Hay un alicantino que vive entre la tierra y el cielo. Salta desde un avión varias veces al día y es uno de los mejores del mundo en el aire. El cabo primero Christian Moltó es un paracaidista de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire y del Espacio (PAPEA) y ha hecho de su pasión su trabajo.
Cuenta con más de 8.000 saltos a sus espaldas. Algunos de ellos han tenido una gran repercusión, como el realizado el pasado 8 de mayo en una formación en espejo (downplane) con una bandera de España de 1.350 metros cuadrados y 60 kilos de peso, la mas grande con la que se ha saltado de esta manera, junto a su compañero el cabo primero Miguel Antonio Gómez.
Los paracaidistas no solo rompieron el récord en la arriesgada maniobra, establecido 626.000 metros cuadrados por un equipo italiano, sino que lo doblaron de sobra.
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El paracaidista cuenta a EL ESPAÑOL de Alicante que para realizarla planificaron y entrenaron durante un año con múltiples saltos simulados. "Ha sido un reto muy importante, somos una unidad que ha conseguido grandes éxitos a lo largo de su historia y nos dedicamos a este tipo de saltos, tanto de exhibición como de competicion", explica el militar, quien añade que realizaron "muchas pruebas intentando ver qué podía salir bien y qué podía salir mal para poder llevarlo a cabo".
Es deportista de alto nivel CSD, campeón de España en diferentes modalidades de paracaidismo y segundo de Europa en túnel de viento con la PAPEA. Compite en saltos de precisión donde tiene que aterrizar lo más cerca posible de una diana de 2 centímetros, quedando segundo en Dubái, y también participa en pruebas en las que hay que hacer figuras mientras cae a 200km/h desde 3.500 metros de altura. Así, ha disputado numerosas competiciones militares y civiles.
Con 19 años se convirtió en militar con la intención de hacer del cielo su lugar de trabajo. "Siempre me había llamado el tema del paracaidismo y quería tener esa sensación y ver donde podía llegar", apunta. Aunque lo más común puede ser probar algo para luego decidir si gusta, Moltó lo tenía tan claro que no le hizo falta saltar ni una vez desde un avión para alistarse en el Escuadrón de Zapadores Paracaídas del ejército del Aire y del Espacio (EZAPAC). "Entré porque quería ser paracaidista, de otra forma, no hubiera entrado al Ejército".
Ahora, con más de 22 años de servicio, ha realizado innumerables saltos, "500 o 600 por año", asegura. Algunos de los más destacados en su trayectoria le han llevado a aterrizar en la Plaza de Toros de Alicante, en el puerto para dar comienzo a la Vuelta al Mundo a Vela o en el estadio del Atlético del Madrid.
Uno de los que tiene mejores recuerdos es su actuación en el desfile del Día de la Hispanidad del 12 de Octubre de 2021 en Madrid, cuando saltó con una bandera de 70 m2 para aterrizar en el paseo de la Castellana delante del rey.
"Veníamos de una pandemia y había mucha presión mediática por un incidente años atras, así que salté con la bandera más grande que se había saltado hasta la fecha en un 12 de octubre", afirma Moltó.
Su primera vez en el aire tuvo "la incertidumbre de no saber si lo iba a hacer bien o si iba a poder abrir el paracaídas, dudas de todo y hay muchos nervios", recuerda. Ahora esas mariposas en el estómago las sigue teniendo pero de otra manera, ya que "sabes que estás en un momento dulce y llegas a disfrutarlo".
Las funciones de la PAPEA son amplias y también tienen que actuar militarmente sobre el terreno. El alicantino comenta que ha estado en operaciones en Afganistán con la unidad EZAPAC. Esta sección lleva "el paracaidismo al extremo". "Se hacen pruebas y experimentación de diferentes paracaídas tácticos y deportivos para que luego las unidades operativas sepan cómo utilizarlos y manejarlos con el fin de ir mejorando la instrucción", sostiene.
Moltó encuentra "libertad" en el cielo y recomienda a todo el mundo experimentar esa sensación al menos una vez en la vida, porque "hasta que no lo pruebas realmente nadie se puede imaginar cómo es. Cuando llevo a gente que no ha saltado nunca le explico qué va a sentir y no me creen hasta que lo hacen y tienen esa sensación. Hay que vivirlo", aconseja el paracaidista.