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Un día recibes en tu móvil este mensaje: "Has hecho perder el tiempo a mis chicas y mis jefes están muy disgustados contigo". Tu reacción determina si caes en una estafa que se ha llegado a convertir en una extorsión sexual a hombres en la provincia de Alicante que pagan hasta 24.000 euros por salir de ellas. Así trabaja la Policía Nacional para detener a los criminales tras el teléfono.

En la comisaría provincial de Alicante el subinspector al cargo de la Unidad de Droga y Crimen Organizado analiza esta serie de delitos en los que han desmantelado en diversas ocasiones a grupos organizados que desde la Comunitat Valenciana han intentado chantajear por toda España.

Y es que la muy fácil puesta en marcha de esta actividad criminal parte de los sistemas de mensajería como Whatsapp para destrozar las vidas de los hombres y vaciar sus carteras. Para hacerlo les bastan las quince palabras de ese mensaje y una base de datos de teléfonos a los que enviarlo.

La clave de esta sextorsión está en lo que entiende la víctima de ese mensaje. El hombre que ha entrado a páginas de contactos de trabajadoras sexuales llega a pensar que le han descubierto y que le están amenazando realmente.

En realidad, como reitera el veterano subinspector de la UDYCO, "estas personas lo que hacen es mandar miles, miles de whatsapp a terminales telefónicos". Esos mensajes son temibles anzuelos en los que caen estos usuarios desprevenidos.

La digitalización en el mercado del sexo es la base que aprovechan estos criminales. Sabedores del éxito de plataformas de citas con trabajadoras sexuales, como lo fue Pasion.com, el mensaje busca atrapar a ese hombre que ha entrado en la página.

El peligro empieza si se responde al mensaje recibido. De entre los miles enviados, son pocos los que lo hacen y es entonces cuando a la red criminal le basta con ver la información que da ese teléfono.

El subinspector, después de años trabajando en esta materia y atendiendo a víctimas, recalca una idea para tranquilizar a quienes puedan recibir el mensaje y sí hayan estado en contacto, o simplemente curioseado, con trabajadoras sexuales por internet.

"Tener claro que esos datos no provienen de una investigación sobre esa persona: no han estado en tu casa, no conocen tu vida, no conocen tus datos personales", recalca la UDYCO.

¿A qué se refiere con investigación? El intercambio de mensajes va subiendo el tono de las amenazas con los usuarios que responden. Es ahí cuando se pasa de la estafa a la extorsión y todo con un fin: "Te están utilizando para crearte miedo, inseguridad".

La víctima cree que está hablando con un forzudo matón, como aparece en su foto de perfil de Whatsapp, y que usa nombres habituales en países del Este. Son estrategias que parten de estereotipos cuando en realidad "no suele ser esa imagen que mucha ciudadanía tiene del típico delincuente".

Si se ha caído en la trampa de contestar, estos delincuentes buscan conseguir la máxima información a partir del número de teléfono. Y el propio perfil de Whatsapp puede dar mucha. ¿Tiene foto? ¿Quién aparece en ella? ¿Qué se ve?

Cuidar las fotos

El subinspector pone de ejemplo a víctimas que se han puesto a hablar con los extorsionadores y tenían en su foto un uniforme de trabajo o aparecen en la imagen con su coche o con su pareja e hijos. Cualquiera de esos datos les sirve para asustar más a la víctima.

"No hay que caer en esa extorsión, no saben nada de tu vida. Todos los datos se han obtenido a través de tu perfil de WhatsApp o a través de las fuentes abiertas", como puede ser una búsqueda en Google. "No están ahí en la puerta de tu casa, cuando tú bajes no van a estar", recalca el policía.

Es el miedo el que lleva a caer en esa trampa. Y pone el ejemplo de un profesional que tenía su foto con un uniforme de trabajo al que consiguieron engañarle como si supieran más de él. Este hombre llegó a entregarles 24.000 euros en dos tandas. Y al ver que seguían, denunció a la comisaría.

Denunciar siempre

Si contestar al mensaje ya es mala idea, entregar el dinero lo es peor. En este tipo de organizaciones es habitual el uso de personas que trabajan como mulas bancarias. Es decir, abren cuentas para facilitar el movimiento del dinero hasta llevarlo al extranjero y entonces perderse el rastro hasta imposibilitar su recuperación.

Se haya visitado una página de citas o no, la recomendación es "ignorarlo y bloquear el número de teléfono evidentemente y venir a la Policía a denunciarlo".