Este mes de julio, concretamente el día 30, se conmemorará el 275 aniversario de uno de los sucesos más luctuosos en la historia de España en lo relativo a la falta de convivencia entre culturas, la "Gran Redada" contra los gitanos de 1749. Y Alicante desempeñó un papel fundamental en el tristes acontecimiento. Por eso, en el calabozo del castillo de Santa Bárbara hay una placa recordando ese suceso desde el año 2016.
Se trata de la detención de más de 10.000 gitanos y gitanas, a los que se separaron en dos grupos por género tras las detenciones. Según el Secretariado Gitano, "los hombres apresados fueron enviados a trabajos forzados en los arsenales de la Marina y las mujeres y los niños a cárceles o fábricas".
La Gran Redada, también conocida como "Prisión general de gitanos", fue una persecución autorizada en tiempos del rey Fernando VI de España, y organizada en secreto por el marqués de la Ensenada y el gobernador del Consejo de Castilla, don Gaspar Vázquez de Tablada, que también era obispo de Oviedo.
La redada se inició de manera sincronizada en todo el territorio español el miércoles 30 de julio de 1749 con el objetivo declarado de arrestar y, finalmente, "extinguir", a todos los gitanos y gitanas del Reino de España, recordó en 2016 Nicolás Jiménez, presidente de FAGA (Federación Autonómica de Asociaciones Gitanas de la Comunidad Valenciana) en el homenaje alicantino.
La operación comenzó a las doce de la noche, momento en que se inició sacando de sus hogares a todos los gitanos y gitanas para separarlos a continuación por sexos. Entre 9.000 y 12.000 personas de todas las edades fueron apresadas aquella noche. 16 años después, casi 4000 seguían presas cuando Carlos III les concedió su indulto en 1765.
En Alicante y Dénia se centralizaron las persecuciones de los gitanos y gitanas capturados del Reino de Valencia y provincias aledañas. Los hombres y niños mayores de 7 años fueron enviados al castillo de Santa Bárbara de Alicante; mientras que las mujeres, niñas y niños menores de 7 años fueron encarceladas en el castillo de Denia.
Desde ambos lugares fueron enviados a su destino final: los hombres y niños mayores de 7 años a trabajar al Arsenal de Cartagena construyendo barcos y las mujeres, las niñas y los niños menores de 7 años a las Casas de Misericordia a realizar trabajos forzados de lavandería y costura, ha reconocido el Ayuntamiento de Alicante dos siglos después.
"La meticulosa organización de los arrestos contrasta con la imprevisión y el caos en que se convirtió el traslado y el alojamiento, sobre todo en las etapas intermedias de los viajes. Se reunió a los gitanos en castillos y alcazabas, e incluso se vaciaron y cercaron barrios de algunas ciudades para alojar a los deportados", resume el Secretariado Gitano.