Andrea Reinosa Redacción | Agencias

Un jurado popular de la Audiencia de Alicante juzga desde este lunes a tres hombres acusados de asesinar a otro tras asestarle un tiro en la cabeza a la salida de su casa de El Campello (Alicante), en un crimen supuestamente relacionado con el tráfico de droga.

La Fiscalía considera que los tres acusados fueron contratados por un tercero para acabar con la vida del hombre, supuestamente dedicado a la venta de sustancias estupefacientes y que se habría apropiado de la mercancía a distribuir o del rédito por venderla.

Así, considera que el propietario original de la droga contrató a los tres acusados como sicarios para que ejecutasen un 'vuelco', un hecho que se produjo el 14 de septiembre de 2019 justo, cuando el ahora fallecido salió de su vivienda.

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Según la acusación pública, los procesados se concertaron para alquilar una vivienda desde la que organizaron el crimen, para el que se valieron de un vehículo modelo Mini Cooper robado previamente y al que le colocaron una matrícula falsa.

Así, según su versión, esperaron a que su objetivo saliese a la calle para abordarlo por la espalda y descerrajarle dos tiros en la cabeza que le causaron la muerte de forma inmediata, para después darse a la fuga.

La Guardia Civil encontró el vehículo días más tarde, pintado de otro color diferente y hallaron en él las huellas de uno de los procesados, de nacionalidad colombiana.

Tras confirmar su identidad a partir de esas huellas, los agentes constataron que este primer acusado se encontraba en prisión en relación a otra causa por lo que acudieron al penitenciario de Madrid en el que permanecía y se entrevistaron con él.

Después, confirmaron que en el registro de su vivienda se había encontrado el arma con la que se había efectuado los disparos mortales, según se comprobó con el análisis del casquillo hallado en el lugar del crimen.

Más tarde, le trasladaron hasta el escenario de los hechos para que identificase la casa en la que se había hospedado y llegaron a identificar a los otros dos acusados, que habían participado en el alquiler de dicha casa.

La Fiscalía sostiene que estos dos acusados se encargaron de las labores de intendencia sobre el terreno que resultaban necesarias para cometer el crimen, en cuestiones como el alquiler de la casa.

Así, solicita para cada uno de ellos 19 años y 10 meses de prisión por el delito de asesinato, otros dos años y cinco meses por el delito de tenencia ilícita de armas y un año y medio más por el delito de falsedad en documento público por la manipulación de la matrícula del vehículo que utilizaron.

Por su parte, las defensas de los tres acusados niegan su relación con los hechos enjuiciados y demandan su libre absolución.

Durante su declaración, el primero de los acusados ha admitido que había sido condenado a cuatro años y tres meses por tenencia ilícita de armas, entre las que figuraba la pistola que presuntamente se utilizó para cometer el crimen.

No obstante, ha declarado que él no había disparado nunca esas armas y que solo le contrataron para que revisase que estaban en uso, puesto que había servido en el ejército de su país durante 15 años.

Ha admitido que había viajado hasta El Campello junto a su hermano para pasar unos días de vacaciones y que condujo el vehículo en el que hallaron sus huellas, pero ha negado que tuviese relación con el asesinato.

Además, ha asegurado que no conocía al resto de los acusados y que solo vio a uno de ellos porque fue quien le alquiló la vivienda, aunque en sus declaraciones ante la Guardia Civil llegó a identificar a uno de ellos a partir de una fotografía con el apodo de 'El Flaco'. "No soy un sicario, ni un asesino. No he matado a nadie", ha concluido.

El segundo de los acusados también ha negado su participación en los hechos y ha asegurado que él se limitó a subarrendar la vivienda en la que se hospedaron el primero de los procesados y su hermano, no juzgado en relación con el crimen al permanecer preso en una cárcel de Colombia, según ha apuntado el fiscal.

Así, ha sostenido que él pagó un año de alquiler por la vivienda después de haberse separado momentáneamente de su mujer y que, cuando se reconciliaron, decidió alquilar la vivienda para no perder el dinero que ya había anticipado a su propietario.

El tercero de los acusados ha declarado que él alquiló la vivienda con la intención de "estar tranquilo" puesto que estaba en busca y captura por un delito de blanqueo de capitales y que la utilizaba como domicilio habitual y pasar tiempo con su sobrino.

Después, ha explicado que, a través de una prostituta, le ofrecieron alquilarla una semana por 1.200 euros al primero de los procesados y a su hermano y ha negado que tuviese ninguna otra relación con ellos, además de negar que fuese conocido con el apodo de ‘El Flaco’.

El juicio está señalado en otras tres sesiones, hasta este jueves, cuando está previsto que el jurado inicie la deliberación de su veredicto.