No falla: no hay verano en el que Benidorm no sea noticia por algún incidente relacionado con su fauna autóctona. Cientos de miles de personas pasan durante esos tres meses (o incluso todo el año, porque las aguas son muy cálidas) por sus dos playas principales, y es raro que no haya al menos un suceso protagonizado por algún bañista.
El último episodio, la espectacular aparición en la playa de Poniente de un ejemplar de tintorera de más de dos metros y 80 kilos, ha vuelto a dejar la curiosa imagen de la naturaleza colándose por la ventana de la temporada turística, con cientos de personas observando desde la orilla al impresionante animal peleando por volver a alta mar.
Lo cierto es que no es para nada raro ver tiburones en aguas de Benidorm, mucho menos tintoreras. Lo que resulta sumamente extraño, como acreditó el equipo del Oceanogràfic que se desplazó para rescatar al animal, es su comportamiento, teniendo en cuenta que era un ejemplar sano.
Hasta tres veces volvió a la orilla y tuvo que ser sacado por los especialistas de la Fundación, quienes tomaron muestras de sangre para estudiarla. Se cree que puede tener algo que ver con su ciclo reproductivo. El ejemplar viajó hacia el sur a La Vila y El Campello, donde finalmente apareció muerto este sábado.
Aún así, el avistamiento de tiburones mar adentro no es tan extraño, aunque de menor tamaño. Sí aparecen ejemplares muertos más grandes, como en verano del año pasado, cuando se interceptó el cuerpo de uno de tres metros en la dársena de la capital turística. Pero lo cierto es que los escualos no son ni mucho menos el principal enemigo de los bañistas. Ese papel lo suelen ejercer peces de menor tamaño pero más agresivos, y que suelen buscar presas cerca de la orilla.
Cuidado con los peces
Un buen ejemplo es el pez Golfar Pomatorus saltarix, llamado simplemente pez Golfar, probablemente el animal más peligroso de la zona por su tendencia a cazar en aguas bajas. Aunque no suelen atacar a humanos, los expertos alertan de que los movimientos bruscos le pueden confundir y hacer que se lance a por lo que considera una presa, con fatal resultado porque tiene una mandíbula muy potente con unos dientes en forma de sierra.
De hecho, se cree que los incidentes más graves que se han registrado en la costa alicantina en los últimos años han sido obra de estos peces. Tampoco es algo tan habitual: en 2006 mordió en la mano a una niña en playa de San Juan, y en 2019 seccionó un tendón a un joven en Elche. Pero desde luego es bastante más palpable que el crédito que determinada prensa británica le da al ataque de tiburones en la costa de Benidorm.
Otro pez muy habitual en la fauna marina del Mediterráneo, y que se puede encontrar fácilmente en Benidorm, es el Trachinus Draco, conocido como pez araña o pez escorpión. Recibe este nombre porque tiene unas púas que inoculan un veneno extremadamente eficaz que alcanza su pico en media hora. En caso de tener un encuentro fortuito con este animal hay que acudir inmediatamente al centro de salud para tratar de neutralizar el veneno.
Un monstruo marino espectacular aunque muy poco dado a relacionarse con el ser humano son los murénidos, llamados habitualmente morenas. Son peces con forma de serpiente de hasta metro y medio, que viven en las rocas a bastante profundidad y solo salen de manera ocasional para cazar. Son bastante tímidos y, a pesar de su aspecto fiero, no suelen suponer ningún peligro.
El peligro más recurrente de la costa alicantina es sin duda las medusas. Suelen ser prácticamente inofensivas (aunque de picadura dolorosa) y de pequeño tamaño, pero en ocasiones pueden producirse auténticas plagas de las variedades clavel o pelagia noctícula. Aún así no suelen ser más que una pequeña molestia a tener en cuenta a la hora del baño.
Algo más serio es la Physalia Physalis, la carabela portuguesa, un animal carnívoro bastante espectacular que se suele confundir con una medusa pero no lo es: se trata de un organismo colonial que en raras ocasiones se pasea por las aguas del Mediterráneo. Su picadura produce un dolor muy intenso, e incluso se han registrado casos aislados en los que puede producir la muerte.