Alicante

"Han pasado los años pero los tiempos no han cambiado", empieza contando Joaquín Ladrón. Él sigue dibujando de la misma forma con que empezó, a plumilla y pincel sobre papel. Como hacía en los noventa y como llegó a publicar para hitos del underground como El vengador tóxico o para definir la imagen rompedora de Subterfuge.

"Soy un dibujante clásico, aunque parezca mentira", asegura risueño. La sangre con la que salpicaba desde sus portadas o los afilados dientes de las criaturas que aparecían en sus ilustraciones podrían desmentirlo. Ahora el aficionado a las publicaciones marginales de la contracultura podrá repasarlo en Ladróncomix. Bajo este título ha recopilado sus mejores historietas publicadas entre 1998 y 2003, a las que ha agregado algunas inéditas.

'El hombre de los caramelos' es uno de los trabajos iniciales de Ladrón.

Lo que sí le ata a la tradición es que entonces y ahora sus herramientas siguen siendo pincel y plumilla que maneja sobre papel. "No uso la tableta gráfica porque creo que le da más personalidad", explica. Y a otros clásicos se refiere, a los del cómic underground. "Los referentes que he tenido de mitad de los 60, como Gilbert Shelton y Robert Crumb, han creado un estilo que es imperecedero. Aquí en España, con gente como Gallardo y Mediavilla lo ves". Por eso cree que "lo importante es que te dé una bofetada en la cara".

Esa técnica cree que también le ayuda a destacar entre las estanterías de las librerías especializadas. "Ves un expositor de cómics, ya sea de superhéroes o manga, y parece hecho por la misma persona. Dibujando a mano la variedad en el estilo es más que evidente". Eso, añade, es lo bueno "que pueden tener tus dibujos, que puedan transmitir esa viveza de la tinta sobre el papel".

A esa vida también contribuye su forma de representar sus personajes, la que se conoció como línea tremenda. "El dibujo no es preciosista, lo que se transmite ahí es el sentimiento de coger y divertirte con todos los problemas que hay. No te tomes esta vida demasiado en serio porque no saldrás vivo de ella", razona. Y eso, añade, "puede definir el underground".

El contenido que manejaba le permite que esta vuelta al pasado no quede en pura nostalgia. "Mis dibujos no han perdido vigencia porque desde el primer momento han buscado la provocación pero siempre con trasfondo social y con una segunda lectura", señala orgulloso. "Todos ellos tienen esa capacidad de provocar", afirma, "porque los temas que no se pueden tocar se hacen desde la crítica y yendo más allá que revistas satíricas, como El jueves".

Partiendo de Alicante, la obra de Ladrón empezó a crecer tras pasar por la que entonces era una muy pequeña discográfica. "Cuando empecé con Subterfuge era un fanzine con grupos de Madrid como Sex Museum o Pleasure Fuckers". Entre sus páginas se combinaban artículos sobre música independiente con otros textos sobre el cine de terror que hacían los estudios de la Hammer entre los años 50 y 70.

El carácter underground de la revista se amplió al acompañarse con la edición de sencillos de estos grupos y las páginas que podía crear el propio Ladrón. En ellas aparecieron La Moco Pandilla o El caramelo. Aquel proyecto había encontrado su público y fue creciendo en contenidos y en la publicación de discos.

"Y se nos ocurrió hacer un número solo a lo que era el cómic", apunta. El éxito que tuvo la iniciativa les animó a lanzar una línea específica, Subterfuge Comix, que se abría con el que sería su primer recopilatorio, a partir de las páginas que había dibujado el alicantino. Allí estaba apadrinado por Miguel Ángel Martín en compañía de otros creadores como Borja Crespo o Koldo Serra.

"Nos catalogaban en el gore", cuenta. Era fácil hacerlo a partir del material que publicaban y reconoce que "la sangre nos gustaba porque nos gustaban las películas de terror". Pero, como reitera, en "nuestras historietas parece que queremos ir más allá". Y el éxito de esta línea tremenda también reflejaba el peso que asumía Madrid en los 90 en este apartado frente a la Barcelona de los 80. 

Con 'El vengador tóxico' se convirtió en el primer dibujante español que colaboraba con Troma.

La visibilidad que le dio aquel trabajo le abrió las puertas del mercado americano. Y con el referente de lo que se denominaba cultura basura, Troma. La productora es la casa de la que surgió El Vengador Tóxico, una película de la cual surgieron diversas adaptaciones y que espera ahora una nueva versión

"Estaba haciendo cómics que presenté en Fester Entertainment y me dijeron si quería probar a dibujarlo", dice Ladrón. "Y me cogió Lloyd Kaufman por el estilo que había tenido y la temática de las historias, porque no lo dibujaba como un superhéroe, sino como un personaje underground, no parecía de Marvel o DC". Aquello le convirtió en el primer dibujante en España que trabajó para Troma.

Recordar todas estas anécdotas que marcaron su carrera le hacen valorar que "en aquella época teníamos bastante libertad creativa". Ahora, critica, "hay más represión de la que podía haber antes. Un ejemplo es la ley mordaza. Antes podías hacer un cómic o una canción. Y la censura hoy en día en muchos cómics y discos o libros se hace con guante blanco".