La expansión de los incendios que han sacudido en la última semana el paisaje de norte y sur de la Comunidad Valenciana ha tenido muchos factores externos. El clima seco, el calor extremo y unos cambios de viento constantes dificultaron desde el primer minuto las labores de extinción del fuego que ha arrasado en total unas 26.000 hectáreas en las comarcas alicantinas y castellonenses.
Sin embargo, el culpable en ambos casos, la Vall d'Ebo y Bejís, es el mismo: un rayo que ha impactado en una zona de abundante vegetación seca y donde las llamas se han extendido sin control. Y no han sido, ni mucho menos, dos casos aislados.
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Hace una semana el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, destacó la incidencia "extremadamente alta" que han tenido los rayos este año en la formación de incendios forestales en España, en comparación con el número "relativamente" bajo de incendios provocados por la mano del hombre. Solo en Galicia hubo medio centenar de incendios originados por relámpagos en una serie de tormentas que se registraron en el mes de julio.
En el caso de la Comunidad Valenciana, la Agencia Española de Meteorología cifró en 810 los rayos que cayeron en el suelo de la región el pasado miércoles, cuando la lluvia y el granizo facilitaron la extinción del perímetro de los dos grandes incendios de Alicante y Castellón. Cualquiera de esos fenónemos puede provocar potencialmente un incendio si cae en el lugar adecuado y en el momento preciso. La cuestión es si volverá a suceder.
En este sentido, el propio Briales explicaba que es importante no culpar de manera exclusiva al cambio climático de estos incendios, ya que será "una lucha de decenios a escala global". Así, instaba a actuar "de manera local" para evitar el abandono rural y recuperar una gestión forestal que impida unas condiciones orográficas proclives a la extensión del fuego.
26.000 hectáreas en total, según Copérnicus
Por otra parte, los dos incendios valencianos han arrasado ya más de 13.000 hectáreas cada uno, según los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS) aportados este jueves por el programa de satélites comunitario Copernicus.
En concreto, hasta este miércoles (17 de agosto) el incendio de Vall d'Ebo ha quemado un total de 13.116 hectáreas, una cifra inferior a la correspondiente al incendio de Bejís, que ha arrasado 13.451 hectáreas.
"Dos incendios forestales catastróficos están arrasando el este de España", ha lamentado Copernicus desde su perfil de Twitter, en el que también ha señalado que las "nubes de humo" de ambos son visibles en una imagen captada por la constelación de satélites Sentinel-3.
Este mismo jueves, la Comisión Europea informó de que en los últimos dos meses han sido movilizados 29 aviones, 8 helicópteros, 369 bomberos y 105 vehículos a través del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea para ayudar en la extinción de incendios en todo el bloque.
En lo que va de verano se han superado ya las 700.000 hectáreas arrasadas, la mayor cifra desde el inicio de la recogida de datos en 2006, según precisó el comisario de Gestión de Crisis, el esloveno Janez Lenarcic.
"Hasta ahora, el mecanismo ha sido activado nueve veces por cinco países con un grado de solidaridad manifestado por los Estados miembros sin precedentes", celebró el comisario, quien garantizó que Bruselas seguirá "vigilando la situación 24 horas al día".
Por otro lado, el sistema de mapas por satélite Copérnico ha sido activado este verano en 46 ocasiones por 15 países para obtener información de diversos incendios forestales, mientras que 150 bomberos de Bulgaria, Rumanía, Alemania, Francia, Finlandia y Noruega han sido desplegados en Grecia entre julio y agosto.