Alicante

De entre todos los delitos que se pueden cometer, los secuestros son uno de los que más llama la atención y uno de los más filmados en películas y series por las características propias que lo diferencian de otras maldades. La UDYCO de la Policía Nacional de Alicante, el grupo especializado en estas prácticas, revela la realidad que hay tras ellas.

El jefe de UDYCO de la provincia, Juan Castillo, indica que las Unidades de Droga y Crimen Organizado son secciones dedicados a la lucha contra el narcotráfico y las bandas. Dentro de ella hay grupos, uno enfocado en los estupefacientes, otro a perseguir el robo de vehículos de alta gama y otra sección que se ocupa de secuestros y extorsiones. Este último grupo persigue a los captores y busca a los cautivos cuando un ataque tiene lugar dentro de las fronteras alicantinas, y, en algunos casos, también fuera de ellas.  

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Su última actuación fue el pasado mes de diciembre por el secuestro de un empresario portugués. La víctima apareció en Barcelona, pero parte de la banda se escondió en Alicante. Los asaltantes, que pertenecían a una organización brasileña, se desplazaron con el vehículo de la víctima 1.200 kilómetros, en un trayecto que duró unas 20 horas aproximadamente. Primero por diferentes puntos de Portugal, para después atravesar la frontera española hasta llegar a la localidad de Collbató (Barcelona), donde lo dejaron abandonado en una zona boscosa atado a un árbol.

Mientras lo tenían retenido, los secuestradores, mediante violencia y amenazándolo a punta de pistola, obtuvieron las claves bancarias de la víctima y realizaron numerosas transferencias bancarias por valor de más de 100.000 euros. De los nueve secuestradores, cuatro intentaron camuflarse en la provincia, pero la unidad dio con ellos.

A pesar de este incidente, Castillo asegura que, "por suerte, apenas hay ese tipo de delitos en España". Los secuestros más frecuentes son los que se hacen entre bandas y grupos criminales enfrentados. 

"Ellos tienen más información que nosotros y saben dónde guardan la droga las bandas rivales", señala. Los 'vuelcos', robos de grandes cantidades de droga, provocan que se produzcan secuestros como ajustes de cuentas por haberse llevado su mercancía.

Los 'vuelcos', comenta el agente, se pueden realizar siguiendo diferentes estrategias para debilitar al contrario. Una de ellas es hacerse pasar por policías cuando los enemigos trasportan la droga. Otra es actuar como clientes para luego atracar y robar las sustancias con armas.

El jefe de la UDYCO destaca que en España ya se están viendo algunos raptos relacionados con el pago en criptomonedas, algo que "dificulta mucho la investigación", aunque esta modalidad aún no ha llegado a Alicante. Castillo asegura que en Occidente los secuestros pertenecen al pasado y que nada tienen que ver con las situaciones de violencia que ocurren al otro lado del Atlántico. "En Sudamérica sí que está más al día los secuestros exprés", afirma.

Aunque improbable, si se diera el caso de que un alicantino es secuestrado en cualquier parte del país o en el extranjero, los especialistas entrarían en acción para rescatarlo "Se investiga como cualquier otro delito, a través de seguimientos", menciona Castillo, y añade que aunque pasé fuera del país, "aquí se dejan rastros de llamadas y de los movimientos de dinero".

Extorsiones

Las extorsiones son otras de las especialidades de la unidad. Son más frecuentes que los secuestros, pero representan un porcentaje muy pequeño del total si se tienen en cuenta delitos como robos o estafas. 

Castillo explica que la extorsión es "el acto de obligar con violencia o intimidación a una persona para que realice u omita un acto o negocio jurídico en perjuicio de su patrimonio".

La principal extorsión que se da en Alicante tiene que ver con la búsqueda de sexo a través de internet. La estrategia usada en estas infracciones, que rozan la estafa, consiste en, cuando un cliente contacta con alguna mujer en páginas web, sacarle toda la información personal posible, ya sea número de teléfono, nombre, redes sociales o lugar de residencia.

Entonces, un extorsionador contacta con el cliente tiempo después haciéndose pasar por la pareja de la mujer y amenazándole con que le va a buscar e incluso matar si no le da grandes cantidades de dinero.

El agente asegura que, aunque es un engaño "típico", la gente pica. "Pagan mucho por miedo a que cumplan las amenazas o que hagan públicas las conversaciones. Empiezan con 500 euros y no paran hasta que hay una denuncia, hay casos en los que han pagado 30.000 euros", asegura.