¿Hay más comidas en las novelas españolas? Si alguna vez se lo ha planteado, hay un restaurante en la ciudad de Alicante que está influyendo en eso, el Maestral. Las veladas literarias que organiza cada mes llevan siete años en marcha ofreciendo menús personalizados en cenas con los autores. Este viernes Pilar Eyre es una de las que repite entre las más de 60 que han ofrecido y, risueña, desvela lo que unos autores plantean: "Vamos a poner mariscadas para que nos las den".

Ese encuentro sucedió en otra cena especial, la que acompaña la entrega del Premio Planeta. Allí acudió Pilar Eyre como invitada y coincidió con los Carmen Mola (Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero). "Y me decían que como en nuestras comidas salen siempre migas y comidas muy humildes y de poca categoría… Claro, ahora vamos a poner mariscadas y cosas así para que nos las den en el Maestral", señala.

Si el cambio es apreciable entre La Bestia, con la que pasaron en enero de 2022 por este ciclo, y El infierno, que pasará en los próximos meses, se verá en el salón de este veterano restaurante. Y de que eso sea así, o no, es responsabilidad de Santiago González, el colaborador que analiza cada novela para presentar un detallado informe al equipo de cocina para que pueda preparar un menú para más de un centenar de comensales.

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"Dedico unos días para extraer de la novela un vino y un menú para que sean la percha para hacer un menú temático", explica. Y unas veces es más fácil y otras no tanto, destaca. Así le ha sucedido con dos recientes debutantes en esta lista de autores que pasan por el Maestral, Fernando Benzo y Roberto Santiago.

El primero considera "dificilísimo transformar una novela en un menú, me parece impresionante". De hecho, el ganador del Azorín con Los perseguidos cuenta que con esa mirada descubre diferentes aspectos de su obra: "Yo no entiendo nada de cocina, con lo cual ni siquiera era consciente de que a lo largo de la novela se mencionan muchas cosas".

Eyre, que toma el relevo de Santiago con De amor y de guerra, reconoce que cuando vio en su agenda esta nueva cita "enseguida empecé a mirar qué comida salía en mi libro". En su relectura empezó a plantearse qué podía cuadrar y qué no, dentro de lo que menciona en una historia que arranca con la Guerra Civil y que se embarca en la posguerra en Barcelona. "Pero bueno, el menú es súper acertado, la verdad, siempre lo es", agradece, "me hace muchísima ilusión".

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Roberto Santiago se estrenaba el pasado octubre en estas veladas literarias y descubrió de la mano de González cada una de las propuestas escogidas para acompañar La rebelión de los buenos. "¡Qué curioso!", concede sobre esta idea. En su voluminoso libro la comida no ocupa un lugar especial, pero sí hay un punto en el que el protagonista tiene que preparar su boda y debe elegir el menú. Un gancho al que se pudo asir González. Y aunque Santiago no promete que cambie la descripción de las comidas, sí será más consciente de ellas.

Eyre señala que eso es complicado porque "cuando escribes te abstraes tanto de la realidad que te rodea". Aún así, concede que al cruzarse con otros compañeros y hablar de lo que supone la promoción de un nuevo título sale esta idea de Alicante. "Entre los escritores nos hablamos de estas cenas: oye, ¿tú ya has ido? ¿tú cuántas veces has ido? ¿y te han llamado? ¿y vas a ir? De toda la promoción que hacemos esta es muy agradecida y estás contentísima", asegura.