
Alberto Sánchez G., el acusado de matar a su madre y comérsela en 2019.
El 'caníbal de Ventas' ingresa en el centro penitenciario de Fontcalent: mató, descuartizó y se comió a su madre en 2019
Alberto Sánchez G., de 32 años, fue condenado a 15 años de prisión y solicitó el traslado a un psiquiátrico a través de cartas: "Hice lo que me decían las voces".
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Alberto Sánchez. G., el conocido como caníbal de Ventas, ha sido trasladado al centro penitenciario psiquiátrico de Fontcalent. El joven fue condenado a 15 años de prisión por matar, descuartizar y profanar el cadáver de su madre en febrero de 2019. Tras pasar por las prisiones madrileñas de Alcalá de Henares y Valdemoro, su abogado, Julen Martínez, ha propiciado el traslado del madrileño al centro alicantino.
"Ha estado continuamente tomando pastillas, drogado y sometido. Esta no es la manera de tener a una persona", sostiene su defensor a EL ESPAÑOL en una conversación. El letrado penalista, de Valmaseda Abogados, indica que Sánchez ingresó en Fontcalent el pasado jueves. El reo solicitó a través de varias cartas, que obran en poder de este periódico, su cambio a un centro "adaptado a sus graves patologías".
En las misivas, el caníbal de Ventas subraya que "ningún policía le leyó sus derechos" y que las declaraciones, a ojos del joven de 32 años, "son falacias". "Yo sufrí una enajenación mental transitoria motivada por el consumo de cannabis y no vivía la realidad tal y como es, sino que deliraba y tenía psicosis, además de paranoia. Acabé haciendo a mi madre lo que me decían las voces y lo que veía en mis alucinaciones visuales", agregan las cartas.
El varón convivía con su madre en un domicilio de la calle Francisco Navacerrada, del barrio de Ventas, ubicado en el distrito madrileño de Ciudad Lineal. A raíz de una discusión, Sánchez se abalanzó sobre su madre, la sujetó por el cuello "y con el propósito de acabar con su vida presionó fuertemente con sus manos hasta lograr estrangularla, causándola la muerte por asfixia", según recoge la sentencia del caso, de la que dispone este diario.
Más tarde, movió el cuerpo hasta uno de los dormitorios y con el objetivo de que éste desapareciera, "comenzó a descuartizarlo, empleando para ello una sierra de carpintero y dos cuchillos de cocina que se encontraban en la vivienda". Una vez troceado, se alimentó de él durante, al menos, 15 días. Otros de los restos cadavéricos los almacenó en botes de plástico en la nevera, mientras que el resto los arrojó a la basura.
Frialdad absoluta
Dado que la madre de Alberto, María Soledad, de 66 años y viuda, no dio señales de vida durante un mes, saltaron todas las alarmas y se presentó una denuncia en dependencias policiales. El joven narró a los agentes, durante su traslado a comisaría, que en ocasiones ingería los restos de su madre de forma cruda y otras veces se los daba al perro. Los uniformados consideraron que el relato fue para Alberto "una conversación normal" y calificaron la actitud de "frialdad absoluta".
Resultó probado, tal y como figura en el fallo, que Alberto consumía sustancias estupefacientes y bebidas alcohólicas. Fue condenado por los delitos de homicidio, con la agravante de parentesco a 15 años de prisión. En cuanto al delito de profanación de cadáver, la condena ascendió a cinco meses. En concepto de responsabilidad civil, fue condenado a indemnizar a su hermano con 60.000 euros.