Un vídeo de Milton C. Henríquez (Ciudad de Panamá, 1961) se hizo viral en España hace unas semanas. Se grabó durante una conversación entre amigos, mientras alababa las virtudes de España. "Ustedes tienen la obra de Cervantes, de Calderón de la Barca, de Lope de Vega, de Rojas... Tienen a Velázquez, a Goya, al Greco, que no era español pero pintaba aquí, y Claudio Coello también... Todos ellos son contribuyentes del arte universal", explicaba.

También hablaba de cómo un español inventó la fregona, y otro el traje espacial, y cómo en Altamira se dieron las primeras pinceladas de la historia.

Henríquez conoce bien España. Desde febrero de 2017 es el embajador de Panamá en “un país al que le cuesta mucho hablar bien de sí mismo”. Estudió Derecho y Ciencias Políticas, dirigió medios de comunicación, fue ministro de Gobierno en su país, lee tres o cuatro libros a la vez… Por eso, no responde a las preguntas con un sí o un no. “Las preguntas complejas requieren respuestas complejas”, arguye. Analizar la situación de España, también.

Hablando sobre España con el embajador de Panamá Carmen Suárez

En primer lugar quisiera preguntarle por el vídeo. ¿Cómo surgió? ¿Se esperaba la repercusión que tuvo?

Como embajador de Panamá ante España, a mí me invitan a hablar de Panamá a distintos colectivos. Les hablo de todas las virtudes que tiene el país, de la legislación y, cuando me dan la oportunidad, hablo de España a los españoles, porque pienso que es un país maravilloso. Los españoles no siempre aprecian el país que tienen y la contribución que han hecho a la humanidad a lo largo de los siglos.

Así que no era la primera vez que hablaba de eso.

No. Esta vez era en un apartamento y, supuestamente era off the record, para que hablara con total libertad. Aunque no dije nada que no pudiese haber dicho de manera pública. Pero yo no sabía que me estaban grabando. De hecho, la grabación empieza en medio de mi discurso. Cuando se empezó a viralizar, puse en Twitter las otras cosas que dije sobre España y que no salen en el vídeo. Ahora, además, te agrego que hubo otras muchas cosas de España que no dije. Algunas no las sabía entonces y otras no cabían. Hay mucho más que decir de las maravillas de España.

Por lo que apunta, da la sensación de que los españoles estamos un poco acomplejados de nosotros mismos. A veces son otros, como el presidente mexicano, los que nos exigen que pidamos perdón por nuestros errores.

Hasta la catedral más hermosa tiene cosas malas que contar. Siempre hay algo de lo que uno no se quiere sentir orgulloso, porque toda obra humana tiene claroscuros.

Normalmente, cuando una población llega a un lugar que ya tiene población, el encuentro es a nivel de conflicto. Lo raro es cuando no es así. En ese sentido, la conformación de España es a nivel de una población originaria, los íberos, que se encontró con los celtas. Ese encuentro no fue necesariamente pacífico, pero produjo una cultura celtíbera.

Luego vinieron los fenicios, que, probablemente, fueron una de las excepciones de implantación no conflictiva, porque tenían la costumbre de llegar a los lugares y pactar el establecimiento de factorías. Al menos al principio.

Después empezarían a llegar los judíos.. Luego llega la conquista romana. Y los romanos llegaron a la Península con la espada, el escudo, las ballestas, las catapultas y todo lo que tuvieran. Después llegaron más judíos, y los visigodos y, poco después los musulmanes, que tampoco entraron repartiendo flores. Ahí empezaron ochocientos años de convivencia entre musulmanes, judíos y cristianos; a veces en guerra y otras veces, en paz.

Con la Reconquista, toda la Península se convierte en un territorio cristiano. Esa es la España de la que zarpan las naves que se encuentran con América. Pero el encuentro con América que hacen los españoles fue muy distinto al de otros países extranjeros cuando establecieron colonias. Los demás europeos lo hicieron con suprema violencia, aniquilando las naciones autóctonas.

Los españoles, en cambio, producen mestizaje y son los primeros que se preguntan si lo que estaban haciendo era lo correcto. Y empiezan a crear la doctrina de los derechos humanos con el Padre [Bartolomé] de las Casas. No hubo un Padre de las Casas entre los ingleses o los franceses o los alemanes o los belgas. Y luego, con el Padre [Francisco de] Vitoria en Salamanca, los españoles empiezan ya a preguntarse, desde el punto de vista del derecho de gentes, si España tenía derecho o no de conquistar estos territorios.

"Si nos ponemos a rendir cuentas, hay que hacerlo desde la historia integral y no desde la propaganda"

¿Entonces hay que pedir perdón?

No estoy seguro. En todo caso quienes tienen que pedir perdón son los descendientes de aquellos europeos que se quedaron en América. Y, probablemente, los que están pidiendo ese reclamo desconocen que, así como hubo violencia como la hubo en España cuando se formó España, así como hubo armas y conquista, también hubo un esfuerzo por dar a los pobladores de América los mismos derechos que los pobladores de la Península.

Desde Isabel la Católica se planteó la igualdad de los súbditos, ya fueran de las tierras descubiertas o de la Península. Se empieza a dar el derecho de Indias. Pocos años después, llega acá Inca Garcilaso de la Vega, que presenta una obra cultural que recoge tanto lo americano como lo peninsular. Empieza a darse un mestizaje cultural. Se fundan universidades, se crean instituciones para beneficio de todos los pobladores, no solamente de los colonos.

El ejército con el que Hernán Cortés conquista Tenochtitlán era un ejército tlaxcaltecas. Tan importante es el rol de los tlaxcaltecas que que el rey de España les dio un fuero equivalente al de los vascos. Tal es así que en 1812, cuando se convocan las Cortes de Cádiz para redactar la primera constitución que rige en España y en la América hispana, vienen cinco delegados de América, uno tlaxcalteca, por derecho propio.

Los mexicanos tienen que revisar bien su historia y darse cuenta de que la derrota del imperio mexica (azteca) es básicamente por un ejército autóctono, que había estado dominado por los mexicas. Que el mestizaje con los españoles produjo los mexicanos que son hoy en día. Y que cualquier ajuste de cuentas que tenga que darse, que ojalá sea solo a nivel retórico, lo tienen que hacer entre ellos mismos, que son los descendientes de esos europeos y los indígenas.

Pero que lo que hoy en día nos permite tener esta discusión en el mismo idioma es, casualmente, ese encuentro entre españoles y americanos indígenas, que produjo la cultura que nos hace un espacio común hoy en día.

El embajador de Panamá posa en su despacho junto a la bandera de su país. Carmen Suárez

Entonces, ¿lo que hay que hacer es un relato que tenga en cuenta todas las partes y no solo un punto de vista?

Hay que hacer un relato global, hay que construir más puentes de entendimiento. Hubo países del cono sur que acabaron con sus poblaciones autóctonas cuando ya éramos repúblicas independientes. Tenemos que revisar bien la historia, tenemos que conocerla. Quien no sabe de dónde viene no sabe para dónde va. Si nos vamos a poner a hacer rendiciones de cuentas, hay que hacerlas desde la historia integral y no desde la propaganda.

Y, después de que hagamos eso, veamos todo lo que heredamos como producto de ese encuentro -a veces violento, a veces amoroso, a veces de imposición, a veces de compartir- y construyamos un futuro común. Porque somos la segunda lengua más hablada en el mundo, somos una cultura que nos permite entendernos y somos territorios que todavía tienen muchas cosas que hacer para beneficio de nuestros pueblos.

Por eso es que a veces dicen que América empieza en los Pirineos, porque lo que hay acá y lo que hay allá tiene mucho más en común que lo que probablemente pueda tener España con lo que hay después de los Pirineos.

Eso que ha dicho de que debemos mirar hacia atrás, pero, sobre todo, hacia delante para construir juntos, está hoy en la discusión política. En Navarra, por ejemplo, el PSOE ha conseguido el gobierno gracias a un partido nacionalista como Geroa Bai y gracias también a la abstención de Bildu. ¿Qué opinión le merecen los acuerdos con partidos que tienen como proyecto político dividir España?

Como diplomático, hay cosas que no es correcto que yo diga. Y ponerme a opinar sobre las particularidades de estas alianzas está fuera de lo que es mi rol. Pero lo que sí te puedo decir es que creo, fervientemente, que tú puedes ser europeo, español y catalán. O europeo, español, vasco y católico. O europeo, español, navarro y musulmán. Ninguna de estas dimensiones niega la otra.

Lo que sí podemos hacer, como seres humanos, es comprender que esos proyectos grandes, como el proyecto de Europa, se construyen mejor en la armonía que en el conflicto. No es lo mismo la crítica que la autoflagelación. Uno puede revisar las cosas que ha hecho mal para no volver a hacerlas, pero también tiene que hacer listas de las cosas que ha hecho bien, para construir sobre ellas cosas mejores.

Hace poco se celebró el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Esa llegada fue planteada diez años antes por el presidente John Kennedy en un discurso en el que dijo que lo conseguirían antes del final de la década. Si un presidente hubiera dicho eso en algún otro país, probablemente hubieran pasado los años y nunca hubiesen puesto un hombre en la Luna porque no se lo creían. Pero en 1961, cuando Kennedy pronunció ese discurso, los Estados Unidos creían que ellos eran capaces de eso y más. Por eso lo lograron.

Si España revisa todo lo que ha hecho, si hacen inventario y se dan cuenta de que el proyecto España o el proyecto Europa es posible porque ustedes lo pueden hacer posible, van a vivir mucho mejor que si ustedes se dedican a revisar solamente sus defectos, solamente sus conflictos y lo que les separa.

Si el pueblo en España nada más escucha todo lo malo, se va a creer que no hay nada bueno

Quizás aquí tiene algo que ver la Leyenda Negra.

La Leyenda Negra no la inventaron los españoles, sino los enemigos de España para que ustedes tuvieran una menor autoestima. El problema es que ustedes se la creyeron. El problema es que en contrapunto a esa Leyenda Negra, los españoles no fueron capaces de mirar la historia real de todas sus contribuciones, no solo a la propia España, sino a toda la humanidad.

En el vídeo hablaba de primeras impresiones pictóricas en Altamira, pero también de que aquí se redactó, con concurso de delegados hispanoamericanos, la primera constitución que rigió en América. Aquí no solo se inventó el traje espacial, también el photofinish para las carreras de caballos Aquí se ha inventado tecnología para satélites. Aquí, en Canarias, está el telescopio más grande de Europa. Hay cosas hoy en día en España, o que sucedieron hace siglos, que dan pie a que ustedes hagan cosas tan grandes que puedan desmentir esa Leyenda Negra.

¿Y por qué cree que miramos tanto para atrás? ¿Es algo global o característico de la cultura española?

Hay varias explicaciones posibles. Por supuesto, cuando se lucha por el poder, es más común que los que aspiran a él digan todo lo que está mal. Porque todo lo que está bien acaba siendo mérito de los que están gobernando. Por eso es tan común que las campañas sean una letanía de descalificaciones recíprocas. Y si el pueblo nada más que escucha todo lo malo, se va a a creer que no hay nada bueno.

Pero también hay algo en la personalidad española, y en la iberoamericana -salvo un par de excepciones-, donde jactarse no es bien visto. Parece que uno tiene que ser humilde, no decir lo que tiene, y entonces se ocultan esos méritos porque lo correcto es ocultarlos. La combinación de la Leyenda Negra, el desplazar al otro mediante un discurso negativo, y el discurso de humildad, han producido un país al que le cuesta mucho hablar bien de sí mismo.

Europa también está viviendo una crisis. En los últimos años han surgido  movimientos nacionalistas y populistas que quieren destruir el proyecto europeo. El último ejemplo es el del Reino Unido con el 'brexit'.

La salida de Gran Bretaña de un sistema en el que nunca terminó de entrar es dolorosa, pero no tan extraña como parece. Nunca adoptó la moneda ni todas las normas, como el espacio Schengen. Siempre optaba por quedarse un poco afuera. Nunca fue parte real de la Unión Europea.

Habiendo dicho eso, una sola cosa que ha producido el proyecto europeo ya vale todo lo demás: ustedes no han tenido guerras entre ustedes en los últimos setenta años. Solo con ese espacio de paz, la Unión Europea ya es un gran logro. Pero la UE también ha logrado equiparar mucho mejor a las poblaciones europeas en su nivel de vida. Y ese proceso se continúa. A pesar de que haya habido baches como la crisis de 2008 o países para los que haya sido más difícil, como Grecia, o duro, aunque menos, como España, todos avanzan en la misma dirección.

Pero las críticas siguen.

Todavía hay cosas que mejorar, claro. Como en toda obra humana, nada es perfecto, y ha habido decisiones equivocadas en algunos casos o conductas abusivas en otros. Pero hay que hacer un balance general: ¿Están mejor que antes los países que forman parte de la UE?

Hay muchos partidos nacionalistas que creen que es mejor salirse.

Los sectores que plantean salirse de la UE son realmente marginales. Lo que hay en esos partidos nacionalistas no es tanto la idea de salir de Europa, sino planteamientos de ralentizar o disminuir la velocidad de la integración. Están planteando críticas a la Unión Europea en su política migratoria, en su política regulatoria, en que se le vaya dando más poder a ella en detrimento de los Estados Nación.

La discusión está en si ustedes van hacia un supraestado europeo o van hacia una confederación de naciones dentro del espacio europeo. Y esa es una discusión saludable, propia de un proceso en construcción.

Milton C. Henríquez es el embajador de Panamá ante España desde febrero de 2017. Carmen Suárez

Esos movimientos también se dan en España. Pero en Cataluña, por ejemplo, parece que las dos únicas opciones son las de permanecer en España o independizarse.

Aunque todo este proceso se quiere plantear como un problema entre Cataluña y España, es un problema entre dos Cataluñas con visiones distintas sobre su relación con España, con Europa y el mundo. Y realmente ha producido mucho dolor entre los catalanes. Ante eso, es compadecerse y orar y desear que se pueda resolver ese conflicto que ha partido en dos a los catalanes.

Una de las grandes pérdidas que ha tenido Cataluña es el catalanismo, que es distinto del independentismo, y que era un discurso que pretendía defender los intereses de Cataluña dentro de España y dentro de Europa. Y es necesario reconstruir ese espacio. Estoy convencido de que se puede ser español, catalán, europeo, y una cosa no niega la otra. Y se pueden defender los intereses de Cataluña sin romper con esos grandes proyectos que son de beneficio general.

Los países que separan el jefe de Estado del jefe de Gobierno, como ustedes, con el Rey, tienen más estabilidad

La Generalitat de Cataluña ha trabajado mucho en los últimos años la idea de tener “embajadas” para presentarse como nación ante el resto de la Unión Europea y del mundo ¿Qué opinión le merecen esas embajadas?

La propia legislación europea y la Constitución española, que generó un sistema que da a las autonomías muchas más facultades que casi cualquier otro sistema federal de los que existen en el mundo, reconocen que las regiones tienen capacidad de promoverse y defender sus intereses de índole comercial, cultural o social en ese campo legítimo.

Pero el mundo reconoce que hay un Estado español y que la representación diplomática de ese Estado español solo la pueden llevar las embajadas y consulados de España. Cualquier oficina que establezcan ciudades o regiones son válidas en tanto se restrinjan a aquellas actividades que las legislaciones les permitan. Lo que no reconoce la normativa internacional es que oficinas comerciales cumplan funciones que no se les permiten.

Usted, como embajador de Panamá en España, ¿cómo vivió el intento de golpe en Cataluña?

La República de Panamá respaldó y respalda al Estado español, respalda la Constitución española y creemos que ese tema lo tienen que resolver internamente. Entendemos que hubo una etapa en la que hubo una intervención directa del Estado español, pero ahora mismo es un conflicto entre catalanes que esperemos que lo puedan resolver los catalanes.

¿Ese “que lo resuelvan los catalanes” significa que se puede gestionar desde Cataluña el que se quieran independizar o no?

Yo no creo que haya dicho eso. Lo que estoy diciendo es que ninguna de las dos partes puede pretender que la otra mitad de los que votaron distinto vaya a desaparecer mañana ni que esos que no piensan como uno se tengan que ir del territorio.

Ante esa realidad, en la que en un mismo territorio tiene que convivir gente que tiene opiniones distintas y ninguna de las dos partes tiene la legitimidad para que la otra parte desaparezca o se tenga que ir de su propia tierra, solamente queda el diálogo. Solamente queda una solución entre catalanes para decidir cómo van a convivir teniendo opiniones divergentes. Y ese diálogo tiene que darse dentro del marco de la ley y de la Constitución del Estado al que pertenecen.

Tras el 1-O, el Rey fue muy importante. Usted que viene de una república, ¿cómo ve la monarquía?

Todo país necesita un jefe de Estado. Hay países que tienen un presidente y otros tienen reyes o reinas. En nuestros países americanos tenemos un problema, porque la figura del jefe de Estado está confundida con el jefe de Gobierno, y eso produce mucha convulsión. Los países que los separan, como ustedes, tienen una mayor estabilidad.

Hay que comprender que el jefe de Estado representa a toda la Nación, y eso es muy difícil. El jefe de Gobierno normalmente representa a un sector que obtuvo una mayoría para gobernar dentro de una visión de un programa de Gobierno, de una ideología.

En ese sentido es importante la separación de un jefe de Estado y un jefe de Gobierno. Yo puedo decir que ustedes tienen uno de los jefes de Estado mejor preparados del mundo. Preparado por su educación, por su formación y por la experiencia que ha adquirido. Una de las grandes bendiciones de España es tener una persona con esa preparación como Jefe de Estado.

El debate para algunos está en que en España no elegimos a nuestro Jefe de Estado.

A veces se nos olvida para qué sirve una constitución. La constitución se crea para evitar el abuso del poder y la tiranía de las mayorías, y le garantiza a las personas y a las minorías o colectivos una serie de derechos fundamentales que ni siquiera la mayoría puede desconocer.

En este sentido, cuando un país se da una constitución, acuerda que no todo se puede someter a referéndum y que no todo queda sujeto a la aprobación de las mayorías, sean nacionales o regionales.

Cuando tú tienes un sistema que establece cómo se cambia una constitución, cómo se modifica la relación de las partes con el centro, y tú quieres cambiar esas normas, se tiene que hacer dentro de las normas del Estado de Derecho que establece esa constitución que tú te diste para garantizar la libertad y para garantizar unos derechos fundamentales.

No se puede invocar el derecho de la mayoría para violentar las normas que garantizan los derechos de la minoría. Por lo tanto, cualquier transformación que se dé en un país que vive bajo un régimen constitucional, tenga un jefe de Estado diferenciado de un jefe de Gobierno o no, para que tenga legitimidad, tiene que hacerse dentro de las normas de ese Estado de Derecho recogido en la constitución que se aprobó en algún momento de su historia.

Es deber de todos fortalecer la armonía social y el Estado de Derecho. Con estos pilares podemos vivir mejor

En sus dos años y medio como embajador en España le ha tocado vivir momentos muy inestables políticamente. ¿Cómo los ha vivido?

Yo vengo del mundo de la política y, desde ese punto de vista, ha sido muy interesante, porque he visto cómo se ha desmontado el sistema bipartidista, de alternancia, y empiezan a surgir nuevas fuerzas políticas que obligan a llegar a pactos. Y eso siempre es interesante.

Pero lo más interesante es que, en estos últimos tres años, ustedes han vivido prácticamente la mitad del tiempo con Gobiernos en funciones y, sin embargo, han seguido creciendo, han bajado el desempleo, han gestionando crisis internas importantes, han vivido momentos de cambios generacionales, tanto en la monarquía como en el liderazgo de todos los grandes partidos políticos...

Están viviendo tiempos de transformación profunda y no aprecian que en mitad de todo este regulú ustedes siguen creciendo, exportando más que antes. Por lo tanto, España es un país muy fuerte. Y es un país muy interesante y que normalmente resuelve sus problemas y se dirige en buen camino.

Un de los problemas que ahora preocupa en España es el de la violencia machista.

Lo que ustedes están viviendo en España es hacer conciencia de un problema que tenemos en todas las civilizaciones en donde ha habido un rol subordinado de la mujer que lleva a conductas inaceptables por medio de los hombres; pero también comienzan a aparecer otras conductas de mujeres contra hijos o mujeres contra maridos, porque la violencia intrafamiliar no se reduce a la violencia machista, aunque sea la mayoritaria.

Cuando nosotros empezamos a tipificar y regular el feminicidio y los delitos de violencia intrafamiliar, por supuesto, las estadísticas comenzaron a subir. Y la primera impresión es que hay más crímenes de estos, pero la realidad es que hay más crímenes reportados. Conforme las políticas vayan dando resultados, veremos que empiezan a bajar. Y ustedes verán esos resultados conforme sus políticas sean implantadas.

Por lo que comenta, da la sensación de que en España hay demasiada prisa por ver resultados...

Eso nos pasa a todos. Queremos pasar por una ventanilla y salir con una comida en diez minutos. Todo lo queremos inmediatamente. Somos una generación y una sociedad que vive de lo inmediato. Y, por supuesto, queremos una ley que diga que se acaba la pobreza y que, al día siguiente, ya no haya pobres.

Lamentablemente los procesos sociales no son tan rápidos. Se dan por acumulación, es decir, se van acumulando los hechos y no vemos nada hasta que un día todo rompe. Nosotros tenemos que saber que los procesos sociales son así. No para conformarnos por que las cosas no cambien, sino para no desesperarnos porque no vayan tan rápido como quisiéramos y cambiar algo que iba bien. Los procesos sociales requieren perseverancia, firmeza y estar evaluando periódicamente para confirmar que estamos por buen camino.

Quisiera que hablásemos también de varios problemas que afectan tanto a España como Latinoamérica. Uno de ellos es la inmigración.

Panamá es un país de inmigración neta, en eso se parece a España. Hay más gente que emigra a Panamá que panameños que emigren. Y los que emigran suelen volver. De todas formas, cuando se habla de inmigración, me parece que el debate se plantea con simplicidad. Y con simplicidad es difícil resolver problemas complejos. No es lo mismo un refugiado, que un asilado, que un inmigrante legal o un inmigrante ilegal.

A un refugiado hay que acogerle siempre, porque un refugiado es una persona que ha sido prácticamente expulsada de su país de origen, bien sea porque su gobierno no le puede garantizar su integridad o bien sea porque es su propio gobierno quien le amenaza. A un refugiado hay que acogerlo en cualquier circunstancia. Muchas veces mezclamos las categorías y las aplicamos de una forma que no tienen nada que ver una con la otra. Así que lo primero que hay que hacer es clarificar el discurso y cuáles son las políticas para cada uno de esos colectivos.

¿Y qué opina sobre la posesión de armas? En Estados Unidos acaba de haber dos matanzas y en España, Santiago Abascal y Pablo Iglesias defendieron en su día el derecho a tener armas.

Una de las primeras cosas que hace el Estado cuando surge es monopolizar la violencia, porque se entiende que el Estado administrará esa violencia solo en interés del bien común. Esa es la presunción. Habiendo dicho eso, la contraposición es que la violencia no esté siendo monopolizada por el Estado y que todo el mundo sea libre de ejercer la violencia cuando le dé la gana. ¿Has visto el vídeo en el que una persona empuja a otra en el metro de Madrid? Eso muestra lo que sería un país donde la violencia es de libre uso. Eso no sería civilización. Eso sería la ley de la selva.

Con respecto a Estados Unidos, hay que leer bien la segunda enmienda, que se da en un momento en los que los Estados Unidos no tenían ejército permanente, porque después de la Guerra de Independencia, George Washington propone la disolución del ejército permanente. Lo que se crean son milicias, y lo que la segunda enmienda defiende es que todo el mundo tiene derecho a portar armas, y esta segunda parte es la que se les olvida, para defender el territorio nacional. No a portar armas, y punto.

Estos días hemos vivido homenajes a etarras. ¿Se deben pasar por alto?

En un contexto general, en cualquier país o lugar en donde se haya padecido el terrorismo, pienso que lo primero es que se actúe dentro del Estado de Derecho y la Justicia. Una vez identificados los culpables y aplicadas las penas, estas solo se pueden revisar consultando el sentimiento de las víctimas y sus familiares, atendiendo las necesidades del orden público y solo luego de eso, cualquier consideración sobre el confort de los reos.

Sobre las opiniones al respecto de los reos o de los procesos hay que comprender que en una democracia con Estado de Derecho hay libertad de expresión -incluso para las personas detestables- sin embargo, para garantizar las libertades, normalmente hay que establecer sus límites -no hay nada más peligroso para la libertad, que el uso libérrimo de la misma, ya que ello que tiende a pisotear la misma u otras libertades de los demás- y por ello, la libertad de expresión también tiene límites.

En algunos países, por ejemplo, el discurso de odio -que incita al daño físico o al aniquilamiento de personas o grupos- y la apología del delito, son a su vez conductas delictivas y no ejercicio de la libertad de expresión. Si una persona que muestra alguna simpatía por grupos terroristas o miembros de esas organizaciones usa el discurso del odio o hace apología de delito, incurre en un delito; pero, si no lo hace -por más desagradable que sea la persona o sus ideas- tiene derecho a expresarse.

¿También en los medios públicos? ¿Le pareció bien la entrevista de Televisión Española a Arnaldo Otegi?

Los medios de comunicación escogen a quién invitan o entrevistan y deben ser cuidadosos del decoro y de las sensibilidades de su audiencia. Es deber de todos fortalecer la armonía social, el Estado de Derecho y el orden público. Con estos tres pilares podemos vivir mejor.

Milton C. Henríquez, embajador de Panamá en España, durante su entrevista con El Español. Carmen Suárez