La Illeta dels Banyets de El Campello está considerado uno de los yacimientos más importantes del Mediterráneo por su riqueza arqueológica, que incluye elementos de época romana, medieval, ibérica y de la Edad de Bronce. Ahora, este valioso espacio, considerado Bien de Interés Cultual (BIC), se musealizará por la Diputación de Alicante.
La diputada provincial de Arquitectura y Conservación de Instalaciones, Carmen Sellés Prieto, adelantó la intención de la institución provincial durante su visita al lugar, que hasta la Edad Media era una pequeña isla que se unió al continente a través de la construcción de un istmo de tierra en el año 1944.
La responsable asegeguró la voluntad de dotar de más medios al yacimiento para fomentar su conocimiento por parte de la población y musealizar el entorno, que incluye la Torre de La Illeta (del siglo XVI y propiedad el Ayuntamiento de El Campello), y un área todavía sin excavar en la que ya se ha documentado la existencia de hornos ibéricos para fabricar ánforas.
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Con el proyecto se espera aumentar las 27.000 visitas que recibió el año pasado, a pesar de su reducido tamaño de 6.000 metros cuadrados, de los que 2.5000 aún están sin explorar. El Campello destaca su "gran importancia" por haberse hallado restos de la Edad del Bronce, previos a los que conforman un asentamiento ibérico y los que quedan de una villa romana, además de la presencia de materiales islámicos que hablan de una ocupación, de carácter esporádico, en la época medieval."Ello demuestra que la Illeta dels Banyets fue un importante puerto comercial, desde el que se dominaban tanto las vías marítimas como las de penetración hacia el interior", añaden.
Hallazgos
La mayor visibilidad del patrimonio dará a conocer las evidencias encontradas en la zona, de las cuales las primeras se remontan a la prehistoria, y más concretamente al periodo Eneolítico, en que sus pobladores vivían en cabañas de planta oval de las que han quedado algunos restos.
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Posteriormente, ya en la Edad del Bronce, se construyeron dos grandes cisternas parcialmente excavadas en la roca, alrededor de las cuales se han hallado enterramientos y estructuras de habitación. En las tumbas han aparecido punzones y puñales de metal, brazaletes, pomos y botones de marfil, y algunos vasos de cerámica.
El siguiente nivel corresponde a la Época Ibérica, del s. IV y parte del III a. C., una etapa en la que "se desarrolló un importante poblado del que únicamente se ha excavado una parte. Se puede observar dos templos, almacenes y viviendas, algunas de las cuales de gran complejidad arquitectónica. Este núcleo, dada la singularidad de los edificios, su riqueza y variedad, se puede interpretar como un emporium, destacado lugar de intercambio comercial", explica el consistorio.
Por otro lado, ya en tierra firme se ha descubierto un alfar para la fabricación de ánforas ibéricas, del que se han documentado varios hornos. El nivel más superior corresponde a la Época Romana, entre los siglos I y II d. C.. Sobre los cimientos del abandonado poblado ibérico se levantó una villa romana con unas pequeñas termas anejas, continúan.
Aunque indican que "es muy poco lo que se conserva, sí se puede distinguir perfectamente la zona de residencia del propietario y otra relacionada con actividades agrícolas". Se ha encontrado también "un edificio termal muy simple" en una estrecha nave en la que se alinean el horno, la sala caliente, el tepidarium y el frigidarium-apodyterium. De ese momento datan también los restos de unas balsas labradas en la roca y comunicadas con el mar por medio de trampillas correspondientes a unos viveros para peces: cuatro balsas comunicadas, que reciben el agua del mar mediante dos canales situados en ambos extremos.