Alicante
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No es una afición cualquiera: es cara, complicada y, para algunos, podría llegar a ser terrorífica. Pero para José Carlos Galens es el motor de su vida y, justo ahí, buceando a diez metros de profundidad, es donde encuentra la paz y desde donde divulga la rica fauna marina de Alicante.

El joven de 25 años, residente en Torrevieja, es graduado en Ciencias del Mar, pero la situación laboral hace que no haya podido encontrar un empleo relacionado con su pasión y tenga que trabajar como cajero para costear sus inmersiones en un mundo desconocido para los propios alicantinos.

A través de sus redes sociales, trata de mostrar y divulgar la vida marina con imágenes de especies que conviven con miles de locales y turistas en el agua, pero que pasan desapercibidas.

Su afición comenzó mientras estudiaba la carrera en la Universidad de Alicante. "No terminaba de sentirme cómodo estudiando y, en un momento de agobio, decidí comprarme una cámara que pudiera utilizarse en el agua", recuerda.

Galens reconoce que se puso de foto de perfil "un caballito de mar sin haber visto ninguno". Eso fue hace cinco años, y desde hace dos, lleva indagando y capturando la fauna marina alicantina.

Un caballito de mar capturado por Galens en Calpe. Cedida.

Su foto de perfil fue una especie de premonición, ya que una vez en el agua ha encontrado la forma de localizar caballitos de mar a pesar de su dificultad, siendo una de sus especialidades.

Relación con el mar

Y es que su relación con el agua la trae de casa. El buzo explica que sus progenitores son cubanos y que su padre era pescador submarino. "Con la situación del país, tuvo que sobrevivir con la pesca y me ha contado un montón de historietas", resalta. Las vivencias de su padre con tiburones y ballenas despertaron en él una curiosidad que se ha mantenido desde entonces.

Sin embargo, José Carlos prefiere capturar animales a través de la cámara y no con artes de pesca. "Es una forma de recordar todo lo que he hecho bajo el agua y poder revivirlo una y otra vez sin tener que matar animales", señala.

Uno de sus objetivos es "desmitificar el miedo al mar. Hay que tenerle respeto, pero el miedo es algo que te puede jugar una mala pasada". Y asegura que "una vez que lo pruebas y estás ahí dentro, lo disfrutas muchísimo".

Galens baja "a una profundidad media de diez metros durante dos horas" con su equipo de buceo, valorado en unos 4.500 euros, y que quiere renovar por uno de 15.000.

Medusas en el Mar Menor. Cedida

"No sé describir la sensación de estar ahí abajo. Es como estar en una habitación insonorizada en la que a veces escuchas el sonido de barcos que viaja por el agua. Es un aislamiento del mundo que está fuera y es muy relajante", describe.

El mejor lugar de Alicante

De todos los puntos de la costa alicantina, destaca Calpe como el lugar más rico bajo el mar. "El Mediterráneo tiene mucha biodiversidad, pero tienes que saber encontrarla", menciona.

Un tiburón fotografiado por José Carlos en otro viaje. Cedida

Y destaca, a diferencia del 99 % de las personas, que el mejor momento para entrar al agua es cuando comienza a hacer frío y las sombrillas de la playa se pliegan.

"Estamos acostumbrados a entrar en verano porque el agua está caliente, pero el invierno está muy infravalorado porque la cantidad de vida que hay es increíble", afirma.

Así, sostiene que hay "mil especies distintas" ahí abajo que la mayoría de la gente no ve. "Tabarca es una de las primeras reservas marinas que se hicieron en España, y sí que puedes ver peces, pulpos, calamares y otras especies. Mientras que desde el peñón de Ifach de Calpe hasta el cabo de la Huerta en San Juan hay menos porque son muy accesibles", subraya.

Viajes

El buzo alicantino con un cachalote en uno de sus viajes. Cedida

Galens luego fue a Maldivas, donde nadó con tiburones tigre. Y el último fue a Mauricio, donde compartió el agua con cachalotes. Todo ello además de otros lugares de la geografía española, y con Filipinas marcado en rojo como su próximo destino al que irá en un mes.

El torrevejense recuerda que siempre le había rondado la idea de viajar por la cabeza hasta que le operaron de apendicitis y decidió pasar a la acción cuando se dio cuenta de que "a lo mejor de un día para otro no puedes hacer todo lo que tenías pensado".