Alicante

Ya solo con el más famoso arranque de la literatura en castellano, DulcineIA tiene mucho que aclarar. ¿Por qué dice "de cuyo nombre no quiero acordarme", qué significa "lanza en astillero" y qué es una adarga? A estas, y muchísimas otras más preguntas, puede responder este chatbot creado por la compañía 1millionBot.

El proyecto es otro de los hijos del confinamiento que generó la pandemia, como explica su impulsor Rafael González. Como filólogo, una de sus ideas al trabajar en una empresa especializada en crear estos asistentes virtuales era ver cómo se podía poner la inteligencia artificial al servicio de las humanidades.

Aquella idea no era para nada una ocurrencia como las que podía tener Alonso Quijano. El presidente de 1millionBot es Andrés Pedreño y, como recuerda González, ya fusionó tecnología y humanidades en 1999. En aquel entonces, como rector de la Universidad de Alicante, impulsó la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Día del libro

El interés de Pedreño por el autor del Quijote no se desvaneció con el tiempo. González cuenta que el año pasado, en una de las sesiones de tormentas de ideas que mantienen en Torrejuana, donde tienen la sede, ya propuso crear un chatbot sobre el clásico. Aquella semilla fructificó en abril, justo alrededor del día del libro, cuando hay muchas lecturas que lo recuerdan.

Sí, muchos actos públicos en los que se homenajea a Cervantes y que luego tienen poca continuidad. Esa era una de las lecciones de la experiencia de González como coordinador de clubes de lectura.

"El Quijote es el mejor libro escrito y me río mucho porque Cervantes tenía una mala leche estupenda", señala. "Pero he intentado que la gente lo leyera y me decían que es muy largo y que es muy difícil de leer", lamenta.

DulcineIA era la propuesta que podía ayudar a superarlo. Con este asistente quieren formar a las nuevas generaciones en el amor a la novela que creó Cervantes. "Queríamos que fuera una compañía para la persona que leyera el Quijote entendiera expresiones, refranes, títulos de libros o lugares que no sabes si son reales o ficticios". 

Acometer esa tarea suponía un gran reto ya que "de todo eso el Quijote está plagado y ni siquiera con una edición anotada es posible entender todo". Por eso DulcineIA empieza esa labor solo con la primera parte de las aventuras del hidalgo manchego.

La documentación

Y solo con la primera parte DulcineIA ha tenido que leer mucho. Como destaca González, "no olvidemos que la tecnología la creamos nosotros igual que los algoritmos los creamos y que los datos los introducimos nosotros". Eso se traduce en quince ediciones anotadas, una treintena de textos específicos, otros siete genéricos y los diccionarios pertinentes. 

La ventaja que tiene este asistente y con la que González está disfrutando más es que gracias a su inteligencia artificial aprende más de los lectores que le preguntan. "Imagínate lo que es aprender del Quijote y esas ocho horas de jornada laboral para estudiarlo", asegura risueño.

Aprender del que aprende

Esa "gozada" a la que se refiere también tiene algo de orfebrería. "Cuando introducimos una respuesta en el chatbot hay que asociarla a un número de preguntas", explica. Un número que suelen situar entre doce y quince cuestiones. Aparte, tienen que tener en cuenta los errores que pueda tener el usuario al formular la pregunta.

Eso lo descubrieron cuando se encontraron varias veces repetida la palabra rociante. "Y el chatbot decía buena pregunta y voy a seguir investigando cuando lógicamente había respuesta, Rocinante".

Ese es un reto que han podido superar de forma automatizada gracias a la inteligencia artificial. Ahora, cuando se lance una pregunta al asistente, este es capaz de discernir si se ha saltado una letra al escribir el nombre del caballo del hidalgo o si ha añadido una hache de más a aquella adarga antigua. "Es un trabajo arduo pero muy interesante porque aprendemos de lo que los usuarios quieren aprender".