"Alguien debe de pagar por haber dejado a esta ciudad sin un gran plan general". La exalcaldesa de Alicante Sonia Castedo celebra su absolución en la sentencia del caso Brugal sobre el Plan General de Ordenación Urbana y lamenta que durante los siete años de espera "me han quitado la dignidad, pero a esta ciudad también".
La exdirigente del Partido Popular ha reconocido en declaraciones a Efe que una de sus obsesiones desde que dejara la alcaldía en 2014 fue "que no podía permitir" que los electores que confiaron en ella se sintieran defraudados o sintieran que había sido deshonesta en el trabajo que había realizado.
"Había algo que a mí personalmente me tenía muy obsesionada", reconoce, "yo gané en esta ciudad unas elecciones con una mayoría absoluta abrumadora". En los comicios de 2011 Castedo consiguió el récord de ediles por un partido con 18 representantes. "A mí me votaron la izquierda, la derecha y el centro, por eso conseguí lo que conseguí" ha indicado.
Castedo, que dimitió el día de su cumpleaños después de haber sido encausada por las entonces consideradas supuestas irregularidades en el PGOU y el Plan Rabassa, ahora desea que esta sentencia "venga a demostrar que efectivamente" ella "nunca jamás" fue "deshonesta" en su "actuación como política". "Que lo que hice, lo hice correctamente", agrega.
"Un buen plan"
"La sentencia deja muy claro que ese plan no estaba hecho a la medida de nadie", recalca la exalcaldesa, frente a las acusaciones recibidas. Y en ese sentido, ha recordado que este había sido diseñado por los técnicos del Ayuntamiento y "era un buen plan general para la ciudad de Alicante".
Al quedar absuelta, Castedo lamenta que la ciudad siga "anclada en los años 80, porque el plan vigente es el de 1987". En su opinión, "alguien debería pagar" por ello. "Y no seré yo quien ponga el nombre de alguien, pero alguien debe de pagar por haber dejado a esta ciudad sin un gran plan general, un correcto plan o un aceptable plan general, llamémosle como queramos llamarle", ha aseverado.
En ese apartado, la exalcaldesa subraya que este era, "sobre todo, un plan general legal. Y alguien ha impedido a esta ciudad tenerlo. Quien haya sido creo que esta ciudad debería preocuparse muy mucho de que pagara por ello y que alguien tiene que resarcir también a esta ciudad".
La condena mediática
Una clave después de hacerse pública la sentencia es lo que ha implicado durante estos siete años. Alicante "ha estado en boca de toda España teóricamente por un asunto de corrupción que no era real. Porque a mí me han quitado la dignidad, pero a esta ciudad también", lamenta.
Ahora espera que esa percepción cambie. "Con esta sentencia habrá mucha gente que ya se habrá quedado tranquila y, de alguna manera, dirá: ella no mentía, decía la verdad". Y por ello reitera que en la sentencia "no hay ninguna puñetera condena por el tráfico de influencias tan cacareado; no hay ninguna puñetera condena por la información privilegiada tan cacareada; no hay ninguna puñetera condena de ilegalidad sobre el plan general".
Eso sí, admite que en el texto aparece "una condena por un cohecho impropio por un viaje a Creta que no tiene nada que ver".
Si bien esta sentencia puede ser recurrida ahora en casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, el Ayuntamiento ya ha anunciado que no piensa recurrirla. Y sobre ese comunicado Castedo se dirige al equipo de Gobierno recordando que "han acabado doce años de injusticia de los que ellos han formado parte en los últimos cinco años, porque yo tenía como acusación también al Ayuntamiento".
Un punto en el que se ha detenido en particular para indicar que, "gobernando el partido socialista y gobernando el PP, pedían cárcel para mí. Unos por intereses políticos y otros por cobardía política y por cobardía personal". Por ello, añade que "a mí no me gustan ni los interesados ni los cobardes". Y prosigue, "porque yo puedo tener muchos defectos, pero a mí me parten la cara y me parto la cara por aquello en lo que creo".