El servicio de playas accesibles de Alicante ha cerrado un verano de récord con 20.000 atenciones, unas 6.000 más que el año pasado. Este servicio consiste en la ayuda al baño adaptado para personas con movilidad reducida y áreas lúdico-pedagógicas para personas con diversidad funcional y se presta en las playas de San Juan, El Postiguet, Urbanova y Tabarca, en este último caso sólo el acompañamiento al baño.
Las playas accesibles comenzaron a prestar servicio el pasado 1 de julio hasta el pasado 15 de septiembre.
Según recoge un comunicado del ayuntamiento, la concejala de Turismo, Ana Poquet, ha destacado "el éxito de este servicio que permite a todas las personas, residentes y turistas, disfrutar de la playa con todas las garantías de seguridad sea cual sea su capacidad motora o intelectual" y ha resaltado "la magnífica labor que presta la concesionaria que se refleja en la gran aceptación que tiene entre los usuarios".
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La principal novedad del servicio este año ha consistido en la disponibilidad de grúas en todas las playas accesibles para facilitar el traslado de los bañistas desde la arena a la silla anfibia para entrar en el agua.
En total se han registrado 19.961 atenciones, de las que 12.138 corresponden al área de baño, 535 a las áreas lúdico-pedagógicas para personas con diversidad funcional y 7.288 a baños adaptados realizados. El mes en que más atenciones se llevaron a cabo fue agosto, con 10.125, seguido de julio, con 7.568, y septiembre, con 2.268.
Dos casos señalados
La responsable de la adjudicataria del servicio, María Jesús Gómez, ha señalado dos casos especialmente llamativos ocurridos durante este verano en el servicio de playas accesibles. Se trata de dos veraneantes procedentes de Madrid.
En el caso de uno de ellos, sufre varias patologías y llevaba tiempo sin poder levantarse por su propio pie de la silla de ruedas. Tras recibir unas sesiones de terapia acuática por parte de los profesionales de la adjudicataria, que forman parte de la clínica Uner, pudo salir del agua andando con la ayuda de dos monitores y atravesar la pasarela hasta llegar a la zona de sombra, según relata Gómez.
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El otro caso, atendido por la propia Gómez en el agua de la playa de Urbanova, es un hombre que padece esclerosis múltiple y llevaba más de un año sin hablar por falta de fuerzas, describe la doctora. Pero tras pasar unos días en la playa como usuario de este servicio, "salió del agua hablando", señala.