Alicante

"Un homenaje a las despedidas y a las no despedidas". En ese juego de palabras se refugia Lucas Escobedo para presentar Adeu!, su última producción de circo. El montaje que estrena este fin de semana en el Teatro Arniches de Alicante es la apuesta teatral de la Navidad en el Institut Valencià de Cultura. Con ella pasará estas fiestas en las tres capitales para mostrar que "las despedidas no dejan de ser eso, celebraciones de todos los colores, con sus alegrías y sus tristezas".

Escobedo disfruta del reconocimiento profesional a su trabajo. Este año ha ganado el premio al mejor espectáculo de circo en la Comunidad Valenciana con el montaje que estrenó en mayo, Paüra. Este mismo jueves recibía las tres candidaturas en Cataluña por su anterior montaje, Yolo, un trabajo que ya fue reconocido en los premios Max y en el certamen especializado Feten.

Y eso, en medio de la peor crisis que han sufrido las artes escénicas a causa de la pandemia. De ahí que en uno de los descansos entre los ensayos de esta producción del IVC reconozca que está satisfecho por los logros y que también siente la inquietud por lo que vendrá el próximo año. "A estas alturas, normalmente ya tendría bastante claro qué sucedería en la temporada", explica. La culpa, de nuevo, es del virus.

En este contexto, ve también una señal de preocupación con el fin de los apoyos a las artes escénicas surgidos como forma de paliar esta crisis. "Hay más incertidumbre y no sé si porque se ve el vacío después de que se ha apoyado mucho y entramos a la realidad", razona, "o es que los tiempos han cambiado y las programaciones ya no son con tanto tiempo porque piensan en esperarse por si esto repunta y hay que cancelar". Lo que es indudable es que el calendario para 2022 "está más vacío".

Más fuerte, más íntimo

Un reto que tenía Escobedo con Adeu! era el unir a diferentes especialistas que no habían trabajado juntos antes para crear nuevos números en las que la compenetración es clave. "No partíamos de compañías, son siete artistas individuales y en escena les hemos puesto a hacer disciplinas circenses que son corales, de troupes". Por eso considera que ha sido un entrenamiento fuerte, casi de escuela. Y de ahí que le gustaría que ese esfuerzo "se pudiera rentabilizar por la entrega de la gente, que es una maravilla".

En el balance que hace el circo como espectáculo que bebe del deporte y el arte, Escobedo analiza cada una de estas perspectivas. Para los primeros razona que "la gente que viene de la gimnasia no tiene porqué haber tenido una educación artística, no necesitaban hablarle ni del acto comunicativo ni de qué tienes que poner de ti. Le tienen que hablar en otros códigos para ir a competición y que te puntúen más".

En su visión "hace falta esa intimidad, que técnicamente podría ser gimnástico, pero hay otra cosa que le pongo". Es la "que hace que trascienda y que no sea una mera exhibición, una ejecución de un movimiento bien realizado por el que me darían una buena puntuación". Ese es el misterio del arte en el que se mueve en sus trabajos con el objetivo de "generar un acto comunicativo y de expresión".

Ese propósito lo consigue a través de la coralidad. "Desde la iluminación, la música, el elenco y que entiendan que es muy íntimo, como una ofrenda floral, o muy festivo, pero de verdad", razona con un detalle en el que transmite precisamente esa emoción detrás de las palabras. "Hacer un ejercicio bien y ya está no conmueve. Queremos un circo que conmueva también", concluye.

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