Presentar un futuro en el que la falta de recursos nos devuelve el pasado es un habitual en la ciencia ficción. Que esto empiece en una charla de instituto, ya no tanto. Así recuerda el escritor Pep Castellano cómo se le ocurrió el origen de una novela juvenil en la que presentaba un mundo sin electricidad. El terror ante una posibilidad así que sintió en su audiencia adolescente le animó a crearlo. Y para construirlo tan solo tuvo que mirar al pasado más reciente.
Castellano anda atareado estos días con la celebración de Santa Cecilia, como músico que también es, y recuerda un lejano 2012 en el que una de sus entonces habituales visitas escolares para hablar de sus novelas le lanzó este envite. Facebook ya era la plataforma más popular del mundo y los adolescentes estaban entregados a ella. "Y se me ocurrió preguntar ¿y si desapareciera internet? Fue lo peor que les pude haber preguntado". E imita las voces de aterrados jóvenes "que no podrían vivir sin internet".
Esa posibilidad no le parecía tan complicada. "Si hubiera un apagón, tan dependientes de la energía eléctrica, se iría internet y sería la catástrofe". Eso le pareció una oportunidad para hablar de otras formas de vida y que incluso se podría sobrevivir a un apagón. "Me puse a investigar y vi que no era tan imposible, así que seguí adelante como un cuento más".
Aquel año se popularizó la falsa creencia de que el fin del mundo estaba cerca puesto que los mayas lo habían anticipado, una idea que volvió el año pasado tras el fin del primer confinamiento. Castellano recuerda risueño aquellas historias y hasta la película en la que se planteaba estas fallidas profecías. "Pero yo quería imaginarme un fin del mundo que, en realidad, era una manera de entender la vida como lo hacíamos hace cientos de años. Y no tanto si nos vamos a zonas más rurales donde hace 80 años vivían sin electricidad".
Sin internet
En 2014 publicó L'aurora de la fi del món en Bromera y a aquellos adolescentes seguía sin hacerles gracia la idea de que desapareciera internet, añade de nuevo risueño. "Y si ya entonces empezábamos a ser dependientes de las redes sociales, imagínate como lo somos todos ahora. Aunque quizás están más vinculados a una ficción que es más real que la nuestra".
Este otoño, con el aumento constante de la electricidad y el temor a un corte de suministros en Rusia o con Argelia, ha vuelto a pensar en ello. "Fue una de las últimas novelas que escribí, pero me he acordado de ella porque hay cosas que escribes como distopías que nunca verás y se convierten en realidad. Espero que no pase. Pero sí me gustaría recuperar que intenté transmitir que la vida de ahora es muy cómoda y que nos hemos alejado tanto de la tierra que tendríamos dificultades para sobrevivir".
Más libros
Aquel año fue el primero en que Gonçal López-Pampló asumía la dirección de este grupo editorial valenciano. Y al repasar entre el enorme catálogo que manejan, destaca este texto en particular como el más cercano al actual temor a los problemas que surgirían si un gran apagón nos dejara sin electricidad. "Plantea lo que sería el control social por la policía en un colapso no total, pero sí muy brusco y con la capacidad de reconstruirse al menos en pequeñas comunidades en el interior".
Otro gran clásico para estas cuestiones que recuerda el editor es Mecanoscrito del segundo origen, un éxito en la literatura juvenil publicado en 1974 y adaptado como película en 2015. "Parte de la premisa clásica de un colapso de la humanidad del que no se salva nadie salvo Alba y Dídac, los protagonistas de esta novela que a muchos nos tocó cuando éramos jóvenes".
Este es solo un ejemplo de que esta preocupación es una constante en los autores de la ciencia ficción. López-Pampló se planteó recientemente editar Things to come de H. G. Wells porque "planteaba una involución brutal en la sociedad". Fuera de ello, "hay un buen puñado de obras en nuestro catálogo que lo tratan como El metge del rei, de Joan Olivares, o La melodia del desig, de Ferran García Oliver, que hablan de las epidemias medievales, para tratar las creencias y miedos de la edad moderna".