Los datos del Ministerio del Interior sobre las infracciones que más aumentan dejan claro que la ciberdelincuencia y las estafas informáticas han venido para quedarse. Desde hace años viene creciendo una tendencia que ya es imparable y que supone el tipo de delito que más subió en Alicante el pasado año, con un 36, 6 % y un 39, 7 %, respectivamente.
La irrupción de la tecnología ha hecho que los infractores migren de las calles a las pantallas, un lugar mucho más seguro. Para ellos al menos, ya que no tienen que mostrarse ni siquiera identificarse para tratar de pescar a alguna persona despistada o demasiado confiada. Y si falla, no hace falta salir corriendo, basta con volver a intentarlo entre las infinitas cuentas y teléfonos a su alcance.
Este aumento de la delincuencia digital, con un total de 17.866 casos en la provincia, casi 50 al día, alarma a las autoridades, que no hacen más que acumular denuncias sobre estafadores invisibles que pocas veces dejan un rastro que seguir.
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El abogado Carlos Frigola, miembro del consejo del Ilustre Colegio de la Abogacía de Alicante (ICALI), también se muestra sobresaltado por el aumento de casos. "Hay muchos, la Policía no tienen capacidad para tramitar todas las denuncias por el volumen. Cada vez que tienen que estar destinando más medios porque hay más ciberdelincuencia y son investigaciones que se pueden complicar bastante porque no todo lo que sea intangible es más difícil de seguir", explica el experto.
La red esconde múltiples trampas. Desde ofertas irresistibles de dudosa procedencia hasta correos falsos fingiendo ser un familiar en apuros o el propio banco. El arsenal tradicional en línea se vuelve infinito. Todo por conseguir que un porcentaje pequeño de los blancos pique.
Hasta Frigola reconoce haber sido engañado en alguna ocasión. "Me estafaron en rebajas. Ves una buena oferta y luego no llega el producto, y ves que la página ha desaparecido", recuerda. Estos trucos suelen llevarse un pequeño botín que, sumado al de muchos estafados, puede llegar a cantidades importantes. Sin embargo, muchas personas se resignan, admiten su exceso de confianza y tratan de no repetirlo, sin llegar a denunciar.
Esta característica de los ciberdelitos hace que los datos cobren mayor importancia, ya que si el total de afectados lo hubiera puesto en conocimiento de las autoridades, la cifra estaría mucho más inflada.
"Antes lo hacían físicamente. En tienda se cambiaba la pegatina y ponían otra más cara y al final el precio era el mismo con el descuento. En línea, las estafas cambian la estrategia. Y suelen hacerse en momentos en los que la gente es más proclive a consumir, como el Black Friday", afirma el abogado.
Prevención
Ante la oleada de casos y las diversas amenazas, el miembro de ICALI comenta que hay dos vías: la preventiva y, una vez ya se ha caído, la judicial. La clave está en "la concienciación del ciudadano, una labor pegadógica pura y dura", indica.
Aunque reconoce que el sistema tecnológico implantado en la rutina hace que a veces no sea del todo fácil marcar las líneas rojas. Frigola sostiene que "la dinámica que tenemos nos lleva a quererlo todo pronto y ya y a aceptar todos los términos y condiciones. Nadie se lee nada".
Y pone un ejemplo sencillo. "Si quieres Netflix o Amazon Prime, o lo aceptas todo o no te prestan el servicio. Nos estamos mal acostumbrando", menciona el experto. El reciente hackeo al Banco Santander pone de manifiesto la vulnerabilidad en la red. "Si entran en instituciones públicas y grandes empresas, cómo no van a entrar en un ordenador", razona Frigola.
La importancia de denunciar
De cara a la vía judicial, para obtener más datos y aumentar las probabilidades de recuperar el dinero, recomienda recabar la máxima información posible, ya sean grabaciones, capturas de pantalla o extractos bancarios. Señala que "se pueden grabar las conversaciones con bancos o instituciones si se tiene sospecha de que puede tratarse de una estafa".
Si el daño ya está hecho, aún así incide en que es importante denunciar porque, si hay muchas denuncias de un mismo hecho, se puede investigar y saber la forma en la que actúan o si es una o varias bandas las responsables.
Pero Frigola es realista y admite que con los medios actuales y con la sobrecarga de trabajo de los especialistas en ciberdelincuencia, lo más probable es que no lleguen a nada por dos motivos principales, las cantidades inferiores a 400 euros y la prioridad que se da a otros delitos más graves. Un factor a tener en cuenta considerando que, como en las pantallas, las infracciones en las calles siguen subiendo. En concreto, la criminalidad convencional en la provincia creció un 7 %.