La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) indicó hoy que aún hay una gran "vulnerabilidad" entre la población de refugiados rohinyás en Bangladesh, y advirtió de que sin una rápida mejora de sus condiciones se puede producir una epidemia o una crisis de salud.
"Todavía hay una vulnerabilidad significativa y una importante preocupación de que sin una mejora rápida de la situación y una rápida ampliación de los servicios (...) todavía estamos en riesgo de una epidemia o un gran deterioro de la salud de la población", indicó telefónicamente Robert Onus, coordinador de Emergencias de MSF.
Onus señaló que los campos están un poco más organizados que semanas atrás, algo a lo que ha ayudado la reducción del número de refugiados que están llegando a Bangladesh procedentes de Birmania (Myanmar), pero aún se está muy lejos de poder dar respuesta a los más de 400.000 de recién llegados.
"El flujo ha bajado o casi parado, la situación es un poco más estable, pero el acceso a los servicios todavía no está", dijo.
"No tenemos el caos que había hace dos semanas, pero el déficit absoluto de servicios mínimos básicos todavía se mantiene", dijo.
En ese sentido, explicó que mientras aquellos refugiados que se encuentran más cerca de carreteras y lugares de reparto de ayuda han ido encontrado acceso a servicios todavía hay mucha gente en lugares más alejados dentro de los campos a los que sigue sin llegar la ayuda.
Hace hoy un mes un ataque por parte de un grupo insurgente rohinyá contra casetas policiales y militares en el estado Rakhine, en el oeste de Birmania, desencadenó una operación militar que ha hecho que 436.000 rohinyás, de acuerdo con el último cálculo de la ONU, se hayan refugiado en Bangladesh.
El Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos calificó esa acción militar de "limpieza étnica de libro", y testigos aseguran que el Ejército ha incendiado decenas de aldeas y tiroteado a la población civil rohinyá.
Los miembros de esta minoría musulmana no son reconocidos en Birmania como ciudadanos, y Bangladesh tradicionalmente los ha ignorado concediendo estatus de refugiado únicamente a unos 30.000 de los alrededor de 300.000 que había en el país ya antes de la crisis actual.