Donde la curiosidad te lleve es el lema del premio Azorín de Novela de este año. Y ese es el impulso con el que animan al público para que vuelva a una gala que acogerá de nuevo el ADDA de Alicante este jueves. En ella se desvelará la obra ganadora entre las diez finalistas que ha escogido el jurado y que tomará el relevo de Nativel Preciado.
La vicepresidenta de la Diputación Julia Parra, como responsable de la organización de este premio, destaca que "apoyar la calidad literaria es necesario". Y que hacerlo bajo el nombre del escritor de Monóvar en "uno de los premios más importantes de España por el prestigio y calidad es una forma de contribuir a su memoria".
Después de una edición de 2021 pospuesta por las restricciones de la pandemia y con las limitaciones sanitarias en aforo, Parra ha valorado esta edición como la de la vuelta a la normalidad. La sala sinfónica estará abierta en toda su capacidad y el público asistente podrá ver la interpretación de la sinfonía número 1 de Prokófiev. Las entradas gratuitas se podrán recoger, mientras haya localidades disponibles, hasta el mismo jueves.
La música será la que ensalce una vez más a la obra ganadora entre las 223 originales que se han presentado. Como destaca Carlos Creuheras, director de relaciones institucionales del Grupo Planeta, esta es la quinta en la que se han presentado más obras, dentro de las 29 que se han organizado conjuntamente entre la Diputación de Alicante y la editorial.
Las finalistas
Los Prytz, de Gabriel Martínez. Esta es la única de autor alicantino que ha sido seleccionado entre las diez mejores de esta edición. Su argumento trata de un joven marino sueco decide trasladarse a Alicante para labrar fortuna en el mundo del comercio. Pero la España de Prim hasta el advenimiento de la Primera República y una Europa inmersa en la guerra entre Francia y Prusia harán mella en la familia.
Cien espadas de Damocles, de Hugo Sanz. Una joven policía, experta en perfiles psicológicos, debe enfrentarse a su primer caso: el asesinato de un hombre y el secuestro del hijo transexual del mismo. Estos hechos no son más que el inicio de la obra de un asesino en serie, un psicópata que se vale de métodos de tortura de la Inquisición.
Pazman, de José Ángel Astillero. En la década de los 90, Manel Queralt, teniente de la Guardia Civil, es trasladado al País Vasco para luchar, desde los servicios de información, contra el terrorismo de ETA. Allí se enfrentará tanto al odio por parte de los nacionalistas vascos como a la rivalidad entre las diferentes fuerzas de seguridad.
Habana nostra, de Pavel Giroud. Lucky Luciano, el famoso gánster exiliado en Sicilia, llega de incógnito a La Habana para crear una poderosa organización mafiosa con el fin de controlar sus negocios en EE. UU. y que tuvo que dejar en manos de Vito Genovese, de quien desconfía. Finalmente, el gobierno de la Habana, presionado por EE. UU., se ve obligado a expulsar a Luciano de su territorio.
Como un cuerpo muerto cae, de Álvaro Solís. La fuga de la hija de un aristócrata y la relación que acaba entablando con un joven huérfano de los bajos fondos da pie a esta historia de amor ambientada en los convulsos años de la Revolución francesa.
Arliach, de Gabriel Sapiña. La desaparición y posterior muerte de Clara, amiga del protagonista, lo lleva a investigar los extraños sucesos que rodean el hallazgo de su cadáver. Se destapa así una red criminal de robo de bebés en la que están implicados altos cargos de la Iglesia.
A estas obras las acompañan las que se han presentado bajo seudónimo, dos menos que en las finalistas de la edición anterior.
Castigo de fuego, de Genoveva Villar. Una joven funcionaria de la Biblioteca Nacional asume el encargo de salvar de la quema los libros condenados por el bando ganador de la guerra civil. Debe crear la Biblioteca Invisible y, para ello, entrará en contacto con una red de misteriosos personajes, llegando a jugarse la vida por las convulsas calles de Madrid.
El tirocinante, de A. L. Blanco. Ariel, un adolescente rebelde, inicia su doloroso camino hacia la madurez. En él se dará de bruces contra la violencia y la intransigencia que lo rodean en su Colombia natal. Deberá renunciar a su gran amor, un joven novicio que se convierte en su profesor, aunque al fin podrá dedicarse a su pasión: la literatura.
Lo que el fuego no apagó, de Claudia Fernández. Cósima, segunda mujer de Wagner, narra en este diario secreto su historia de amor con el compositor, de quien se quedó embarazada mucho antes de conseguir el divorcio de su hasta entonces marido. Por la novela desfilan grandes personalidades de la época, como el rey Luis II, Nietzsche o Liszt.
El faro, de Nadiya. La muerte de la madre del protagonista lo lleva a su pueblo natal y al faro donde vivió durante su infancia. Será el momento de reencontrarse con sus orígenes y de descubrir la inocencia de su padre, injustamente encarcelado acusado de asesinato.