Cinco días después de que el alcalde del PSOE de San Vicente del Raspeig, Jesús Villar, le dejara sin competencias municipales, el también regidor socialista, Jesús Arenas, ha renunciado a su acta de cargo público.
Se trata de la salida que le quedaba después de que una serie de filtraciones a la prensa desvelara el menosprecio que sentía hacia el primer edil, del que dijo en un grupo de Whatsapp de los concejales socialistas críticos con el alcalde que "JV es un hijo de la gran puta. Fin de la cita".
Pero más allá de la gravedad del insulto, su salida también obedece a que se ha sabido que, en dicho grupo de Whatsapp, había estado filtrando información comprometedora de la Mesa de Contratación y de Comisiones Informativas Especiales.
Posible demanda
A este respecto, y según ha podido saber El Español, el PP, en la oposición, ha elevado estos hechos a instancias superiores del partido para que, en caso de que haya indicios, se curse una demanda que iría contra el alcalde Villar. Al líder socialista lo consideran "máximo responsable" porque entienden que él ya sabía de esas filtraciones "y no hizo nada".
Un alcalde que, a principios de semana, había despojado a Arenas de todas las competencias que ostentaba "por falta de confianza", es decir, la portavocía en el Ayuntamiento, Infraestructuras, Contratación, Mayor y Movilidad. Anteriormente hizo lo mismo con otro concejal díscolo, José Luis Lorenzo, quien acabó dimitiendo después de que se conocieran los insultos que había lanzado a funcionarios municipales.
Precisamente a principios de esta semana ha tenido lugar una ejecutiva de la agrupación donde ambas facciones trataron de apaciguar los ánimos y encauzar la gestión del equipo de gobierno, formado en minoría con Esquerra Unida y en la que se ha vuelto a tender la manos a Podemos, de momento sin éxito.
Expedientes
Con lo que respecta a Arenas, era la cara visible de un grupo totalmente fraccionado, con el alcalde arrinconado por sus compañeros, el cual solo contaba con el apoyo de Asunción París y Belén Arqués. Fue esta última la que dimitió a mediados de febrero para volver a su plaza de docente en un instituto. Posteriormente reconoció abiertamente que se marchaba por la división del PSOE.
Estas afirmaciones terminaron abriendo la brecha y desencadenaron la crisis actual. Por un lado, la agrupación socialista abrió un expediente contra Arqués y Villar por haber aireado el enfrentamiento que existe (el primer edil dio crédito a Arqués).
A su vez, el PSPV de Ximo Puig, que salió en tromba en defensa de Villar, abrió un expediente contra los regidores díscolos que, con su abstención, frenaron una modificación del PGOU propuesta por el primer edil. A día de hoy, viernes, el expediente, que podría acarrear la salida de los siete concejales críticos y una nueva crisis, sigue su tramitación, según fuentes orgánicas de Valencia.