En marzo y abril Alicante fue la capital de la Comunidad Valenciana con más días de lluvia. También es una de las áreas del mundo dónde más se notan los efectos del cambio climático. ¿Qué es lo que ayuda a evitar que se inunden sus calles? Las grandes infraestructuras como el parque antitormentas de San Gabriel y el de La Marjal recogen esa agua.
Y son capaces de recoger mucha. Esa que también llega en trombas, que con episodios extremos son cada vez más habituales. Esta es una evidencia para el catedrático de la Universidad de Alicante Jorge Olcina, quien alerta de que "el cambio climático afectará más porque no se conciben soluciones a corto plazo y consumimos más combustibles fósiles. Y aunque hoy cerráramos el grifo de las emisiones, tendríamos efectos como mínimo por dos décadas".
Esta es la causa del cambio de precipitaciones. Por un lado, porque "hay una tendencia a la disminución, que nos habla de un 20 % menos". Pero ¿qué sucede al mismo tiempo? "En contraste, aumentan las lluvias intensas, un 10 % más. Y hablamos de cien litros en dos horas o 50 en una hora". Esa es la base teórica sobre la que las ciudades tienen que estar preparadas para que sus redes puedan absorber o dirigir en un periodo muy corto, una gran cantidad.
La capacidad de San Gabriel está en los 60 000 metros cúbicos y en La Marjal alcanzan los 45 000 metros cúbicos. Es decir, son capaces de retener 60 y 45 millones de litros, respectivamente. Así detalla Javier Díez, director general de Aguas de Alicante, los números que impiden que esta misma semana de mayo se produzcan inundaciones. Y ahí el que más se aplica es el primero, que tiene un mayor uso, como indica. El parque se cierra en ocasiones más excepcionales, aunque en 2021 sí tuvo que hacerlo y en 2019 fue capaz de impedir graves inundaciones en el día de agosto más lluvioso en 160 años.
El primero inundable
Los dos parques tienen formas muy diferentes. El de La Marjal encarna esa idea de espacio recreativo al ser un espacio natural con un estanque rodeado de árboles y diferentes áreas de césped. Podría pasar por una zona verde bien cuidada sin más. Pero su factor diferencial, el que lo hace único en Europa por su tamaño, es que La Marjal es el primer parque urbano inundable de España y fue premiada por el Ministerio de Medio Ambiente.
Díez celebra los reconocimientos que se ha obtenido con esta infraestructura encargada por el Ayuntamiento y puesta en marcha junto a Aguas. "Nosotros apostamos por las alianzas y el parque La Marjal lo diseñan los técnicos del ayuntamiento y nos lo pasan y lo ejecutamos nosotros, aquí hay alianzas desde el principio. Debe de enorgullecer a todos los alicantinos porque es ejemplo de que Alicante se adelanta a los tiempos", razona sobre esta infraestructura inaugurada en 2015. Desde entonces, "el agua de lluvia recogida se puede usar para riego de jardines o baldeo, la otra agua que resta la subimos a la depuradora".
Evitar la contaminación
En 2011 se inauguraba el depósito de San Gabriel aprovechando el subsuelo de un campo de fútbol. Las alturas de las columnas que sostienen este espacio para que quepan esos 60 millones de litros impresiona ya cuando está vacío. Estos días, con las lluvias, se está llenando. Frente al anterior representa la otra cara de la moneda, el depósito visible frente al invisible. A ambos les une su mencionada capacidad para recoger las lluvias intensas y el evitar problemas en el casco urbano.
Aparte de su invisibilidad, en este se realiza otra misión clave, evitar que el agua sucia vaya directamente al medio. Las primeras lluvias recogen la suciedad que se encuentra en las calles, si esa no se tratara, generaría más problemas ambientales. En este caso, se vacía por la noche para depurarla en la estación Rincón de León una vez que pasan estos episodios.
Por estas razones Díez tiene claro que "hay que seguir apostando por estas infraestructuras". Y el camino ya lo adelantó con el proyecto Alicante Circular "con cuatro grandes acciones de depósitos antitormentas o de retención de agua pluvial, pero también hay otro tipo de acciones más pequeñas, que son nueve en distintos puntos de la ciudad". "Es necesario que las ciudades tengan estas infraestructuras adaptadas", concluye.