Pocas veces la población es testigo en directo de cómo se origina un incendio. En el caso de la localidad alicantina de Calpe de este sábado por la noche, el fuego fue provocado por los fuegos artificiales lanzados con motivo de la celebración de las fiestas del Castell a la Mar.
Al parecer, el viento provocó que la trayectoria de unos de los cohetes se desviara en exceso y golpeara de lleno en una zona de vegetación próxima. Los asistentes al espectáculo pirotécnico se temieron lo peor al ver que las llamas estaban consumiendo rápidamente la superficie del yacimiento arqueológico romano de Banys de la Reina, situada junto al paseo marítimo.
Al disgusto inicial por el valor ambiental, ya que allí se concentraba una micro reserva de flora, y cultural, es un Bien de Interés Cultural, llegaba la preocupación de que acabara afectando a las viviendas próximas, situadas en primera línea.
Pero, por suerte, la rápida actuación del consorcio provincial de Bomberos de la Diputación de Alicante, con la participación de los parques de bomberos de Dénia, Benissa y Benidorm, así como de dos unidades de bomberos forestales, pudieron apagar el fuego.
Así lo destacaron fuentes del consistorio de Calpe en redes sociales quien hoy, a preguntas de EFE, no se han atrevido a confirmar que el castillo de fuegos esté detrás del incendio, del cual han dicho que afectó a los bancales próximos al yacimiento, pero no al propio yacimiento.
Estas fuentes, sin embargo, aún no se han pronunciado sobre su responsabilidad a la hora de permitir un espectáculo pirotécnico cuando existía un nivel alto de riesgo de incendio forestal en esta parte de la Comunidad Valenciana en el momento del lanzamiento, como publica regularmente el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat.
De hecho, ya hay voces que se preguntan por qué el consistorio no suspendió el espectáculo pirotécnico. Se trata de una situación a la que se vio obligada Elche el pasado 13 de agosto cuando se disponía a celebrar su noche grande de las fiestas patronales. Pero, el fuerte viento, con rachas de 100 kilómetros por hora, y con el nivel de preemergencia en un nivel superior al del Calpe, de extremo, llevó a las autoridades a ser cautos y no celebrar la famosa Nit de l'Albà.