El pasado jueves, EL ESPAÑOL De Alicante informó de las graves diferencias entre el portavoz municipal socialista, Francisco Sanguino, y la cúpula local de su partido respecto de la doctrina marcada por Ximo Puig a la hora de imponer un nuevo impuesto autonómico: la tasa turística. Sanguino apostó por obedecer a Puig y el partido por llevarle la contraria.
El viernes, Sanguino registró el cese de tres asesores del grupo y de los cargos de varios concejales en los órganos de la ciudad. Lo primero, está en su mano. Lo segundo, debe votarse en el seno del grupo donde la mayoría la impone el partido liderado por el exsenador Ángel Franco. A ver cómo queda.
El dramaturgo desplegó con absoluta teatralidad, dramática filtración incluida, una decisión política que huele a venganza, le pone contra las cuerdas en lo que le queda en el cargo y 'quema todas sus naves' en un mandato en el que ha sido invisible e inoperante.
Ni su valedor, Ximo Puig que se opuso a respaldar la propuesta que le hizo la ejecutiva local en 2019 de nombrar como candidato a un médico de la agrupación local, tiene argumentos suficientes para mantenerle en el cargo o buscarle una salida medio digna. A Sanguino no se le conoce ni un éxito en más de tres años como concejal.
Y fuentes de la ejecutiva local del partido advierten a ambos: el candidato de Alicante tiene que salir de unas primarias porque así se decretó en el último Congreso Federal del partido tras la propuesta del presidente del Gobierno y secretario general socialista, Pedro Sánchez.
El recambio
Desde la cúpula del PSPV-PSOE son conscientes de que si Puig quiere repetir como presidente, es necesaria la recuperación en la provincia de Alicante en un contexto en el que Compromís y Podemos son una sangría para el Botánico de izquierdas. Y la ciudad de Alicante es fundamental en esa recuperación.
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Por eso, desde el inicio de la legislatura los de Puig buscan un recambio para el dramaturgo. Primero se habló de la directora general de Análisis y Políticas Públicas de Puig, Ana Berenguer. Una persona que por tradición familiar no contaría con el apoyo de la agrupación. Su padre, Luis Berenguer, expresidente de la Comisión Nacional de la Competencia, ha sido uno de los mayores adversarios de Franco en la agrupación durante décadas.
Luego se tanteó la posibilidad de poner como candidata a la entonces consellera de Sanidad, Ana Barceló, más que por su gestión de la crisis pandémica, por su grado de conocimiento en la ciudad pese a que ya fue alcaldesa de su municipio, Sax. Varias sentencias en su contra por desproteger a los médicos y el desgaste sufrido hicieron cambiar de opinión a los socialistas.
Y entonces, con la crisis de Gobierno tras la salida de Vicent Marzà del Consell, Puig aprovechó para elevar a la profesora universitaria Josefina Bueno como consellera de Universidades e Innovación. La consellera ha intentado desde entonces aumentar su popularidad.
Pero Puig sigue sin contar con el apoyo de Franco y la agrupación. Han sido varios los experimentos de intentar colocar a un profesor universitario como alcalde socialista de Alicante, con el apoyo e impulso de un conocido medio de comunicación provincial. Y todos han terminado en sonados fracasos: desde el geólogo José Antonio Pina al historiador Roque Moreno.
Otra posibilidad sería que Franco y Puig pactasen -ambos son expertos en llegar a acuerdos internos- que el elegido o elegida saliese directamente de la agrupación. Y ahí quien más papeletas tiene es la portavoz adjunta, Trini Amorós, quien precisamente ha liderado la oposición a Puig en el tema de la tasa turística. Al tiempo, los de Franco no se termina de fiar de ella tras su paso por muchos sectores diferentes del partido, el más conocido, el de Leire Pajín, en las antípodas de Franco.
El tiempo corre en contra del PSPV-PSOE ya que en octubre está previsto que se sepan todos los candidatos de las capitales de provincia. Y Alicante y Valencia están en el punto de mira de Ferraz y Moncloa.