Pertenecen a uno de los grupos especializados más antiguos, tienen mejor olfato y oído que los agentes y son mucho más rápidos y veloces que ellos. Los perros de la Guardia Civil llevan siendo 'armas' entrenadas para enfrentar a los bandidos desde hace más de 75 años y son fundamentales para garantizar la seguridad de los alicantinos.
Los canes del instituto armado son casi infalibles en su labor y suponen uno de los equipos clave del cuerpo. El Servicio Cinológico de Alicante cuenta con 13 (dos cachorros) de estos animales-agentes para proteger la provincia.
Desde la creación del instituto armado hace más de 180 años, los agentes han contado con perros en los cuarteles para vigilar a los malhechores y alertar de su presencia.
Tras un viaje de unos agentes de la Guardia Civil a Estados Unidos para aprender las técnicas de vanguardia de la época para el adiestramiento, en 1951 se creó el servicio con nueve pastores alemanes.
Más tarde se multiplicaron en razas y especialidades, incluyendo detectores de drogas, de explosivos, de tabaco, de accidentados en avalanchas, de desaparecidos en catástrofes y de seguridad.
Ortiz con Tabarca en la Comandancia de Alicante.
El jefe del Servicio Cinológico de Alicante, Juan Diego Ortiz, explica que en la provincia están enfocados en la detección de explosivos, droga, papel moneda y tabaco.
Las tareas más recurrentes para los perros de la Guardia Civil de Alicante son el contrabando de tabaco que se trae desde Argelia en el ferry y el blanqueo de dinero de personas del Este de Europa. También participan en operaciones en otras zonas como Castellón, Murcia y Albacete.
Uno de estos agentes peludos es Tabarca, uno de los perros a los que guía Ortiz. Los demás tienen su base en el aeropuerto de Alicante-Elche Miguel Hernández, salvo aquellos cuyos guías deciden llevárselos a casa.
Tabarca.
Todos comparten las mismas características independientemente de la raza, que suelen ser pastor belga malinois, alemán o labrador. Se buscan perros que "jueguen y tengan instinto de caza, porque cuando salen de operación no saben que están trabajando, para ellos están jugando", destaca el guardia civil.
Entrenamiento
Ortiz quiere eliminar el mito de que se les entrena "metiéndoles droga". Se les enseña el objetivo que tienen que detectar y se les recompensa por ello, "como si fuera coger y traer una pelota".
El especialista asegura que se comienza desde pequeños, cuando son aún cachorros, pero se respeta su etapa de socialización para que vean diferentes escenarios y experimenten diversas experiencias.
El guía recuerda que, para 'entrenarlos' a ruidos fuertes, ha llevado a perros "a las mascletás y a zonas de tiro para que se familiaricen con disparos de cara a una futura operación cuando entren en servicio".
Ortiz cree que uno de los principales problemas de la sociedad con los perros es su "humanización".
Los guardias civiles que entran al Servicio Cinológico se convierten en expertos en el comportamiento de los agentes de cuatro patas tras superar una oposición y recibir un curso de unos seis meses de duración en Madrid, donde aprenden todo sobre estos compañeros.
Tras estudiar primeros auxilios para perros, su psicología y sus conductas, el jefe del servicio apunta que "uno de los mayores problemas de la sociedad con ellos es que se les humaniza".
"El perro aprende como un niño, pero hay que tratarlo como lo que es, un perro. Hay que poner límites y corregirlo con palabras y nunca pegarle porque si no coge miedo", explica.
La vida de servicio de un perro varía dependiendo de la actitud de los canes, y cuando pierden el instinto de caza, pueden quedarse con su guía, algún compañero de la Comandancia o personas cercanas, o se les intenta encontrar un hogar a través de las protectoras Benemeritum y Adopta un K9.