Tres meses después de ganar el millón de euros del Premio Planeta con Lejos de Luisiana, Luz Gabás siente ilusión cuando ve su libro que ha presentado este fin de semana en Alicante. Con él se adentra en la historia del Estado americano que por cuatro décadas fue de España y retrata el Misisipi con toda la población a su alrededor. Por eso reivindica el derecho a escribir sobre otros sin que eso se considere apropiacionismo cultural: "No nos cancelemos nosotros mismos".
Y eso lo ha hecho extensamente a lo largo de las 739 páginas del volumen con el hilo de la historia de amor entre Ishcate, el hijo de la tribu india Kaskaskia, y Suzette, una joven criolla en Nueva Orleans. Ese universo entero con ambición de fresco histórico lo ha recreado desde las montañas de Benasque, la pequeña población en los Pirineos aragoneses en la que vive.
"Cuando empiezan a decir que esto es apropiación cultural", razona desde la redacción de El Español antes de pasar por las veladas literarias del Maestral, "la cultura está por encima de todo: de la ideología, de la política". Por eso recalca sobre este debate que le "preocupa muchísimo" que "para mí, siempre ha sido lo superior. Es el alimento del alma. ¿Me van a decir a mí qué puedo comer de ese maná? Esto no puede ser. No nos cancelemos nosotros mismos. Si uno quiere escribir sobre un psicópata, ¿no va a poder escribir, si no lo es?".
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La vehemencia con que razona sobre este debate representa la identificación con la que aborda cada proyecto. Y el trabajo que hay detrás de cada uno de las cinco novelas que ha publicado. "En cada libro hay un fragmento una etapa un momento, son cuatro años en mi vida", afirma. Por eso, cuando ve el ejemplar va más allá "y recuerdo cuando lo escribí, el esfuerzo, lo que me costó", lo que es ese "trocito de mi vida en cada libro".
A eso hay que añadir que todo eso se pone a examen, en este caso por partida doble: convencer al jurado del Premio Planeta y al público que lo tiene que comprar para que sea uno de los títulos más vendidos del año. "Cuando acabé Lejos de Luisiana tuve esa sensación, ese pálpito de que tenía algo grande", apunta. Aunque asegura eso no es garantía porque no se puede saber "si encajará en el gusto del jurado, de lo que pretenda ese año el Premio Planeta".
Así que lanzarse a un proyecto que requiere de dos a cuatro años de tu vida "quiero estar muy motivada y muy ilusionada". Y así le ha sucedido tanto en su gran éxito Palmeras en la nieve como en Regreso a tu piel, Como fuego en el hielo y El latido de la tierra. Cada una con una documentación que preparar porque "me apetece aprender de un tema en concreto".
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Y en Lejos de Luisiana el reto era que todo tenía que ser más grande. "Es una novela ambiciosa en cuanto a personajes, en cuanto a escenarios, en cuanto al tema", explica. Y con la que quiere retratar esas cuatro décadas en las que España decidía a finales del siglo XVIII lo que tenía que ser un extenso territorio que abarca desde el golfo de México hasta Canadá. "Son 40 años muy intensos", apunta.
Donde el hilo de la historia de amor se enreda con muchos elementos para que la novela siga considerándose histórica y tenga acción aunque ella no la considera de aventuras. Lo que sucede, razona, es que retroceder en el tiempo hasta esa época y territorio implica ser consciente de que "la vida era una aventura".
Otra mucho más cercana que agradece que se haga desde Alicante es la de impulsar las veladas literarias del Maestral. "Mira que los escritores damos vueltas, pero hay cosas que se te quedan en la cabeza", cuenta con ilusión en los ojos, "la cena del Maestral de Como fuego en el hielo, mi tercera novela, fue una preciosidad".
Ese encuentro "de tantas almas ingeniosas" lo celebra en particular porque comprueba la acogida que tienen sus libros. Y así se siente "más segura porque el lector ha entendido lo que yo quería decir: esa mezcla de Historia con mayúsculas en la historia cotidiana de los personajes, el esfuerzo, la vida... que no es una lección". Por eso, volviendo al planteamiento de abordarlo desde fuera recalca su demanda de trabajar sin las ataduras de la cultura de la cancelación. "Libertad. Eso quiero. Tiene que haber libertad. Libertad para escribir y para leer".