Leidy, la madre de 5 menores cuyo asesino dijo en Nochevieja que acabaría preso
Francisco José López Romera tenía una orden de alejamiento de 1.000 metros. Esperó a la víctima a la salida del trabajo para asesinarla. Después se entregó. Leidy Yuliana tenía cinco hijos.
23 febrero, 2017 01:32Noticias relacionadas
Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años, es la decimocuarta mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. Se suma a la lista de víctimas mortales de la violencia machista en España en 2017, en la que también están dos mujeres de las que todavía no habíamos hablado: Margaret Stenning, de 79 años, y otra mujer de 91 años cuyo nombre desconocemos (serían la decimoquinta y la decimosexta).
En esta lista también están Matilde de Castro, de 44 años; una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; así como María José Mateo García, de 51 años.
En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 16 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
11 de la noche del martes 21 de febrero. Francisco José López Romera, de 52 años, acude al colegio Escola Santa Perpétua, en el municipio homónimo (Barcelona). Allí trabaja su expareja, Leidy Yuliana Díaz Alvarado, de 34 años. Ella es limpiadora a través del servicio municipal de limpieza, Mogoda Serveis SAM. Francisco José sabía que no debía acercarse a menos de 1.000 metros de Leidy Yuliana, pero aun así esperó a que saliese de su turno de trabajo y se quedase sola para agredirla. Le asestó varias cuchilladas y murió en el acto. Tras asesinarla, abandonó su cuerpo en plena calle y se entregó, ya pasada la medianoche, a los Mossos d'Esquadra.
Leidy Yuliana era originariamente de Ecuador y había emigrado a España hacía una década aproximadamente, según una vecina de la localidad. Primero se había asentado en Barcelona y, después, en Santa Perpétua. A mediados de 2016, Leidy Yuliana había decidido poner fin a su relación con Francisco José, un hombre de Sabadell al que había conocido en Barcelona. En noviembre, la víctima había decidido interponer una denuncia contra el agresor por maltratos. Se emitió una orden de alejamiento de 500 metros. Él la incumplió y el 14 de enero de 2017 fue ampliada hasta los 1.000 metros.
Isabel García, alcaldesa de la localidad, apunta a EL ESPAÑOL que en este periodo ya "había antecedentes por agresión". La preocupación en el Ayuntamiento por la vida de Leidy era tal que le propusieron rotar como limpiadora por diversos lugares, con el fin de que él no pudiera tenerla controlada ni localizarla en un lugar fijo. "A veces limpiaba las oficinas de la sede del Ayuntamiento, pero casi siempre estaba en la escuela porque era donde tenía a sus amigas, era su lugar de trabajo, donde más cómoda se sentía".
Un acto premeditado
El 31 de diciembre, dos semanas antes de que la acosara incumpliendo la orden de alejamiento, Francisco José escribía en su red social el siguiente mensaje: "Esta es mi última publicación en Facebook, me voy a tirar unas buenas vacaciones de 4 o 5 años, cuando vuelva os escribiré". Un contacto de dicha red social le respondía con un "¿A dónde vas de vacaciones 5 años? ¿Es que te vas a la Luna?". Su respuesta: "No, preso".
Leidy Yuliana tenía cinco hijos, todos menores de edad, quienes quedarán a cargo de las hermanas de la víctima, que también emigraron y viven en la zona.
Concha López Casares es psicóloga y atiende a mujeres maltratadas y a hijos de mujeres víctimas de violencia machista. Afirma que "estos hijos se enfrentan a una orfandad brutal": "Se produce un vacío, no son huérfanos por una pérdida, sino como consecuencia de una violencia intencional del hombre que tenía que estar ahí para protegerles porque era una figura paterna. No hay registro, no hay palabra para contarlo. Cuando les pido que hagan dibujos y pintan a su familia, hay un hueco ahí. Muchas veces el asesinato no lo incorporan, no son capaces de digerirlo. Un desgarro así en la vida de un menor es muy difícil de sanar".
La psicóloga establece una analogía interesante entre el dolor que produce que un ser querido sea víctima de un atentado terrorista o que lo sea de un asesinato machista: "En ambos casos, la injusticia no entra en la cabeza, no hay un porqué. Y hay mucha culpa. Todos los humanos frente al horror sentimos culpa. En los atentados de Atocha traté a familiares de víctimas y una madre pensaba que por qué despertó ese día a su hijo para ir a clase. Siempre hay una reacción de 'qué podría haber hecho yo para evitarlo'. En estos niños y niñas pasa igual, quieren proteger a la mamá. Siempre creen que podrían haber hecho algo, cuando son muy pequeños ese algo es tan simple como pensar: 'Podría haberle dado un beso a mamá ese día por la mañana y no lo hice porque me tenía harta'. La culpa traumática les persigue durante muchísimo tiempo".
López Casares advierte que hay en la interpretación de ciertos detalles de la vida de las víctimas una forma de "desconexión totalmente errónea": "Habrá quienes piensen: 'A mí no me va a pasar, eso le pasa a otra gente, gente que se enamora de enfermos'. Es un pensamiento totalmente equivocado".
Habitualmente pedimos a quienes conocían a las víctimas que expresen cómo querrían que fuese recordada. Las víctimas no son solo datos, son madres, hijas, amigas, trabajadoras. La alcaldesa Isabel García ha querido expresar que era "una mujer muy valiente que lo había pasado muy mal a causa de este maltratador y que intentaba salir adelante". "Llevaba todo el peso del hogar, trabajaba muchísimo para sacar adelante a su familia". García añade que "los niños tendrán cobijo gracias a las hermanas de Leidy". "Por supuesto, desde el Ayuntamiento pondremos a su disposición todos los medios que necesiten para superar esto". Su condena hacia este y otros asesinatos de mujeres por parte de hombres es tajante: "No toleraremos a los maltratadores. Era nuestra vecina, nuestra amiga, nuestra compañera. Este no puede ser un asunto del ámbito privado, nos concierne a todos".
También Isabel Palomares, vecina de Santa Perpétua y amiga de Leidy Yuliana, ha querido expresar lo que sentía: "Me gustaría que se la recordase como a una persona muy trabajadora, cuando la veías era como una explosión de alegría, le encantaba estar con su familia. Me la cruzaba en el autobús y ella se desahogaba, pero ahora solo piensas en que es tarde para ayudarla. ¿Cuántas mujeres más tienen que ser asesinadas para que se haga algo? ¿Si es tu hermana, tu prima o tu madre no vale? ¿Tienen que ser personas famosas?".
Margaret Stenning
Margaret Stenning, de 79 años, fue asesinada por su marido, Ronald Stenning de 86 años, la mañana del domingo 18 de febrero. Ambos vivían en la residencia Orpea, junto a la playa Muchavista, en El Campello (Alicante). Ambos procedían de Inglaterra y hacía unos meses que se habían trasladado hasta España para vivir su jubilación en la Costa Blanca. Según fuentes cercanas al caso, tanto Margaret como Ronald tenían movilidad reducida, por eso residían en Orpea, donde se les procuraban cuidados y asistencia. La investigación concluye que el marido acuchilló a Margaret hasta matarla y después se autolesionó, causándose varias heridas. El agresor está siendo sometido a pruebas psiquiátricas.
Mujer de 91 años
Un hombre de 92 años acuchilló en el cuello a su esposa de 91, que padecía demencia, en la madrugada del domingo 19 de febrero. Ambos vivían en Villanueva del Fresno (Badajoz). Se desconocen más datos tanto de la víctima como del agresor. Según informa el diario Hoy, el agresor intentó suicidarse ingiriendo fármacos, tal y como recoge el parte médico del SES. La mujer no murió en el acto. Fue ingresada en el Perpetuo Socorro de Badajoz, y finalmente falleció hoy miércoles 22 de febrero.