Cataluña tuvo su Semana Trágica en 1909, y en 2015 ha tenido su Semana Cómica. Aún estamos en ella. Cómica pero sin gracia. Qué vergüenza estoy pasando. Ajena, por supuesto. Nunca pensé que pudieran ir tan lejos, ni caer tan bajo, ni ser tan ridículos. La peor España es la que hoy se autopercibe como antiespañola. Podría no ser así (no hay ninguna verdad metafísica sobre las naciones). Pero lo es: por pura verdad histórica. Es un resultado: contingente pero inapelable.
Me entretiene el jaleo y me da morbo el papelón de los demás. Pero hasta en esto hay un límite. Traspasados los últimos restos del decoro, se acabó la diversión: solo queda el bochorno. Me ha faltado estómago para ver en directo el esperpento del Parlament. Lo he repasado ahora, en dosis rápidas, como se toman los purgantes.
Qué vergüenza, por favor. Qué vergüenza. Nuestra región más europeizante (¡llámenla "nación" si quieren, me la suda!), despeñada a la anti-Europa; los sótanos de los que habíamos salido. ¡Con tanto esfuerzo! ¡Y tan tarde! Y ahora otra vez al foso. Por culpa de los nacionalistas: menos de la mitad de la población. Y aunque fueran más: ¡qué improcedentes estos imperialistas del prójimo, ocupando el espacio de todos con sus pedos cerriles! ¡Cortando el Estado con un serrucho chapucero, en plan Pepe Gotera y Otilio! Los peores arriba de su sociedad, flotando como zurullos en la mar salada. Purita selección adversa. Los más impresentables prosperando. Tejeros al timón.
Cuando un cronista sueco vio las imágenes del golpe del 23-F, se tradujo mentalmente lo que veía por medio de lo que sabía de la España castiza. Escribió este titular: "Un torero con pistola asalta el Parlamento español". Fue el mejor resumen de aquella astracanada. Valle-Inclán habló por un sueco.
En el Parlament no ha habido pistolas estos días (algo es algo), pero sí muchos toreros. Junts pel Sí es un Tejero colegiado rompiendo con la Constitución. Con la anuencia de la CUP y la indolencia esteticista de Podemos (el esteticismo de compadrear con los fachas hoy realmente existentes para que no te llamen "facha" de los de hace cuarenta años). También, y esta es la desgracia, con un apoyo de la población considerable: algo que no pasó en 1981. Por esto la situación es peor: la democracia está más efectivamente amenazada.
El consenso constitucional se ha roto, claro que se ha roto: ¡lo han roto ellos! Por capricho. Por puro ceporrismo hispánico. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Empezar otra vez? ¿Cuántos decenios o siglos? ¿Tras cuánta miseria? ¿Para acabar, con muchísima suerte, en la misma solución?