Alicante

"Nadie en España sabe muy bien cómo es una fosa común, cómo era un fusilamiento en Paterna o cómo trabaja un enterrador en la posguerra en España que tiene que enterrar a dos mil personas". A combatir eso llega El abismo del olvido en una intensa presentación en Alicante, el nuevo cómic de Paco Roca, quien colabora por primera vez con el periodista Rodrigo Terrasa.

Los caminos de estos dos amigos se han unido por primera vez profesionalmente con esta historia que Terrasa recuerda que nació de un reportaje: "En 2013 sale la noticia de que hay una señora que se llama Pepica Celda que ha conseguido la última subvención del Gobierno de Zapatero para la exhumación de una fosa antes de que se convocaran las elecciones y Rajoy prometiera en campaña electoral que si él ganaba habría cero euros para las fosas de la guerra. Literalmente".

En una de las páginas del cómic reflejan el enfrentamiento político que existe aún hoy en España por los muertos de la Guerra Civil. Y así escriben: "Las fosas se abren o se cierran dependiendo de quién gobierne". Pero cuando Celda logró esa ayuda no lo tenía todo a favor, como recuerda Terrasa, ya que "se enfrenta a toda la Administración, se enfrenta al resto de familias que estaban implicadas en esa fosa porque entonces había una desinformación absoluta". 

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Eso significaba que con más de ochenta años Celda "se pelea con el Ayuntamiento de Paterna contra todas las trabas que le ponen" y contra "la mayoría de las familias que entonces decían que si eso se abría, se iba a hacer puré e iban a destruir todas las pruebas". 

Y lo que pasó es que con la ayuda de los arqueólogos de Paleolab "se confirma todo lo que ella llevaba diciendo desde que era pequeña: que su padre estaba en esa fosa en concreto, que estaba arriba del todo, que estaba dentro de un ataúd y encima encuentran como unas botellitas que habían puesto las viudas y las hermanas junto con el enterrador identificando los cuerpos".

Esa historia fue el punto de partida del que Terrasa estaba convencido tras hablar con ella y contarlo para su diario, El Mundo, que tenía que ir más allá: "Yo veía súper claro que era un cómic cojonudo para él porque tenía todos los elementos de su obra: se le daba la memoria y encima ocurría en Valencia con lo cual tenía muy fácil el acceso".

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Convencerle no fue fácil, admite. "Creo que le daba un poco de pereza volverse a meter en ese terreno pero yo le estuve dando por saco con todo lo que aparecía", cuenta en referencia a la obra anterior Regreso al edén. "Mi único mérito de esta historia fue ser tan insistente y estar súper convencido de que iba a funcionar si lo hacía él", afirma.

Tres años de intenso trabajo han hecho falta para que ahora puedan estar en librerías como Pynchon & Co firmando decenas de ejemplares hasta las diez y media de la noche. Un proceso que para el periodista "ha sido muy orgánico todo el rato" con llamadas diarias para ir construyendo un libro en el que entrecruzan historias como la de Pepica Celda con el enterrador.

Ese éxito recompensa un esfuerzo con el que han querido combatir el que recalca como un gran desconocimiento sobre el tema. "Nos hemos dado cuenta haciendo el libro que no hay nada, no hay cifras. ¿Cuántas fosas quedan por exhumar? Pues no se sabe muy bien, las horquillas son siempre enormes, porque no existe un registro de nada. Era darte cuenta de que estás en un territorio del que prácticamente nadie ha escrito ni hablado. Pese a que luego te digan, ya están otra vez estos con la posguerra y con las fosas, pero en general no hay nada, no hay casi material sobre todo esto".