El récord de calor de este verano y el consiguiente proceso de evaporación ha disparado la cosecha de la principal explotación salinera de España, las Salinas de Torrevieja (Alicante), que prevé una cosecha en torno a las 550.000 toneladas.
El responsable de producción de Salinas de Torrevieja, Luis Díez, ha explicado a Efe que tras unos años de más lluvias de lo habitual en la zona, que redujeron la producción a entre 300.000 y 350.000 toneladas, este año se prevé volver a la cifra habitual de las 550.000.
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El alto calor de julio, agosto y primera mitad de septiembre, especialmente en los valores mínimos con la inmensa mayoría de noches con temperaturas tropicales (de más de 20 grados centígrados), ha conllevado una "evaporación excesiva" que ha beneficiado a la explotación porque, según Díez, "ha acelerado la cristalización de una sal y que sea de más calidad".
La situación meteorológica ha permitido que el espesor de las láminas de sal se sitúen en estos momentos en torno a los 100 u 110 milímetros, una cifra que aunque no llega a la considerada óptima de 120 es significativamente mejor que la conseguida en los últimos años, de entre 50 y 80.
"Este espesor nos beneficia porque nos ahorra tiempos de recolección y ayuda a aumentar la producción", ha relatado Díez.
Proceso de recolección
Por las características orográficas de estas salinas, de grandes dimensiones y en pleno parque natural, la recogida de la sal se efectúa "en húmedo", es decir, mediante un barco que corta las lajas de sal del fondo y las aflora a la superficie para ser recogidas posteriormente por otras barcazas hasta la zona de almacenamiento.
Una vez allí, la sal es lavada y guardada antes de ser dirigida a su mercado final, que suele ser la industria alimentaria, la química o a las labores de deshielo de carreteras tanto del resto de España como de varios países del norte de Europa e, incluso, de Estados Unidos.
Para ello, la sal es transportada en camiones de gran tonelaje al norte del continente o embarcada en buques de graneles a través del puerto de la ciudad torrevejense.
Una vez que este verano ha sido más caluroso de lo habitual y, por lo tanto, beneficioso para la cosecha de la sal, Díez confía en que las lluvias que suelen aparecer a partir de septiembre "no sean más intensas de lo habitual".
"Cualquier lluvia torrencial pararía de golpe la cristalización de la sal porque el agua dulce reduce la densidad de la sal en agua y cortaría el cuaje", ha advertido Díez.