Ya hay sentencia contra el sicario que mató a tiros a un supuesto narcotraficante en El Campello, localidad próxima a Alicante ciudad por un ajuste de cuentas. La Audiencia de Alicante le ha impuesto 15 años de cárcel por el asesinato de la víctima, de 40 años y añade otros seis meses más por haber falsificado la matrícula del coche robado, un Mini Cooper, con el que preparó el crimen, el cual fue determinante para dar con su identidad primero y paradero después.
Este fallo judicial avanzado por EFE llega después de celebrarse el juicio con jurado popular contra este, de 43 años, y otros dos acusados, de los que se confirma su inocencia al no haberse podido recabar suficientes pruebas. El veredicto de dicho jurado declaró culpable al hombre, de nacionalidad colombiana, por asesinar a otro individuo en plena calle de dos disparos, uno de ellos en la cabeza, pero faltaba por ver a cuánto ascendía una pena que la Fiscalía había elevado a 19 años y 10 meses por asesinato más otros dos años y cinco meses por el delito de tenencia ilícita de armas y un año y medio más por el delito de falsedad en documento público por la manipulación de la matrícula del vehículo que utilizó.
Con todo, los tres acusados negaron haber matado a tiros a la víctima. "No soy un sicario, ni un asesino. No he matado a nadie", llegó a decir uno de ellos. Dos de los cuales, procesados por estos hechos y ambos de nacionalidad española, han quedado absueltos pese a que el Ministerio Fiscal los consideraba vitales para el crimen al creer que habían participado en su organización.
[Declarado culpable solo uno de los tres acusados de la muerte del traficante en El Campello]
El jurado consideró culpable al condenado a partir de las huellas detectadas en el vehículo Mini Cooper y del informe de geolocalización de su teléfono móvil, del que se desprendía que se encontraba en el lugar de suceso en el momento en el que se produjeron los disparos.
El crimen se registró en torno a las 14 horas del 14 de septiembre de 2019 cuando la víctima salió a la calle para pasear a su perro y en ese momento le abordaron por la espalda y le descerrajaron dos tiros que le causaron la muerte de forma inmediata.
El autor se dio a la fuga a bordo del referido Mini de color rojo, sin que ninguno de los testigos presenciales, entre los que figuraban dos trabajadoras de un supermercado próximo, pudiese identificarlo pero días más tarde la Guardia Civil halló el vehículo, que había sido robado con antelación en Madrid y al que le habían colocado matrículas falsas, pese a que después del crimen fue pintado de negro.
Allí hallaron huellas del procesado tanto en el volante como en un envase de zumo, lo que permitió que fuese identificado y detenido, tras lo cual se averiguó que el arma utilizada había sido intervenida en otra operación policial previa en el domicilio en el que el procesado residía, en Madrid.