Sabina (Úbeda, 1949) no vino a presentar disco nuevo a Alicante, vino a presentar batalla tras unos años especialmente difíciles para el artista. "Durante la pandemia llegué a pensar que esto no iba a pasar más", confesaba este miércoles noche señalando el escenario de una plaza de toros a rebosar. Se refería a que no se veía dando un concierto "tras más de cuatro años" en silencio, añadía, que son seis si nos remontamos al anterior concierto del jienense en tierras alicantinas. "Por suerte, me equivoqué", sentenció a continuación.
Esta confidencia se produjo tras cantar la primera canción de un repertorio que superó la veintena en más de dos horas de show. Un primer tema, 'Cuando era joven', con el que se remontó a su quinto álbum 'Juez y parte', publicado en 1985. Con la voz tocada por sus problemas de salud y por el peso de los años, 74 desde febrero, su puesta en escena durante la primera media hora no varío. Joaquín Sabina no se levantó de la silla desde donde cantaba, no tocaba ningún instrumento y solo daba algún sorbo al vaso de agua que le acompañó toda la velada.
En la siguiente canción, 'Sintiéndolo mucho' (2022), con la que se situaba en el presente de su carrera, en su última creación que le valió el Goya a la mejor canción para la película documental que repasas sus últimos 13 años de vida captados por Fernando León de Aranoa, se produjo una de las primeras de las muchas complicidades entre el autor y su público. Así, cuando citó el verso "No me veréis en Benidorm con el Imserso" levantó las cejas en señal de clemencia y, de paso, levantó a una parte del público.
Porque si decíamos que Sabina no mostraba mucha intensidad al principio de su recital compuesto a su vez por temas lentos, el sentido del concierto giró a partir de la séptima canción cuando,`Por el bulevar de los sueños rotos' le llevó a levantarse sin miedo (por aquello de la caída en el concierto de Madrid) y acercarse más al público con el que mostró una especial conexión.
Una conexión que fue a más y que no se frenó en ningún momento. De hecho, una parte de los asistentes ya se habían levantado por entonces de sus asientos llevados por la emoción y no volvieron a sentarse en el resto de la noche; Sabina ya había ganado la batalla contra sí mismo.
Y en estas llegó su salida del escenario. Tocaba descansar y por ello cedió al último componente de la banda que había presentado, Antonio García de Diego, al piano y a la voz, el testigo para que interpretara, de manera exquisita, 'La canción más hermosa del mundo'.
Más adelante, no fue hasta su clásica '19 días y 500 noches' cuando, con su guitarra en mano por primera vez este miércoles, desató auténticas pasiones como antes no se habían visto en esa intensidad. Interpretada junto con su inseparable Mara Barros a quien dejó paso para, como también hiciera seis años atrás en ese mismo escenario, interpretara "un ligero homenaje a la canción española", con su versión -muy aplaudida- de "Y sin embargo te quiero".
¿Qué venía a continuación? Efectivamente, la esperada 'Y sin embargo' con la que prácticamente se agotaba el concierto. Pero las masas pidieron más y 'El Flaco de Úbeda' y los suyos volvieron a entrar y se marcaron tres temas más hasta cerrar con 'Y nos dieron las diez'. Un poco antes, a las 9 y media, arrancará este viernes el segundo concierto de Sabina en la plaza de toros, con entradas agotadas desde hace semanas, pero con la duda de si no se cancelará por la lluvia, cuyo pronóstico supera el 80% de probabilidad para esas horas.
A esta duda hay que sumar otra incógnita. ¿Volverá Sabina a la terreta? Su actuación de esta semana se enmarca en su gran gira 'Contra todo pronóstico' que le va a llevar a 30 plazas por toda España en este 2023. Por lo pronto, él se despidió con un "hasta siempre Alicante", que dejaba en el ambiente esa sensación de que podría ser la última vez ante sus incondicionales alicantinos.