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El 5 de mayo del año 1939, once hombres fueron arrojados a la que fue la primera fosa común de la represión franquista en Alicante. Varones de entre 20 y 50 años cuyos restos ruegan ser encontrados por sus familiares 85 años después.

A los días de terminar la Guerra Civil, el 1 de abril 1939, varios soldados republicanos fueron encarcelados por el bando franquista. En Alicante, muchos de ellos fueron llevados al "reformatorio de adultos", lugar que ocupa actualmente los Juzgados de Alicante.

Tras más de un mes encarcelados, el 5 de mayo, once de ellos fueron llevados al acuartelamiento Alférez Rojas Navarrete, también conocido como cuartel de Rabasa, donde fueron fusilados.

Acto seguido, los cuerpos fueron trasladados al cementerio de Alicante y arrojados a una fosa común junto a otros cuerpos que ya se encontraban descansando en ataúdes.

A finales de septiembre de 2024, 85 años después, los arqueólogos obtuvieron el permiso para abrir la fosa tras recabar testimonios de familiares.

Esta fue la única fosa común que se ha podido exhumar en todo el año 2024, una cifra que las asociaciones de arqueólogos y familiares consideran "intolerable".

María José Pérez Galant preside la Asociación de familiares represaliados por el Franquismo Cementerio de Alicante, agrupación gracias a la cual se ha logrado encontrar familiares de los once represaliados y poder así justificar la exhumación de la fosa 8.

"Nosotros no sabemos muy bien qué hacer y estamos muy perdidos desde la supresión de varias subvenciones", confiesa. 

Trabajo en equipo

A pesar del esfuerzo y empeño de los familiares en querer encontrar a sus seres queridos, no serían posibles las exhumaciones sin la ayuda de empresas y asociaciones dedicadas a la arqueología y antropología.

Para ello, la asociación de familiares cuenta con el apoyo de Drakkar Consultores, una empresa especializada en Arqueología, Paleontología y Medioambiente, quienes se encargan de dirigir y llevar a cabo las excavaciones que se realizan en el cementerio de Alicante.

"En el año 2022, pudimos exhumar los restos de unas 150 personas, todo se realizaba con mayor facilidad porque contábamos con importantes subvenciones por parte del gobierno autonómico". Jorge García dirrige la exhumación de la fosa 8 de Alicante, la única que se ha podido exhumar en la provincia este año.

Al igual que los cuatro otros arqueólogos que trabajan en esta fosa, Jorge no reside en Alicante y tiene que desplazarse desde otro lugar para trabajar y "ayudar a los familiares a encontrar a sus seres queridos".

Concretamente, en su caso, en la tarde de aquel lunes de diciembre, el arqueólogo se disponía a volver a su hogar en Madrid, hasta que tuvo conocimiento de la visita de este periódico y decidió quedarse para "explicar lo que haga falta y dar visibilidad a la cuestión de la memoria histórica en Alicante".

Tanto el arqueólogo como la presidenta de la asociación de familiares coinciden en calificar de "insostenible" la situación que están viviendo. "Al fin y al cabo, los familiares no nos aferramos a ningún partido político, tan solo pedimos un poco de humanidad", se sincera Maria José.

"Este año el presupuesto es de cero, somos los olvidados de los olvidados", lamenta la presidenta. "Sin embargo, queremos destacar el trabajo de los funcionarios que trabajan en la Conselleria de Justicia y que hacen lo que pueden para ayudarnos", añade.

Las cuestiones de memoria histórica han pasado de depender de la ya desaparecida Conselleria de Calidad Democrática, a Presidencia, y de Presidencia a la Conselleria de Justicia, de la cual depende en la actualidad.

Trabas burocráticas

"Está siendo una auténtica odisea pedir permisos para exhumar en el cementerio de Alicante", denuncia Jorge. 

"Para poder empezar a trabajar en la fosa 8, desde Drakkar pedimos el permiso al Ayuntamiento de Alicante en diciembre de 2023, y no ha sido hasta finales de septiembre de 2024 cuando hemos recibido el permiso y pudimos empezar a excavar", asegura.

Antes de ser analizados en un laboratorio más importante, los restos de los represaliados deben someterse a una primera inspección para determinar el sexo y la edad de los mismos.

Un análisis que se suele realizar en el mismo cementerio, sin embargo, el Ayuntamiento de Alicante "se niega a darnos acceso al laboratorio del cementerio municipal", tal y como asegura el arqueólogo Jorge García.

Ante este impedimento, lograron obtener el acceso a un local Aspe, cedido por el Ayuntamiento de la localidad, para montar el laboratorio.

Este periódico ha intentado contactar con el Ayuntamiento de Alicante para colaborar en este reportaje, sin obtener respuesta.

La represión en Alicante

Alicante, como bastión de la resistencia republicana, vivió de manera directa la brutal represión franquista tras el fin de la Guerra Civil. La ciudad y la provincia se convirtieron en uno de los principales escenarios de la represión, especialmente en los primeros años tras la victoria de Franco en 1939.

Fueron muchos los hombres y mujeres que fueron ejecutados o encarcelados por su vinculación con el bando republicano, y la mayoría de ellos acabaron en fosas comunes, enterrados en la clandestinidad, sin ninguna identificación formal.

Las víctimas de la represión franquista no solo fueron combatientes, sino también civiles, intelectuales, sindicalistas y personas que simplemente se opusieron al nuevo régimen.

Muchos de ellos fueron fusilados sin juicio previo, y sus cuerpos, en lugar de ser enterrados en lugares habilitados para ello, fueron arrojados a fosas comunes, en el más absoluto anonimato. Esto convirtió a los campos y cementerios de Alicante en lugares de un sufrimiento silenciado, donde las víctimas descansaban sin nombre, sin historia, y sin la dignidad.

En la provincia de Alicante, las fosas comunes no son una excepción. A lo largo de todo el territorio se distribuyen diversos lugares donde los restos de los caídos fueron arrojados en la postguerra.

Algunos de estos lugares fueron identificados gracias al trabajo de grupos de investigación y asociaciones de familiares, mientras que otros permanecen en la oscuridad, esperando ser localizados. El cementerio de Alicante, conocido por ser uno de los primeros lugares de represión, es uno de los espacios más emblemáticos donde se sabe que se encuentran los restos de miles de republicanos.

En otras localidades alicantinas, como Elche, Orihuela, Alcoy, o Villajoyosa, también se han encontrado fosas comunes, y en algunos casos se han realizado excavaciones para identificar los restos.

En Elche, por ejemplo, el trabajo de exhumación en la fosa del "Cementerio Viejo" ha permitido recuperar varios cuerpos de víctimas, que aún esperan ser identificados y devolvérseles a sus familias.

A día de hoy, muchas familias alicantinas siguen esperando el regreso de sus seres queridos. A pesar de los avances en algunas investigaciones, aún queda un largo camino por recorrer. La provincia de Alicante, como tantas otras en España, sigue siendo un territorio donde la memoria histórica se encuentra a medio camino entre el olvido y la reivindicación.