La tragedia que se fraguó frente a las costas de Lampedusa (Italia) el 3 de octubre de 2013 obligó a las autoridades europeas a establecer una nueva política sobre los flujos de migración en el Mediterráneo. Aquel día, 360 personas murieron al naufragar la barcaza con la que intentaban alcanzar Europa. Desde entonces, según estadísticas de la Organización Internacional para las Migraciones, otras 6.584 han perdido la vida en condiciones similares. Contrarrestar la actividad de las mafias y evitar nuevas muertes en el mar son los principales objetivos a los que responde la operación Sophia desplegada por la Unión; una misión militar internacional a la que ahora se suma la fragata española Canarias.
El navío partió el pasado jueves desde la Base Naval de Rota para incorporarse a la segunda fase de la operación, que arranca el 7 de octubre. En ella, se persigue “la búsqueda, el desvío y bloqueo de buques sospechosos de tráfico de personas”, tal y como la define el coronel del Ejército de Tierra y miembro del mando de operaciones Dionisio Urteaga Todo: “Se opera desde bases en Europa, inicialmente en el Mediterráneo central –añade-, pues es donde se produce el mayor tráfico de este tipo, entre las costas de Libia e Italia, aprovechando la situación que existe en el país africano”.
La fragata Canarias, con una eslora de 138 metros y alrededor de 4.000 toneladas de desplazamiento, está dotada con sensores y armamento para llevar a cabo la misión en el Mediterráneo. Fue construida en 1994 por el astillero de la Empresa Nacional Bazán de Ferrol (hoy, Navantia) y a bordo viajan 200 efectivos. Su incorporación a la operación está precedida por las labores de patrulla marítima que un avión P-3 del Ejército del Aire español ha venido efectuando desde el pasado 13 de septiembre.
Según explica el coronel Urteaga, “será importante la colaboración y coordinación con ONGs que desplieguen sus capacidades en la zona”. El miembro del mando de operaciones señala, además, que el despliegue militar supone uno de los pilares fundamentales para contrarrestar la labor de las mafias en el Mediterráneo, pero no es el único: “Es necesario que, además de las operaciones navales y aéreas que se están llevando a cabo, la Unión Europea realice un enfoque integral para resolver la situación de la inmigración procedente de África. Para ello, hay que trabajar con autoridades de los países de origen y las organizaciones regionales africanas”.
Las claves de la operación
El Consejo de la Unión Europea aprobó la operación Sophia -inicialmente conocida como EUNAVFOR MED- el 18 de mayo de 2015. Esta se compone de tres fases definidas en el documento Council Decision 2015/778. Para los dos meses de la puesta en marcha de la primera fase y el mandato inicial de 12 meses se ha establecido un fondo de 11,8 millones de euros.
La primera fase corresponde con la identificación de las redes de traficante. Para ello, cuatro buques y seis aviones procedentes de diferentes países miembro de la Unión Europea han patrullado y recabado información en aguas internacionales del Mediterráneo.
La segunda etapa, que comienza el 7 de octubre, supone la incorporación de los efectivos militares en la búsqueda y captura de los barcos que trafiquen con seres humanos. “La decisión que hoy tomamos lleva la operación naval de la Unión Europea desde su fase de recopilación de información a una fase operativa y activa contra los traficantes de seres humanos en alta mar”, indicó Federica Mogherini, alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, después de dar luz verde al arranque de este periodo.
La tercera fase, todavía por delimitar, supondría el empleo de todos los medios militares para inhabilitar los barcos de contrabando. En ella, si existe acuerdo con las autoridades libias, “podrá actuarse en las aguas territoriales de dicho país”, explica el coronel Urteaga.
El contraalmirante Enrico Credendino coordina la operación desde los cuarteles generales de Roma. La operación Sophia recibe su nombre de una niña de origen somalí que, con el mismo nombre, nació el pasado 22 de agosto a bordo de un buque militar tras un rescate frente a las costas de Libia.
Las Fuerzas Armadas ante un hito histórico
La operación Sophia abanderada por la Unión Europea es el marco de una de las veinte operaciones que las Fuerzas Armadas acometen actualmente en el extranjero. En total, alrededor de 12.000 efectivos están desplegados en territorio nacional y más de 2.300 once países y cuatro zonas marítimas. De ellos, el 63% proceden del Ejército de Tierra; el 23%, de la Armada; el 10% del Ejército del Aire; el 3%, de los cuerpos comunes de la Defensa; y el 1%, de la Guardia Civil.
“Dependiendo del tipo de operación el esfuerzo y visibilidad que en el conjunto de la misión tiene España y sus Fuerzas Armadas es diferente, si bien en todas ella tiene un peso específico -considera el coronel Urteaga-, Esto contibuye no solo a la seguridad y defensa de los intereses españoles, sino también a la acción exterior del Estado y a la difusión de la Marca España”.