Un libro puede cambiar la vida de muchas personas. Y eso es lo que pretendían Terencio Pérez y Kitín Muñoz al publicar Boinas verdes españoles. Los beneficios conseguidos con las historias de los soldados del Mando de Operaciones Especiales han ayudado a impulsar la que será la Fundación Roble y Machete. Con ella quieren empezar a ayudar desde Alicante a los militares que tengan problemas cuando se retiren a los 45 años del servicio activo.
Este miércoles presentan el libro en Alicante, una parada más dentro de la gira de presentaciones con la que venden los ejemplares que aún quedan de la primera edición. En el Centro Municipal de las Artes esperan la misma acogida que han tenido con un proyecto en el que han dado voz por primera vez a los militares para que cuenten sus experiencias, dentro de lo que se puede contar al público de casos reales sobre el terreno ya que no pueden ofrecer todos los detalles, por mucho que se los estén pidiendo en estas charlas.
Y ya están preparando una segunda edición en la que van a cambiar al menos dos de las veintidós historias escogidas, avanza Pérez: "Pondremos otros que se quedaron en tierra porque no cabían en ese momento". Materiales tienen mucho para escoger, asegura. Porque la acogida en la preparación fue tan buena como en estos meses de presentaciones "nos dan la enhorabuena en todos los casos", celebra.
El dinero que ya han conseguido con este proyecto es el que abrirá pronto una nueva etapa. "En este momento estamos a la espera de que nos den el número de inscripción definitivo en el listado de fundaciones nacionales y creemos que lo vamos a conseguir antes de fin de año para así empezar el que viene con objetivos más despejados", cuenta. Una vez dado ese paso, seguirán trabajando, pero ahora para "ayudar a toda la gente que podemos ayudar".
Pero ¿cuál es la necesidad que ven y que necesita su apoyo? A los 45 años el militar que no haya alcanzado el puesto de tropa permanente, el día que los cumple se licencia. Es decir, queda fuera de donde ha estado ejerciendo toda su vida profesional. Pero, como puntualiza rápidamente este comandante retirado de los MOE, el Ministerio de Defensa les asigna "una paga de seiscientos euros que puede ser compatible con otro puesto de trabajo".
¿Qué pasa entonces? Pues que depende mucho de las situaciones personales de cada uno de ellos. Y ahí hay dos grandes grupos, quienes no tienen familia al cargo y tienen resueltas sus necesidades económicas con una vivienda o quienes sí la tienen y se encuentran con que no pueden mantener los costes asociados, por ejemplo la educación universitaria de los hijos.
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Antes de llegar a esa situación, Pérez recuerda que es necesaria la previsión para encarar las décadas por delante. "Es imposible que todos sean tropa permanente porque tendríamos un ejército con una media de edad elevada, se necesita gente joven y con fuerza. Y más con lo que se está viendo en Europa, cuando nadie esperaba un conflicto como este".
La realidad con que se encuentran es militares que no se preparan durante esos años de servicio, "se confía en que haya un golpe de timón y la situación derive para bien de ellos, y se abandona y se ven de pronto con 45 años en la calle". A pesar de contar con esa paga de Defensa, las cosas se pueden complicar.
Y ahí quieren estar apoyando en la búsqueda de empleos. "Ahora mismo ya nos están pidiendo exmilitares para determinados puestos", apunta. Como valora el comandante, los contratadores saben que en ellos "siempre tienen un plus de garantía de honradez y seriedad porque han estado sometidos a la disciplina".
Una de esas nuevas salidas laborales está relacionada con la seguridad, caso de los escoltas. Pero para dar ese paso es necesaria una titulación específica que se puede acreditar mediante un curso que hay que pagar. "Queremos ayudar en la formación a esta gente para que hagan el curso necesario y poder acceder a este trabajo. Y esto lo vamos a financiar con lo que recaudemos y con las subvenciones o con las colaboraciones con empresas", explica.
Con la fundación Roble y Machete saben que tienen mucho trabajo por delante ellos mismos ya que tendrán que plantear los planes de desarrollo y la gestión necesaria. "Tendremos que movernos y todo lo que podamos es poco porque cuanto más tengamos, más podremos ayudar", concluye.