Las fantasías sexuales de Andrea Carrión son la base de Wanting, el montaje con el que Cía Ferroviaria vuelve a la danza. El espectáculo que se ha presentado este viernes en L'Escorxador de Elche, explora el deseo a través de varias fases en las que la bailarina ha ido creando las escenas bajo la dirección de Paco Macià.
La colaboración entre ambos empezó con la obra No Name, "un trabajo colaborativo dónde está Andrea y al que me llamaron para asesorarlas y dirigirlas". Así lo repasan en un momento de descanso de los ensayos que han hecho durante la semana en la residencia artística que han tenido para desarrollar este espectáculo.
Macià asegura que esa semilla de la danza "nunca ha desaparecido", como se ha podido ver en su dirección escénica para los montajes que han ido haciendo en este siglo. "Nos ayudamos el uno al otro para crear esta fantasía que tienes delante", explica sentado en las butacas del centro. "Por eso he vuelto, estaba esperando y ha aparecido aquí. No es una llamada celestial, ha aparecido de nuevo no sé muy bien por qué", así que se ha limitado a seguir las señales que encontraba.
La más evidente de ellas era una llamada de la propia Carrión, admite risueño, "me dijo 'tengo esta idea y me gustaría que pudieras colaborar'". Con 26 años, ella valora que en este solo Macià "siempre está fuera viendo lo que pasa". Eso le ha permitido generar una complicidad a partir de las respuestas que le ha ido ofreciendo y que pudo comprobar en un cortometraje anterior, Más allá de la muerte. "Es una colaboración entre lo que dice y lo que siento o lo que no", recalca.
Entre las dudas que han tenido que resolver es la cantidad de piel que Carrión muestra, mucha, y cómo esta responde a la iluminación y fondos de escenarios que plantean. Una pared de oro que convierten en "la metáfora perfecta de las fantasías de fuego alrededor del relumbrón, de destacar y proyectarse a través de lo que implica el fuego y el deseo, apunta el director.
Y Carrión avanza otro de los momentos más llamativos del espectáculo, cuando sube a una polea a varios metros del suelo y se enreda las piernas con el resto de la cuerda. "Igual que la pared dorada es por incendiarme y que el fuego esté presente como metáfora de ese sentimiento, las cuerdas y el atarme y subir corresponde a la necesidad de expresar una parte de mi personalidad y de ofrecerme así de esa manera, tal cual soy, con eso. A nivel físico necesitaba sentir presión, el peso de la cuerda y el daño. Por eso está ahí".
La gira en Región de Murcia y…
Este montaje que se verá el 25 de enero en el Teatro Circo de Murcia está pensado para mayores de 16 años, como indican. Una señal del contenido que se van a encontrar los espectadores tanto visual como en audio. "Lo que quiero es contar qué vivencia emocional hay dentro de su deseo sexual", razona.
"Todos los textos giran en torno a una excitación sexual, cada uno es diferente que voy avanzando en ese deseo y esa vivencia se va modificando. Es una autoficción que no tiene que ser real, pero pasada por el filtro de mis sensaciones y de cómo lo vivo en mi imaginación". A partir de ahí espera ver la respuesta del público en la Región y luego en la Comunitat Valenciana, pendiente aún de cerrar funciones.