Alicante

Cae un clan familiar de Benidorm dedicado al tráfico de heroína, cocaína y hachís en una operación que ha resultado con ocho detenidos. La actividad ilícita perjudicaba a los vecinos de los bloques por el constante comercio de sustancias estupefacientes en pequeñas cantidades o "al menudeo" y el consumo en zonas comunes y en las propias residencias.

Como indica la Policía Nacional, se realizaron hasta siete registros, uno de ellos en La Nucía, en los que se hallaron 485 gramos de hachís, 87 gr. de cocaína, 21 gramos de heroína, un vehículo de alta gama, utensilios de cortado y pesaje de droga y 83.810 euros en efectivo.

Durante las entradas según el comunicado, acudieron diversos familiares de los

implicados que trataron de "menoscabar y debilitar la intervención policial", llamando la atención y distrayendo a los agentes de sus cometidos, con gritos e insultos.

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La operación comenzó con el seguimiento de una pareja joven que utilizaban diversos pisos y locales cercanos entre sí para la venta de la droga y otros para su almacenamiento, viviendas conocidas como "guarderías". Además, existían inmuebles destinados a la venta y consumo en el mismo lugar, emplazamientos denominados "narco salas". Estas viviendas, al ubicarse en un mismo bloque o en edificios muy cercanos entre ellos, afectaban al conjunto del vecindario, produciendo una devaluación de la zona debido a la patente actividad ilícita que allí se desarrollaba y que provocaba el hastío generalizado de los vecinos.

Esta pareja actuaba junto con otros familiares, y gracias a las vigilancias y la paralela investigación patrimonial se constató la posesión, por parte de los implicados, de diversos inmuebles cercanos que utilizaban para desarrollar la distribución y venta de las dosis. "Se comprobó igualmente que el consumo se producía en ocasiones en zonas comunes de los bloques afectados, a la vista de cualquier vecino que pudiera pasar", asegura la Policía.

Como consecuencia, en las cercanías a las viviendas investigadas habían "proliferado significativamente otros delitos que aumentaban sobremanera la inseguridad real y percibida de los alrededores". El cuerpo policial comenta que "cerca de estos puntos de venta orbitan otros tipos delictivos, como son los robos y hurtos, cometidos muchas veces por los mismos consumidores de sustancias y que gracias a la retribución económica que obtienen de ellos, hace que puedan costearse sus adicciones".

El beneficio obtenido por la principal investigada de esta "perversa actividad" alcanzó un valor patrimonial, entre inmuebles y bienes, de 500.000 euros, no teniendo ninguno de los protagonistas, de 23 y 24 años de edad, trabajo o fuentes de ingresos legales.