“Tengo varias preguntas en la cabeza y no puedo dejar de decirlas en voz alta”, consideró María José Rama, viuda del guardia civil Juan Carlos Beiro, en el homenaje que un grupo de vecinos de Leitza (Navarra) organizó en memoria de la víctima de ETA, trece años después de su asesinato. Delante de sí, la viuda tenía a Uxue Barkos, presidenta del Gobierno foral; un tripartito sustentado por la formación que lidera, Geroa Bai, además de EH Bildu e Izquierda-Ezkerra. Esta es la primera ocasión en la que Barkos, a quien las víctimas acusan de un discurso equidistante sobre el terrorismo de ETA, asiste a un acto en recuerdo a un asesinado por la banda.

“Me pregunto cómo es posible que personas que no llaman al terrorismo por su nombre pretendan honrar la memoria de una víctima”, espetó María José Rama en el mismo lugar en el que un comando terrorista acabó con la vida de su marido. La declaración estaba dirigida al discurso que Barkos venía proclamando desde la campaña electoral en las elecciones municipales y que ha mantenido desde que ha accedido a la presidencia del Gobierno.

“Rechazamos el uso de la violencia con fines políticos”, señaló la lideresa de Geroa Bai en su discurso de investidura en el Parlamento navarro, sin hacer mención expresa al terrorismo de ETA. Hace una semana, además, señaló la “grandeza y la dignidad del dolor de cualquier víctima y de sus familias”, donde en esta ocasión sí mencionó a la banda, además de los GAL, la guerra civil y la violencia de género.

Asistentes al homenaje: Carlos Beiro y Maria Barkos

En la imagen, asistentes al homenaje en recuerdo a Juan Carlos Beiro: en medio, María José Rama y sus dos hijos; a la izquierda Uxue Barkos y la consejera Ana Ollo; a la derecha, los padres de la víctima.

“Me pregunto qué pensaría Carlos si viese que quienes desacreditan el trabajo de sus compañeros vienen hoy al sitio donde lo mataron por ser, precisamente, un guardia civil”, insistió en su discurso, emocionada, María José Rama. En esta ocasión, aludía a las valoraciones de la consejera portavoz del Gobierno foral, Ana Ollo, tras la reciente desarticulación de la cúpula de ETA. “ La vía policial [para derrotar a ETA] está ahí, pero creemos que no es la única”, juzgó Ollo. Colectivos de víctimas del terrorismo como COVITE criticaron estas declaraciones: “Poner en entredicho la labor policial supone lanzar un mensaje de complacencia a quienes aún justifican la trayectoria criminal de ETA”, señalaron.

María José Rama insistió, de nuevo, en el desagrado que le producía la asistencia del Gobierno foral en el acto: “Me pregunto cómo alguien que se apoya en quienes justifican a ETA para presidir un Gobierno puede venir a un homenaje a un asesinado”, indicó, en referencia a EH Bildu, uno de los tres partidos que sostienen el Gobierno de Navarra.

El homenaje, que comenzó a la una de la tarde en la iglesia de San Miguel, en Leitza, prosiguió después en el punto en el que el agente fue asesinado el 24 de septiembre de 2002: un talud ubicado a las afueras de la localidad, en la carretera que conduce a la localidad guipuzcoana de Berastegi. Los etarras colocaron allí una pancarta bomba en la que se podía leer, en euskera, “Guardia Civil, mátalo aquí”. Cuando Beiro acudió a retirarla, los miembros de la banda activaron el detonador. La deflagración alcanzó de pleno al cabo e hirió a otros cuatro compañeros.

Cada año, un grupo de vecinos de Leitza coloca una placa homenaje al guardia civil asesinado en el mismo lugar del crimen; al concluir el acto, la vuelven a retirar hasta el año próximo. El motivo, aseguran, es por miedo a lo que puedan hacerle a la placa los habitantes más radicales de la localidad cuando no haya nadie presente.

Hoy, María José Rama pidió, desde este mismo lugar, justicia para los más de 300 crímenes de ETA sin resolver: “La falta de noticias, avances y la sensación que a veces sentimos las víctimas de que existe poco interés por seguir investigando me lleva a perder la fe en todo, hasta el punto de sentirme mal por exigir lo que por ley nos pertenece”.

Al concluir el acto, Uxue Barkos se aproximó a María José Ramas y, en un apartado, le dijo: “Yo tengo la conciencia muy tranquila”. La viuda le respondió en la misma línea en la que había pronunciado su discurso: “Yo más, te aseguro que duermo muy tranquila todas las noches”.

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