Veinte días de aire ha tenido la familia formada por Soria, su hijo Khaled, de 6 años, 95 % de discapacidad y una movilidad reducida del 83 %, y su pareja después de que se aplazara su desahucio por la presión vecinal el pasado 3 de julio. La fecha límite era el 24 de julio, por lo que desde el Sindicato de Barri de Carolines ya preparan otra movilización para frenarlo.
La encrucijada de la familia ha llevado a convocar una nueva concentración mañana a las 11 horas en la puerta de la vivienda situada en la calle Pasaje Artesanía número 4, con el objetivo de repetir el éxito de la pasada acción y permitirles quedarse en la vivienda, ya que no tienen dónde ir.
La idea es conseguir que procurador y propietario renegocien el trámite hasta que hallasen otra alternativa habitacional, como sucedió hace tres semanas. Para conseguirlo, se armarán con carteles, pancartas y mensajes de apoyo a la familia.
"Después de que gracias a la presión vecinal y al apoyo del Sindicat de Barri de Carolines y sus militantes, el pasado 3 de julio se consiguiera paralizar el desahucio de ésta familia durante 20 días, nos encontramos de nuevo con la misma situación pasada sin ninguna solución en el horizonte", lamentan desde la asociación.
"Supuestas viviendas adjudicadas que no se concretizan en nada, proposiciones habitacionales que además de no definirse en nada, contribuyen a la gentrificación expulsando a la clase trabajadora de los barrios, promesas a largo plazo que se diluyen en el tiempo. Todo esto nos hace darnos cuenta de la necesidad de organizarnos para intentar frenar y denunciar estas injusticias provocadas por este sistema que nos ahoga", añaden en un comunicado.
Situación extrema
El daño cerebral sufrido por Khaled a causa de un nacimiento prematuro, con tan solo seis meses de gestación, complica aún más la sensible situación, ya que la condición hace que tenga que desplazarse en una silla de ruedas y sea totalmente dependiente, aseguró su madre a EL ESPAÑOL de Alicante antes del primer intento de desalojo.
Soria y su familia están okupando un piso de este humilde barrio alicantino, donde llegaron "hace dos años y medio de Argelia para operar a Khaled de un ojo que tenía infectado, una situación muy grave", señaló. La intervención requería la extracción de uno de los globos oculares del niño porque estaba muy dañado, "pero no pudieron realizarla en la clínica Vissum de Alicante porque solo pesaba 13 kilos y era peligroso", explicó mientras difícilmente buscaba las palabras en español para contar su drama.
Tras buscar desesperadamente centros especializados en España, encontraron uno en Barcelona donde sí pudieron operar con éxito al menor. "La operación fue muy cara, entre el desplazamiento de Argelia y la intervención fueron más de 8.500 euros", sostiene la argelina.
El dinero lo recaudaron gracias a donaciones que recibieron, pero ahora se encuentran desempleados y no consiguen dinero suficiente para poder pagar un piso y quedarse en una ciudad en la que el suelo está en su máximo histórico y de la que no pueden irse debido a que en Argelia no hay el tratamiento especializado que requiere su hijo.