"Este thriller que pinta JM Ferri es un ejemplo de lo que los adictos a la adrenalina del hacking sentimos". Así anima Chema Alonso uno de los hacker más famosos de España desde del prólogo de La chica del sombrero negro a la lectura de la serie de novelas Jinetes en la tormenta creada por el autor alicantino.

Ambos libros son el puente entre el autor que arranca y uno de los gurús de la seguridad digital. Lo que empezó como un proyecto más fruto de las restricciones del confinamiento se convirtió en un nuevo camino para este técnico en comercio internacional. Esos meses "fueron un reinicio total de en lo personal", cuenta sentado en una cafetería de Alicante.

Con los dos libros ya editados, el segundo en este invierno, Ferri recuerda esos que decidió aprovechar el 2020 para terminar esa novela que tenía empezada y luego autopublicarse en Amazon. Y así descubrió que había tocado la tecla adecuada. "Empezaban a llegar buenas reseñas y a comprar algunos ejemplares en librerías", explica.

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Sentencias como las que va insertando en la obra, del estilo de "diez minutos después había dado de baja todos mis perfiles en redes sociales", reflejan el tono con que quería adentrar al lector en una aventura que desde el principio tenía planteada para desarrollar en tres partes. Y un tema, como apunta Alonso en su prólogo, "centros de espionaje y vigilancia que quieren aprovechar las capacidades de un hacker. Pero ¿qué pasa si cae en malas manos?".

Ferri se confiesa reacio a avanzar más del argumento que propone con esta serie. "De la trama, cuanto menos, mejor", asegura, "porque para mí lo bonito de la novela es ir descubriendo. O por lo menos así está planteado: que no sepan ni por dónde van". Y eso, a toda velocidad.

La acción la construye con frases cortas que marcan el ritmo acelerado al suspense que quiere provocar en el lector este admirador de clásicos de la novela de detectives. "Philip Marlowe es uno de mis personajes literarios favorito", cuenta. Y de la idea de crear inspirándose en lo que escribió Raymond Chandler decidió "adaptar los bajos fondos de los años 30 a los bajos fondos de hoy que son la deep web y la web oscura de los hackers".

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En ese planteamiento también tenía clara otra premisa: la suya sería la primera novela de un autor desconocido para el mercado. Por eso quiso que fuera corta "e intenté imprimirle mucho ritmo y que enganchara desde el principio", reitera. "Me daba mucha rabia que hubiera gente que la empezase y no la terminase", reconoce. Eso es lo que le valoraron los primeros compradores de Jinetes en la tormenta.

Pero el lector que mayor impulso le ha dado fue Chema Alonso. De las conferencias que imparte el actual director tecnológico de Telefónica aprendió lo necesario para hacer verosímil el mundo de los expertos en ciberseguridad. Y por eso se animó a enviarle la novela como agradecimiento. "Pensaba que la iba a tener en un cajón cogiendo polvo el resto de los siglos y resulta que a las dos semanas me contacta", recuerda orgulloso.

Una entrevista en su bitácora, luego el pase a la comercialización en su tienda y finalmente el aval de la revisión técnica en la segunda entrega, La chica del sombrero negro, marcaron el camino de la relación entre Ferri y Alonso que también ha cristalizado en dos prólogos.

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