro. Es algo aún etéreo, pero el éxito demoscópico de Ciudadanos amenaza con volver.
¿Hay algo que lleve a Ciudadanos a quedar mejor en las encuestas que en la realidad? La respuesta es sí. Al menos hay estos seis motivos.
1. Es un partido por hacer
Hay sobre todo una excepción interesante en los fracasos de las encuestas con Ciudadanos: Cataluña. También en Andalucía previeron un éxito menor, pero fue más bien por falta de tiempo para valorar el crecimiento de un partido nuevo.
En Cataluña, Ciudadanos no era un partido nuevo. Sus votantes y posibles electores conocían su posición en el eje más importante -el nacional- en los últimos dos ciclos electorales.
En cambio, en el resto de España los votantes aún tienen que comprender de qué pie cojea Ciudadanos. “Los partidos nuevos no tienen las mismas ataduras que los tradicionales con sus electores. Hay que tomarse con más cautela las oscilaciones”, dice Belén Barreiro, directora de MyWord, autores del ObSERvatorio. Podemos y Ciudadanos varían en los sondeos mucho más que PP y PSOE, que tras su caída en la legislatura han encontrado un suelo de momento estable.
“En las encuestas te decían que Ciudadanos está muy bien, que ese chico [Albert Rivera] les gusta, pero que todavía no le toca. Quieren ver con quién van a pactar”, dice Narciso Michavila, director de la empresa de sondeos Gad3.
2. El centro es un lugar bonito pero frágil
Desde el centro se ganan las elecciones. Esta vez ha sido la primera que el partido que ha ganado el centro no puede gobernar. Pero también es un lugar donde el votante que duda puede ir a refugiarse cuando aún no sabe a quién votará: “El votante que no quiere mojarse en un sondeo dice que vota a Ciudadanos”, dice Michavila.
Mientras las urnas están lejos y la motivación para alinearse es débil, el votante puede estar más cómodo en el centro. Pero conforme se acercan las elecciones, el voto tiende a polarizarse en izquierda o derecha. Muchos votantes en contextos donde no va a haber un ganador claro quieren que que al menos su bando tenga más fuerza: “Cuando hay un contexto pluripartidista y el votante quiere fortalecer la posición negociadora de su lado, se va al partido extremo”, dice el politólogo Pepe Fernández-Albertos.
Eso puede llevar a que, a pesar de ser de centro, al final se vote con el bloque de izquierdas o derechas para evitar que gobierne quien no quieres.
3. Su votante es difícil de medir
“El voto más fácil de estimar ha sido PP y PSOE, luego Podemos. El que más nos cuesta es el votante de Ciudadanos”, dice Michavila. “Es un votante posmoderno, como ya ocurría con UPyD”, añade. Es más joven y con más estudios, como el de Podemos -de ahí que puede haber intercambio de votos entre ambas formaciones-, pero también es “templado, huye de los extremos y busca el equilibrio”, dice Michavila.
La mayoría de votantes de Ciudadanos procede del PP. “Hay un tipo de votante conservador que dice que va a votar a Ciudadanos pero cuando se acercan las elecciones vota al PP”, dice Llaneras. “El motivo no es voto útil sino que vota al que en realidad es su partido”, añade.
Su pacto de legislatura con el PSOE hace aún más difícil entender cómo será su comportamiento: “Mi hipótesis era que le iba a pasar factura, pero no detecto paso de voto de Ciudadanos al PP. Pero se les puede ir a la abstención”, dice Michavila.
Barreiro sí detecta trasvase de votos entre PP y Ciudadanos, pero en ambas direcciones: “Es posible que Cs pierda por su derecha y atraiga a votantes más centristas. Y al revés, el PP se quede con votantes más de derechas. Pueda ser una reorientación de electorados, que Ciudadanos se esté haciendo más centrista y el PP más de derechas”.
4. Las elecciones están lejos
“A estas alturas, el riesgo de error es subsanable”, dice el analista Kiko Llaneras. Los sondeos que se publican sin elecciones cerca tienen dos problemas: uno, el votante no está en modo electoral, con lo que su preocupación no es definir su voto. Dos, las empresas deben clavar sobre todo las mediciones cerca de las elecciones, que son las que se compararán con los resultados. Puede ser por tanto que Podemos baje y Ciudadanos suba. Pero en dos meses sus posiciones podrán estar completamente trastocadas.
En la lejanía electoral, un problema para Ciudadanos puede ser que no es un partido de votantes que deciden a última hora y ahora están en el grupo de “no sabe no contesta”.
5. Pero los medios necesitan titulares
A pesar de la distancia electoral, los sondeos siguen publicándose. Es un modo de intentar entender si las negociaciones benefician o perjudican a los partidos. Pero también es una fuente de noticias y los titulares, ya se sabe, pueden influir.
6. ¿Y si todo fuera manipulación?
La sospecha de que empresas de sondeos actúan para generar corrientes de opinión no es de un ciudadano cualquiera. Maldita Hemeroteca ha recuperado este tuit de Albert Rivera de 2010.
Las empresas de sondeos grandes tienen mucho que perder. Para todas, además, equivocarse a días de las elecciones sería un drama. Pero ahora lo único que hace una encuesta es generar un estado de opinión que pueda favorecer unas hipotéticas negociaciones. Si Ciudadanos sube porque intenta pactar, es importante pactar.
El límite para formar gobierno es el 2 de mayo. En abril el CIS hace un trabajo de campo que suele publicar entre finales de abril y mayo. Los resultados pueden poner nervioso a algún partido y llegar a un acuerdo extremo el último día. No sería ninguna conspiración, pero tendría peso.