La histórica localidad china de Chikan, en la provincia meridional de Cantón, está expulsando a sus residentes con el fin de convertir el lugar en un parque temático de hoteles, tiendas y cafeterías, informó este lunes el diario South China Morning Post.
Las autoridades de Chikan, famosa por su arquitectura del siglo XIX y XX, que mezcla elementos europeos y orientales, han decidido echar de ella a cerca de 4.000 familias, muchas de ellas habitantes de esos edificios históricos desde hace generaciones, denuncia el diario hongkonés.
"Tengo 70 años, nací en un edificio en el centro de la ciudad vieja que mi abuelo construyó a orillas del río, y ahora las autoridades sólo me indemnizan con 500.000 yuanes (75.000 dólares), demasiado poco para comprar una casa decente", señaló al rotativo uno de los vecinos afectados, llamado Jian Jian.
Ante la resistencia de muchos de los vecinos -más de la mitad- las autoridades han tomado medidas drásticas, como cortar los accesos por carretera, tapar edificios con paneles o bloquear puentes del río que divide la localidad.
"Ninguno de los residentes quiere vender sus propiedades y salir, pero nos han forzado a decir que sí, han destruido las carreteras y han cerrado la estación de autobús", relató Jian Jian, quien aseguró que "Chikan es el origen de muchos emigrantes chinos y de Hong Kong: nacimos aquí, crecimos aquí y envejecemos aquí".
El gobierno local firmó un acuerdo de 900 millones de dólares con una filial del gigante financiero chino CITIC para convertir Chikan en uno de los principales atractivos turísticos del sur de China.
En sus cercanías se encuentran los edificios históricos de Kaiping, declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2007 y que como los de Chikan fueron construidos por emigrantes chinos a Europa o América que regresaron con grandes fortunas a su tierra natal y edificaron mansiones con elementos occidentales.
Chikan ya atrae a muchos turistas, puesto que es famosa entre los chinos por haber sido usada como escenario de populares películas locales, pero con el nuevo proyecto se espera lograr atraer a siete millones de visitantes anuales, casi el equivalente de los que cada año pasan por el Palacio de Versalles de las afueras de París